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martes, abril 01, 2014

De Un Apunte Sobre el Final de How I Met Your Mother...

Seven Readers!!...

(Este post quizá pueda dar indicios de que lo que ha sucedido al final de la serie. No son precisamente Spoilers, pero si no la han visto y planean hacerlo quizá deban detener aquí la lectura).

Algunos de nosotros podemos medir nuestras vidas en series de televisión. 
Si, ya sé, para muchos esta afirmación puede sonar como un desperdicio de tiempo y podrán argumentar - tal vez con gran razón - que la vida real está allá afuera, que hay mucho más en la existencia que una temporada de 22 capítulos. Pero cuando un producto audiovisual se conecta contigo, es inevitable no sentir que de alguna forma tu vida está mínimamente ligada a la ficción que ahí se cuenta. Por que lo interesante de todo relato ficticio es que en algún momento puede tocar ciertas fibras que lo conectan con la realidad propia. Cuando logra eso, los números de rating dejan de ser importantes y lo que estaba pensado para las masas, termina convirtiéndose en un asunto de carácter individual, en el que cada quien hace una apropiación de acuerdo a sus propios intereses, a su propia situación de vida.
How I Met Your Mother comenzó en 2005.  Aún me sigue pareciendo increíble que esta gran serie no haya tenido eco en América Latina. Canal Fox la programó en horarios infames, la dobló y nunca le dio el apoyo suficiente para convertirse en un gran éxito, por lo que para muchos de nosotros se convirtió en la primera serie que seguimos íntegra por Internet, lo que marcó la primera diferencia en relación a otros productos similares. 
Pero por supuesto no se queda ahí. How I Met Your Mother se convirtió en un producto de disfrute personal por dos razones fundamentales: era una simple historia cuyo mejor sustento eran sus personajes entrañables. Nunca tuvo la pretensión de cambiar a la televisión, nunca quiso ser revolucionaria. Por el contrario HIMYM se regodeaba en la simpleza de sus anécdotas y las hacía crecer gracias a Ted, Barney, Robin, Lilly y Marshall, personajes perfectamente definidos, indispensables y que reflejaban a un grupo compacto y diverso de amigos incondicionales. Eran una bandita como cualquier otra, como lo es quizá nuestra propia bandita. La segunda razón es el complemento de la primera: se trataba de retratar a seres ordinarios que atravesaban por diversas etapas de su vida en la eterna e indispensable búsqueda del amor. En otras palabras, eran personas que buscaban lo mismo que casi todos de los habitantes de este planeta. Cuando Ted Mosby conoce por primera vez a Robin Scherbatsky, se podía intuir que iba a venir una historia de amor y desamor, de encuentros, de desencuentros, de corazones rotos y de corazones que vuelven a unirse hasta encontrar a quien lo mantendrá para siempre en una sola pieza, en un estado de felicidad constante. Y ello va de la mano de un crecimiento, de un desarrollo tanto físico como emocional e intelectual. 



En los últimos minutos de la serie Lilly Aldrin busca con desesperación que sus amigos se mantengan unidos al menos en los momentos importantes, en aquellos que cuentan realmente para el anecdotario de la vida. Es probable que el tiempo ya no les deje verse con la regularidad permitida por años más juveniles, pero sabe que hay lazos que son irrompibles y que pueden superar a cualquier calendario, sabe que de eso se trata el estar vivos, que de eso se trata el amor que acompaña a la amistad verdadera. Y cuando uno entra a los albores de la madurez, cuando uno comienza a recorrer los primeros metros del último tramo, es cuando se entiende mejor una propuesta como la hecha por Lilly: no se trata ya de estar siempre, sino de saber cuando estar.
Siempre supimos algunas cosas: que Marshall y Lilly eran uno de esos extraños casos en los que el amor definitivo se encuentra en la juventud, que estarían juntos sin importar lo que les pasara en el futuro. Que Barney Stinson era un canalla adorable, alguien cuya fidelidad hacía sus amigos nunca estaba en duda y que iba a conocer al amor verdadero de la manera más inesperada. Siempre supimos que Robin iba a poner a su carrera por delante de todo, que iba a tener que pasar muchas cosas para estar con quien al final debería estar. Y, por supuesto, siempre supimos que Ted iba a conocer a la madre de sus hijos, que todas sus fracasos amorosos iban a ser recompensados por la dueña de un paraguas amarillo. 
Ayer terminó How I Met Your Mother y no puedo dejar de sentir un dejo de nostalgia al saber que no volverá en una nueva temporada. El final me ha parecido lleno de una ternura pocas veces vista en la televisión. No hay muchas series que se atrevan a finalizar de esa manera. Ha terminado con aspectos inherentes a la vida misma: nacimientos, muertes, reencuentros, amistad, padres, hijos...ha sido un colofón perfecto para una serie que se adentró profundamente en muchos de quienes la seguimos, una serie llena de momentos memorables.























Ha terminado una serie, ha terminado una era, una etapa de nuestra vida. No puedo dejar de pensar en todo lo que ha sucedido en este periodo de tiempo, en todas las vivencias, en mi propia bandita, en aquellos que llegaron más o menos por esos años y se han quedado, en los que aún siguen, en los corazones rotos, en los nuevos encuentros, en el renacer de la esperanza. Son 9 años acompañado de una serie a la que seguramente acudiré cuando la nostalgia se haga presente, como lo hago con The Wonder Years, con Lost, con 24, con The West Wing, con Cheers, como lo hace uno con esas ficciones que terminan siendo parte de tu propia historia.
Ha terminado un gran viaje, ha terminado How I Met Your Mother...y ha sido simplemente Legen...wait of it...dary...

Así las cosas hoy martes...

Salud pues......

viernes, diciembre 27, 2013

Del Mediático 2013 (II: Televisión)...

Seven Readers!!...

Continuamos con la tradicional lista de lo mejor del 2013. Toca el turno a la Televisión, todas las frases son tomadas de las series, sirven perfectamente para describirse a si mismas. Sin mayores preámbulos aquí vamos.

Series

Mejores Dramas

Game of Thrones


"The Lannisters sends their regards"

The Newsroom


"There is honor in being the loyal opposition"

Under The Dome


"The Pink Stars are Falling"

Homeland


"This is the only place where I Can find Peace"

Breaking Bad


"Shut the Fuck off and let me die in peace"

Boardwalk Empire


"The Only Thing that You Could Count on is Blood"

Orange is The New Black


"The truth is gonna make you her bitch"

Once Upon a Time


"The future isn't always what it seems. I will see You again".

The Following


"And so We Begin"

Peores Dramas

Scandal


"I'm not a toy that You can play when your bored or lonely or horny"

Marvel's Agents of S.H.I.E.L.D


"With great powers comes...a tone of weird crap You are not prepared to deal with"

Revolution


"Thank You, for a truly horrific evening"

Grey's Anatomy


"It was a revolutionary glob of spit"

DaVinci's Demons


"Our life is made by the death of others"


Mejores Comedias

The Big Bang Theory


"How can You not be happy? You're tall thin and famous...Oh My God, I'm Jealous of Sheldon"

How I Met Your Mother


"One ticket to Farhampton please"

Veep


"That's Washington D.C. - District of Counts"

Modern Family


"He's a weird man. He's like Phil except I have to pay for Him".

Arrested Development


"¡Mouse Behind You, Mouse...Mouse!"..

Back in The Game


"See You on the field, Dick"

Mom


"My daughter is an easy laid and is not my fault"


Peores Comedias

Super Fun Night


"I just ordered four consolation pizzas. They're on their way"

Two and a half Men


"We're both like two lonely socks that want desperately to keep someone's feet warm"

Two Broke Girls


"I mean, it's life: lower your expectations"

Mike & Molly


"When you go on vacation is kind of vacation for all of us"

La Joyita que nadie vio (y por eso fue cancelada)

Camp


"Welcome to Little Oater Family Camp"

El suceso del año en la televisión

The Day of the Doctor


"Great men are forged in fire. It is the privilege of lesser men to light the flame. Whatever the cost"

Serie Latinoamericana del Año.

Sr. Ávila


"Cualquiera puede ser asesino si tiene el motivo adecuado"

Peor remake en la historia de los remakes

Gossip Girl Acapulco


"¿Tú también crees que me veo bota, verdad?...¡Kill me now!...

El adiós más sincero


"Farewell"

Personaje del año en la Televisión

Vince Gillian


Así la TV del 2013...

Salud pues......

Falta: lo mejor y lo peor del cine...

sábado, noviembre 09, 2013

De Back in The Game o la Comedia del Beisbol...

Seven Readers!!...

Hace un par de semanas leí una encuesta hecha por el portal Terra en la que cuestionaron a los aficionados al deporte sobre las 10 disciplinas deportivas más aburridas para ver por televisión. El beisbol ocupaba el segundo lugar. Admiro a las personas que pueden pasarse tres horas frente a una pantalla mirando un juego de pelota pues supongo que cultivan a la paciencia como una de sus mejores virtudes.
Yo solo soy fanático del mal llamado “Rey de los Deportes” cuando la ficción se apodera de él. El cine, por ejemplo, nos ha regalado verdaderas joyas en las que el beisbol funciona perfectamente para contextualizar historias insertas en un contexto beisbolero pero que terminan siendo más trascendentes que el juego en si. Filmes como The Stratton Story, The Natural, The Field of Dreams, For the Love of The Game, Trouble With The Curve o la fantástica Bad News Bears (la versión original con Walter Matthau) son algunos ejemplos de cómo el beisbol es mejor cuando pasa por el cuarto de edición y el montaje final deja solamente los momentos emocionantes del juego.

La televisión también ha tenido algunas series que van sobre el beisbol. Quizá la mejor de los últimos años sea Eastbound & Down, protagonizada por Danny McBride y que narra la decadente historia de un pitcher de Ligas Mayores cuyos excesos terminan con su carrera. Pero en el paquete de estrenos que las cadenas norteamericanas entregaron en otoño, se encuentra una joyita que toma al beisbol como pretexto para contar una hilarante y entrañable historia: Back in the Game, una virtuosa comedia plagada de entrañables personajes y que narra la historia de una familia disfuncional ligada profundamente al diamante de juego.


Terry Gannon Jr es una mujer treintañera que acaba de pasar por un complicado proceso de divorcio, su vida cambia de manera radical al convertirse en una madre soltera. Obligada por las circunstancias Terry tiene que irse a vivir con su padre Terry Gannon Sr. - mejor conocido como “The Cannon” - con quien mantiene una relación compleja y hasta cierto punto distante desde que Terry dejó el hogar paterno para irse a la universidad en la que destacó como una gran estrella de Softball. Danny, su hijo, intenta jugar en un equipo de ligas pequeñas cuando descubre que la chica que le atrae tiene cierta debilidad por los beisbolistas. Danny descubrirá que el talento para jugar no es hereditario y será cortado del equipo del que esperaba ser parte. Es ahí cuando Terry decide formar una novena con todos aquellos chicos que han sido rechazados. Nacen entonces los “Angles” (tendrán que ver la serie para saber el origen de tal nombre) y a partir de ese momento el beisbol servirá como pretexto para narrar una historia en la que la familia termina por ser el factor más importante.
Maggie Lawson es la actriz encargada de dar vida a Terry Gannon. Una actriz carismática y cuya interpretación transcurre con sorprendente naturalidad. Es particularmente hábil al enfrentarse a las caos existencial planteado por los guionistas pues dentro de su aparente fragilidad está una mujer fuerte y dispuesta a salir de sus problemas personales, por lo que el espectador terminará sintiendo gran empatía por el personaje. Pero quien termina por darle fuerza al programa es James Caan. Legendario actor de carácter, Caan explota al máximo su vena cómica en Back in The Game. The Cannon parece ser un tipo desobligado y egoísta, pero es evidente que detrás de cada palabra, de cada disparatada acción, The Cannon ama profundamente a su hija y a su nieto Danny a quien tratará de enseñar a jugar beisbol  y a enfrentarse a la vida con métodos poco ortodoxos, pero efectivos. Caan amplia su registro actoral a niveles poco mostrados en su carrera (solo recuerdo haberlo visto en una comedia: Mickey Blue Eyes) para generar una de las mejores actuaciones de su amplia trayectoria. El pequeño Griffin Gluck es quien le da vida a Danny y su personaje se convierte en un elemento indispensable para darle cierto balance a un núcleo familiar que sin él estuviera completamente perdido.
Back in the Game está llena de momentos hilarantes. Su ritmo narrativo, un guión plagado de situaciones ordinarias y familiares y lo bien delineado de sus personajes, generan un programa en el que es imposible dejar de reírse pues por momentos trae lo mejor de un sub género cómico que curiosamente lleva el nombre de un lanzamiento de beisbol: el Screwball. La serie funciona porque todos sus personajes terminan por ser arrastrados por las situaciones creadas en el campo de juego y que – insisto – repercuten en la vida cotidiana de quienes aparecen en pantalla. Pero sobre todo, estamos ante un programa de televisión que revalora el concepto de familia, dando al traste con arcaicos conceptos tradicionales que insisten en pensar que en pleno siglo XXI aún existe un modelo único para describir a los núcleos familiares, cuando es evidente que este ha evolucionado sin que ello implique ninguna perdida sobre todo en términos de relaciones afectivas entre sus miembros.
Una delicia que no pueden perderse cuando llegue a Latinoamérica, sean fanáticos del beisbol…o no.


Así las cosas hoy sábado...

Salud pues.......

lunes, septiembre 23, 2013

De la Resaca del Emmy 2013...

Seven Readers!!...

El Emmy tiene una importancia relativamente nueva entre las audiencias latinoamericanas. En los tiempos en los que la televisión abierta era la dominante, el premio pasaba literalmente desapercibido entre los televidentes ubicados al sur del Río Bravo. Las cosas han cambiado con el desarrollo tecnológico y con la consiguiente globalización de contenidos que éste ha traído consigo. Por eso ahora el Emmy es todo un acontecimiento entre el público de prácticamente todo el planeta pues las series, programas y actores nominados, forman parte de nuestra parrilla habitual de consumo televisivo.  La Academia de Ciencias y Artes de la Televisión parece estar cada vez más consciente de lo anterior y se ha preocupado por generar un show de carácter global, con personalidades que sean representativas de los tiempos que vive la pantalla chica de nuestros días, es decir una ceremonia, entretenida, ágil e inteligente, con la cual los espectadores puedan interactuar a través de las redes sociales. 
La entrega del Emmy quizá se ha convertido en el programa de premios hollywoodense más divertido y democrático que existe. Es divertido porque está lleno de grandes momentos, porque es capaz de emocionarte con un discurso como el de Edie Falco durante su homenaje a James Gandolfini y al mismo tiempo permitirse geniales irreverencias como la de Will Ferrell al momento de presentar los principales premios de la noche; y es democrático porque premia contenidos de fácil acceso con los que se guarda una relación realmente estrecha pues convivimos con ellos de manera semanal desde la comodidad de nuestros hogares, agradeciendo con nuestra preferencia cuando nos tratan como seres pensantes, inteligentes y participativos. Una muestra de lo anterior fue Twitter, esa nueva ágora virtual de pasiones y opiniones, convertida ayer en un hervidero en el que muchos aclamaron al máximo el triunfo de sus favoritos o se lamentaron cuando un actor o actriz que forma parte de nuestra serie favorita no se llevó el premio a casa.



La de ayer fue una gala llena de sorpresas, quizá como el fiel reflejo de un año televisivo que resultó sorpresivo por la calidad de los contenidos presentados y por la gran diversidad de los mismos. Resultó una sorpresa el triunfo de Modern Family en la categoría de Comedia y - curiosamente - ello le restó ese factor a la victoria de Breaking Bad en el terreno del drama, pues después de haber caído en otras categorías la serie protagonizada por Bryan Cranston - que llegó a su final el día de ayer - iba a ser reivindicada por la Academia con el premio más importante de la noche.
En el campo de la actuación, fue enorme el triunfo de Jeff Daniels por The Newsroom (quizá el mejor drama que existe actualmente e ignorado por la Academia en otras categorías). Pocos personajes pueden generar tal empatía como lo hace Will McAvoy pues encarna a uno de lo símbolos de la televisión de toda la historia: el presentador de noticias, el periodista que se convierte en la voz de su auditorio. Daniels ha logrado un rol lleno de matices, capaz de transmitir una energía contagiosa y unos minutos después generar gran ternura. McAvoy es en si mismo ya una leyenda y lo de ayer solamente es la coronación de un gran trabajo no solo del actor, sino de todo el equipo que lidera el genial Aaron Sorkin.



Era evidente que la espectacular Clare Danes repetiría en la categoría de mejor actriz en serie dramática. La leyenda de Homeland se ha construido alrededor de Carrie Mathison, de su particular paranoia y de su lucha para encontrar la estabilidad en un contexto en el que eso es literalmente imposible. Los premios a Jim Parsons y Julia Louis - Dreyfus también resultaron merecidos. Sheldon Cooper es sin lugar a dudas el personaje más divertido que existe en la comedia de nuestros tiempos y Selina Meyer ha resultado en una fantástica parodia de la frivolidad política que existe actualmente no solo en la Unión Americana sino en el mundo entero. Parsons además nos regaló uno de los momentos más emotivos de la gala.



Es inevitable hablar de los grandes olvidados de la noche. Sigo sin entender porque Emily Mortimer no ha alcanzado una nominación como actriz de reparto en serie dramática por The Newsroom. McKenzie Mchale es el personaje que catapulta en gran medida al interpretado por Daniels. Es el mismo caso de Mayim Bialik y Kaley Cuoco en Big Bang Theory. Los mejores momentos de Sheldon Cooper se dan cuando comparte el escenario con Amy Farrah Fowler y la bella Penny.
Por supuesto la Academia continua con su inexplicable desprecio a Game of Thrones, serie que nos ha regaló este año una temporada memorable. Alguien escribía ayer en Twitter que el capítulo en el que fuimos testigos de la Boda Roja merecía por si mismo todos los premios del mundo. Estoy de acuerdo, aquel fue uno de esos momentos definitivos en la historia de la televisión, un antes y un después. Tal vez fue demasiado grande para merecer un solo premio, pero en algún momento la Academia tendrá que rectificar y reconocer que Game of Thrones es la mejor serie de la década (Spoiler a continuación).



Termina así el año televisivo. Se despidieron clásicos de nuestro tiempo como Dexter o la misma Breaking Bad. Otras series están por estrenar su última temporada (muchos ya sentimos nostalgia por el final de How I Met Your Mother) y nuevas joyas como Under The Dome, The Bridge o Camp comienzan a labrar su propio camino. Lo cierto es que quienes vemos televisión habremos de recordar al 2013 como uno de los mejores años para la ficción televisiva. Los Emmys del pasado domingo solo fueron un pequeño botón de muestra de lo grandiosa que ha sido una pantalla que ya no es chica sino que es globalmente gigantesca, emocionante y cada vez más inteligente.

Así las cosas hoy lunes...

Salud pues.......