Seven Readers!!!
El fin de semana estuvo muy relajado. El domingo solo me levanté de la hamaca para recoger una orden de Sushi que tocó a mi puerta. Hace muchos días que no tenía un domingo de esta naturaleza (naturaleza hueva) y me ha encantado tenerlo.
Respecto a mi batalla con el Roedor, debo decir que el mentecato no ha caído aún. Eso si, ha destrozado una caja de galletas y penetrado hasta el alimento, haciendo que tenga que tirarlas. He puesto trampas por toda la casa, pero sus mecanismos de detección de las mismas han funcionado muy bien. Ya veremos, por lo pronto, sigo entrando con mucho sigilo a la cocina para tratar de evitarlo. Tiemblo solo con pensar que me lo voy a encontrar.
300…
Finalmente pude ir al cine el pasado viernes. Y he visto 300. ¿Cómo hablar de un producto, que si bien utiliza elementos del lenguaje cinematográfico (o audiovisual mejor dicho) no es en si un filme? Es complicado. A ver si puedo explicarme. El cine tiene dos vertientes que tienen que converger para que exista como tal: tomar cosas de la realidad y reproducirlas de manera artificial. Esta realidad puede sin embargo adaptarse dependiendo de la misma historicidad del cine como arte. A ello se debe que algo que no exista en nuestro tiempo o que incluso nunca haya existido, pueda ser resignificado por nosotros como algo posible. El problema de 300 es que esto no se cumple, no genera las condiciones para que esta resignificación se de, y por lo tanto no puede considerarse como una película. Yo más bien diría que se trata de un producto audiovisual – multimedia, sumamente tramposo y dedicado a conquistar a una audiencia que privilegia a lo visual por sobre el conjunto de elementos que han hecho del cine un arte. 300 está conformada por una serie de hermosos cuadros digitales, pero que carecen de un buen sentido narrativo.
Es posible que muchos argumenten de que se trata de un producto revolucionario o de vanguardia. No estoy de acuerdo, por que la vanguardia tiene que darse a partir de elementos ya existentes, y cuando éstos no se respetan, ni se reconocen, no puede darse un avance vanguardista. Por lo menos, éste no es el caso. 300 carece de credibilidad narrativa y eso me parece que es un enorme defecto.
Zack Snyder, no filma, simplemente construye, dibuja imágenes digitales y eso no puede considerarse como cine. En todo caso estamos ante un producto que tiene más relación con el universo del video clip y del spot publicitario, en donde el artificio es necesario para vender una imagen. Esto es notorio con la construcción de Sets virtuales y con el abuso del Slow y el Stop Motion, en las coreografías de las batallas, las cuales también carecen de credibilidad y se convierten en violentos ballets digitales, destinados a captar la atención del público y a vendernos la idea de “revolución” en el campo de lo cinematográfico.
Si bien, un producto audiovisual es siempre un difusor de ideas, me parece que las múltiples interpretaciones ideológicas que se han hecho de 300 son exageradas ( Esta, sin embargo me parece de lo más ingeniosa) Esto me parece que se debe a que el audiovisual, no asume un rol ideológico claro. Quizá el único que puede desprenderse es que los estudios hollywoodenses crean productos como 300, con el ánimo de seguir creando un “cine” que se asume como de vanguardia, pero que en realidad está destinado a fomentar el consumo poco inteligente de “algo” ¿Qué? No lo sé, pero esto no es cine, pues éste aún, a pesar de productos como 300, sigue manteniendo una identidad propia que lo define como un arte independiente y capaz de maravillarnos con sus propios elementos conformadores.
300, termina por ser un auténtico fraude.
Así las cosas hoy lunes…
Salud pues……