lunes, febrero 25, 2013

De la Resaca del Oscar 2013...

Seven Readers!!...

Cuando Michelle Obama apareció para nombrar al ganador de la categoría de mejor película en la ceremonia del Oscar 2013, algo quedó muy claro: el cine para los norteamericanos es una prioridad nacional, y lo es, porque entienden la importancia de una industria cultural como la hollywoodense en la expansión de sus ideales "democráticos", en su incrementar su dominio en términos económicos y, por supuesto, en los ideológicos. No es entonces un accidente que Argo, una película  bien filmada pero que dista mucho de ser considerada como una obra maestra, se haya impuesto en la categoría de mejor película. 
Se trataba de reivindicar al cine norteamericano luego de que el año pasado una cinta francesa terminó imponiéndose en la principal categoría. Y había que hacerlo a través de un filme que contara un acto heroico de un grupo de norteamericanos, que mejor si ese acto incluía a Hollywood. Esa me parece es la única razón por la que Argo ganó el Oscar. Lo que me resulta aún inexplicable es que - salvo los Independent Spirit Awards - haya ganado todo en esta temporada de premios: el Globo de Oro, el BAFTA, el SAG y un largo etcétera. Y no me puedo explicar esa razón porque una parte de mi se resiste a pensar que la sujeción económica e ideológica que ejerce la industria a través de la Academia haya sido tan contundente como para pernear en todas las entregas de premios previas a la noche del Oscar. Incluso, en este mismo blog, el inocente tecleador se atrevió a decir que los Globos buscaban marcar una diferencia con el Oscar y tratar de dejar de ser la llamada "antesala" de ese premio. Es lamentable que solo lo sean en términos meramente televisivos y no al momento de elegir a su ganadores en términos artísticos. 
Lo mismo ha sucedido el día de ayer: Los Miserables, Liconln, Django, Life of Pi, Silver Linnings Playbook y Amour eran, en más de un sentido, infinitamente superiores a Argo. Pero la Academia fue contundente al otorgar el Oscar en la principal categoría a la cinta de  Ben Affleck, como si tratara de decir lo siguiente: "todos los demás siguen el camino que yo les dicto", aún que ese camino esté salpicado de tintes patrioteros.



El triunfo de Argo era tan evidente que la Academia trató de mostrar una cara equitativa al repartir los premios entre todas las películas nominadas e incluso se dio el lujo de declarar un empate en la categoría de mejor edición de sonido (algo que no se daba desde 1968). No hubo entonces una película que ganara más de 4 estatuillas, no hubo una película dominante, no hubo una gran sorpresa. El triunfo de Ang Lee como mejor director fue muy merecido pues su película, Life of Pi, es una maravilla tanto en términos temáticos como artísticos. Los Oscares a Anne Hathaway, Christopher Waltz y Daniel Day Lewis, no sorprendieron a nadie. Quizá el único momento más o menos inesperado de la noche fue la victoria de Jennifer Lawrence cuando todos marcaban como la gran favorita a Jessica Chastain.
A pesar de lo anterior, creo que no fue una ceremonia aburrida, pero que pudo haber dado mucho más particularmente porque se homenajeaba al musical, el género hollywoodense por antonomasia. Si bien uno de los mejores momentos fue la interpretación del elenco de Los Miserables de un fragmento de su obra, creo que el homenaje a Chicago y a Dreamgirls fue muy precipitado, pues ambas cintas distan mucho de ser consideradas aún como grandes clásicos. En todo caso, si quería homenajear al musical ¿por qué no hacerlo a toda la historia del género?, ¿Por qué no presentar números alusivos a Cantando Bajo la Lluvia, West Side Story o Grease? Creo que hubiésemos tenido una ceremonia más espectacular,  más emotiva y más cinematográfica.



Seth McFarlane hizo un trabajo más que aceptable como presentador de la Gala, pero aún está lejos de presentadores de la talla de Billy Cristal. Su gags fueron ocurrentes y lo mejor fueron la interacción con William Shatner y las canciones que interpretó. En resumen, estuvo a la altura.


Se termina la temporada de premios de este año. Creo que el Oscar  para Argo significa un grave retroceso para la Academia, pues más allá de afianzar el maridaje existente entre el cine norteamericano y la Casa Blanca, es un triunfo que demerita a quienes si están filmando grandes películas. En un año en las que tuvimos muchas, que un filme bastante promedio gane solo indica que siguen pesando más los intereses fuera de la pantalla, que lo que se mira finalmente a través de la misma.

Así las cosas hoy lunes...

Salud pues.......


lunes, febrero 18, 2013

De Los Miserables...

Seven Readers!!...

¿Por qué Los Miserables sigue siendo una obra emocionante? Por su universalidad. Entiéndase ésta como la virtud de presentar temas que son perennes en el tiempo y aplicables practicamente a cualquier sociedad, aunque no se si ello necesariamente hable bien del desarrollo que la humanidad ha tenido durante todos estos años. Los Miserables aborda cuestiones como la injusticia, la pobreza, la virtud, el sacrificio, la lucha por la igualdad y la libertad. Víctor Hugo fue uno de esos genios que pudo prever algunos de los cánceres más profundos de occidente y cuya extirpación duraría años o quizá siglos. Y es que aún en esta moderna sociedad del Siglo XXI podemos encontrarnos con la pobreza extrema, con la injusticia y con la lucha por la libertad como una de las utopías que nos permiten avanzar, aunque  sea con pasos muy pequeños.
Si la novela de Víctor Hugo es emocionante, lo es más cuando a partir de ella Alain Boublil y Claude-Michael Schönberg la toman como base para realizar un musical, pues añadieron a una gran obra un elemento cuya capacidad de emocionarnos trasciende también épocas: la música. El resultado: una auténtica epopeya cuyo éxito teatral fue literalmente inmediato. La partitura de Los Miserables está llena de grandes momentos que transitan por las emociones que  nos mueven como seres humanos: el amor, el dolor, la esperanza, la fraternidad, el perdón. 
El cine ha filmado muchas versiones de la obra del francés (aunque la mejor versión, para mi, es la miniserie de Televisión que en el 2000 protagonizaron Gérard Depardieu y John Malkovich) pero nunca se había atrevido a llevar a la pantalla al musical de Boublil y Schönberg, quizá por dos razones: la primera porque se trata de una obra de culto, amada por miles de personas que han caído rendidos antes las emocionantes piezas musicales y que había que ser tratada con el respeto que merecen todos los clásicos. La segunda tiene que ver con la transcripción del lenguaje del teatro al audiovisual. No hay que olvidar que la puesta teatral  tradicional tiene, salvo algunas excepciones,  solamente un punto de vista: el del espectador hacía el escenario. El cine en cambio ofrece una diversidad de los mismos y el público puede ser confrontado con diferentes ángulos que permitan apreciar una escena desde diversas posiciones. Por lo anterior, el trabajo de planificación tendría que llevar a la audiencia a vivir una nueva experiencia, una en que la narración cambie completamente a partir de los planos cinematográficos y de la unión de los mismos dada por el montaje. Finalmente alguien se atrevió a correr los riesgos que estas dos razones traían consigo: el director Tom Hooper.



Es difícil saber con certeza lo que sucedió durante el proceso creativo del filme. Sin embargo, puedo especular a partir de lo visto en pantalla. Hooper tenía ante si los dilemas planteados anteriormente, ¿qué hizo? tomó dos decisiones puramente cinematográficas: la primera fue acercar la cámara a los actores durante arias del musical que contienen una gran carga dramática. El mejor ejemplo es la grandiosa secuencia de "I Dreamed a Dream". Hooper mantiene un solo encuadre durante toda la pieza musical. Se trata de un close up, sin ningún tipo de corte al personaje de Fantine. Cuenta para ello con la colaboración de una fantástica Anne Hathaway cuya interpretación cargada de dolor y desesperanza generan un momento catártico, brutal y emocionante. Hooper repetirá esos acercamientos a los personajes en más de un momento, como si quisiera marcar que esa intimidad solo puede ser mostrada por el cine, jamás por el teatro. Tendrá otros momentos similares, siempre con la cámara sobre los personajes, siempre tratando de mostrar con esto lo más profundo de sus sentimientos. La otra decisión es diametralmente opuesta: Hooper irá de lo íntimo a lo espectacular. Nos recordará que el Musical es un género épico, en el que la cámara siempre se encuentra en movimiento, en el que los sets son amplios, enormes, en los que se pueden recrear grandes y fantásticas secuencias. La película adquirirá entonces tintes de epopeya, de grandeza.



Encuentro a un filme con un reparto sólido, actores que demuestran grandes capacidades tanto vocales como interpretativas. El Jean Valtjean de Hugh Jackman es enorme desde su primera aparición en pantalla. Jackman es capaz de proyectar las diferentes etapas de la vida del personaje y los conflictos a los que se va enfrentando con el desarrollo de la historia. Su interpretación está llena de matices, de momentos de gran ternura y humanismo. En contraparte el Javert de Rusell Crowe es sobrio, poco expresivo, un hombre sin la capacidad de comprensión y de empatía por el ser humano que llega a sentir Valtjean. No se trata de un villano, sino del perfecto antihéroe, alguien que no encaja fuera del mundo que conoce: el del rigor y la disciplina policial . Hathaway tiene la fragilidad y la fortaleza para interpretar a un personaje tan importante como Fantine. Sacha Baron-Cohen, Amanda Seyfried, Helena Boham-Carter, Samantha Barks y Eddie Redmayne completan a un fuerte ensamble de actores y que entran en el tono de la película.
Al final creo que Los Miserables tiene una gran característica, algo que comparten el musical (tanto el teatral como el cinematográfico) las películas, las series de televisión y, por supuesto, el libro clásico de Víctor Hugo: más allá de un producto artístico se trata de una experiencia. Una experiencia capaz de generar una gran cantidad de emociones. En este caso es una de esas películas con las que uno puede dejarse llevar por la historia, por lo grandioso de su música, por lo espectacular de sus secuencias, por las tragedias de sus personajes.
Saliendo del cine, alguien me dio la mejor reacción, la mejor reseña que puede darse a una obra como Los Miserables: "Tengo un manojo de emociones por fuera, pero una sonrisa en el corazón". Eso, sin duda solo lo consigue una auténtica obra de arte.
Un logro.

Así las cosas hoy lunes...

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