Seven Readers!!
Ah mis estimados Seven Readers, no hay duda que nuestra República vive momentos de “bananerismo” Ayer por primera vez en mucho tiempo estuve de acuerdo con algo que dijo Ciro Gómez Leyva: Le llamó a Ulises Ruiz, Gobernador Bananero. Y tiene razón. Cuando uno mira al gobernador de Oaxaca, uno no puede evitar pensar que estamos ante un personaje rupestre sin ningún tipo de visión de estado, que hace política al más viejo estilo del viejo régimen (aunque a lo largo de estos seis años de foxismo, siempre me he repetido la misma pregunta: ¿Se fue el viejo régimen? Cada día que pasa me convenzo de que sigue presente y está más vivo que nunca) y que no es capaz de ver más allá de sus propios intereses.
Ruiz es un gobernador que llegó al poder a través de una de las elecciones de estado más descaradas de los últimos años. Apoyado al máximo por otra de las joyas de la política nacional José Murat, Ruiz se ha empeñado en mantenerse a costa de todo y de todos en el poder.
Ayer mientras salía de la mesa de negociación en la que increíblemente el tema de su renuncia nunca estuvo a discusión, Ulises Ruiz se ufanó ante los medios de comunicación: ''No voy a renunciar, no voy a pedir licencia, no es una salida para resolver el conflicto (...) Nadie está por la represión, hay que aplicar la ley y el estado de derecho''. Siguió pues en el tono que le caracteriza: autoritario y políticamente estrecho.
Y seguirá confiado y hablando con seguridad, por que si hay algo que nos ha quedado claro, es el respaldo que el gobierno de Vicente Fox le está dando a un personaje que representa a la antítesis de la democracia. No debería sorprendernos el doble discurso de la Presidencia, pues esta ha sido una de sus características: se dicen demócratas pero al mismo tiempo defienden a la antidemocracia. Existe una obsesión por mantener en el poder a Ulises Ruiz a costa de todo y las razones para ello tienen un trasfondo post electoral, aunque tanto el Presidente como su pío Secretario de Gobernación han insistido que una cosa no tiene que ver con la otra.
Pero tendríamos que pensar en el discurso esgrimido por Fox y compañía desde el tres de julio pasado. Un discurso en el que se ha insistido en un punto por encima de todos los demás: la fortaleza de las instituciones.
Ahora imaginen ustedes ¿qué mensaje se le estaría enviando a la nación, si por la presión de un movimiento social, se permitiese la caída de un gobernador? ¿querría decir entonces, que la movilización social puede ser más fuerte y legítima que una autoridad institucional? ¿Tal vez esto quiero decir que las instituciones del país no están funcionando maravillosamente como se intenta ver desde la óptica del gobierno? Es evidente que al foxismo en particular y a las cúpulas de poder en general les preocupa de sobre manera que a través de las protestas, de las tomas de calle y de la movilización de un grupo de inconformes se pueda ejercer presión para cambiar a una institución como lo es en este caso el gobierno de Oaxaca. ¿Qué pasaría si llevásemos el asunto a niveles nacionales? Por lo tanto, hay que defender el orden institucional a costa de todo, pues de esa forma se busca enviar un mensaje claro: la movilización social no funciona, no sirve y las instituciones están incluso por encima de los reclamos de la sociedad.
El problema está en que la presión por el envío de la fuerza pública aumenta. Todos sabemos las consecuencias que podría acarrear la entrada de la PFP y la Armada (que son los dos organismos que se maneja, intervendrían en Oaxaca) pero valdría la pena preguntarnos: ¿Vale la pena derramar sangre por la defensa de alguien como Ulises Ruiz?
La fuerza pública debe utilizarse como último recurso y de manera justificada. Podrá decirse que se están afectando los intereses de terceros, que existen pérdidas económicas en la zona de los bloqueos, que las clases están interrumpidas en la entidad; pero nada de ello justifica el desalojo, pues no se garantiza con el uso de la fuerza del estado que los miles de maestros regresarán a las aulas y que las protestas no continuarán una vez que la PFP haya abandonado la plaza (a menos que pretendan dejarla ahí para siempre y que vayan a buscar a los maestros uno a uno para obligarlos a regresar a clase).
Por lo tanto no hay que ir más allá. El asunto de la renuncia (o la petición de licencia) del bananero Ulises Ruiz, tiene que ponerse sobre la mesa, independientemente de los costos políticos que ello pueda acarrearle al régimen. El foxismo (y también el calderonismo) tiene que dejar la férrea defensa que hacen del gobernador para comenzar a destrabar el conflicto (y claro, también la APPO tiene que dar muestras de apertura, aunque ayer dio una: liberaron las instalaciones de uno de los grupos radiofónicos que habían tomado) y la única es, poner a discusión el asunto de la salida de Ruiz. Éste por su parte, tendría que dejar la soberbia y pensar si su salida, podría ser lo mejor tanto para su estado como para su país, pero ello resulta prácticamente impensable. En su pequeñez, Ruiz parece verse a si mismo como un inamovible señor feudal que está más allá de cualquier protesta en su contra, el pueblo no importa, importa él y el aseguramiento de sus posiciones e intereses políticos.
Y mientras tanto, nuestras instituciones bananeras serán defendidas al máximo, de ello podemos estar completamente seguros…
Así las cosas hoy jueves…
Salud pues…
3 comentarios:
Opino igual que tú, Dave. Esto ya no se trata de una lucha a favor de "las instituciones", o "del pueblo de Oaxaca", como lo mencionan tan rimbombante... Es una vulgar lucha de poder.
y es que eso de estar de acuerdo con Gómez Leyva, está cañón...
Chale.
KIX: yeah...estamos de acuerdo...
Amiguiz: uts...si, no sabes...que cañón está el asunto de estar de acuerdo con él...
Saludos a las dos...
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