jueves, noviembre 25, 2004

Convención de Star Wars en Mérida

La semana pasada se llevó a cabo un en nuestra ciudad el evento denominado como Primera convención internacional de Star Wars en el sureste de México. Esta convención se llevó a cabo en el centro de convenciones Siglo XXI y, en teoría, se trataba de hacer un viaje al Universo generado por las películas conocidas en México como La Guerra de las Galaxias, principalmente, a las filmadas entre 1977 y 1983.
Pocas cosas que decir en realidad de un evento que realmente dejó mucho que desear. Una inauguración desangelada y en la cual los organizadores, cometieron un gran pecado que como fanático simplemente no pude perdonar: mutilaron el audio original yuxtaponiendo sobre las imágenes un audio que pretendía ser gracioso, pero que distaba mucho de serlo. Por el contrario, este atentado contra la cinta original simplemente marcaba el inicio de lo que sería un evento dedicado a la mercadotecnia y que hacía a un lado lo realmente importante en relación a Star Wars: El cine.
Me doy cuenta que Star Wars, así como otras productos de la cultura popular, ha dejado de ser una simple obra fílmica y se ha convertido en parte de una franquicia que accidentalmente tiene una serie de filmes dentro del paquete. La convención fue un ejemplo de esto. Basta con hacer una revisión de los títulos de las conferencias del pasado fin de semana para darnos cuenta de esto: “Empaques de Comida y Bonus alrededor del mundo”, “El perfil del coleccionista”, “Empaques de figuras de acción vintage de todo el mundo”, “Artículos de Starwars” y, la que de plano me parece increíble, “Juguetes nunca producidos” entre otras. En otras palabras, salvo la conferencia en al que participó Peter Mayhew hablando de un solo personaje y su participación en las cintas, el cine estuvo ausente en las pláticas.
Conforme paseaba por los poco originales stands que vendían prácticamente los mismos productos (Salvo el de la casa Lego) me daba cuenta que se trataba de un evento meramente mercadológico, más que un evento de carácter fílmico. Es triste ver, como las películas que tanto emocionaron a muchos y que poseían muchas virtudes cinematográficas, se han convertido, gracias a las grandes trasnacionales, en simples comerciales de dos horas de duración cuyo único objetivo es vender otro tipo de productos como juguetes, gorras, comida y algunas otras cosas, promoviendo así una cultura consumista por sobre una cultura de apreciación del arte y sus valores.
Recuerdo hace algunos años asistir a una conferencia impartida por un musicólogo de San Francisco, que había versado sus investigaciones en el impacto emocional que tiene la música de las películas de Star Wars en quien decide verlas. Recuerdo a este conferencista, resaltando los valores artísticos de la partitura original, así como la manera en la que su compositor John Williams, había integrado las diversas tonalidades en la música de la película para crear efectos de sentido de la mano de la imaginería visual de las misma. Fue una conferencia rica en detalles y que hablaba de una investigación de carácter artístico muy cuidada y detallada. Era una conferencia que resaltaba el uso del arte que al servicio del arte. Aquella conferencia fue mejor que todas las de la convención de Star Wars, por que resaltaba algo que realmente tiene un valor trascendental para la humanidad el arte, Y sigo estando plenamente convencido que la trilogía original de Star Wars tiene un gran valor artístico y que este es mucho más importante que los empaques de comida rápida con motivos alusivos a el universo de Star Wars.
Fue muy triste para un cinéfilo como yo lo sucedido la semana pasada en Mérida. Me doy cuenta que Star Wars es ahora el mejor ejemplo de que en muchos casos, el cine está al servicio de otras industrias y que su valor artístico ha quedado relegado por lo que la publicidad y la mercadotecnia puedan generar. Las películas son ahora simplemente parte de un paquete de ventas, y han dejado ser importantes por si mismas.
Pero, también me queda claro que George Lucas es el gran culpable de esto. Con su obsesión por hacer un cine en el cual la tecnología sea lo más importante por sobre aspectos cinematográficos elementales como un guión bien estructurado, sobre todo en los episodios I y II filmados en años recientes, ha ayudado a generar espectadores deslumbrados por la tecnología y que pretenden, con la adquisición de productos relacionados con las cintas, tener un mímimo pedazo de esa ilusoria tecnología presentada en los efectos visuales de las más recientes películas.
Lucas tiene la posibilidad de reivindicarse con los cinéfilos del mundo con el episodio III. De hecho el único momento cinematográfico importante, y el único emocionante, en la convención pasada fue cuando vimos el trailer del episodio III la venganza del Sith. Por 3 minutos me emocioné, pues pude ver destellos de drama, aventura y pasión, ausentes por completo en los episodios I y II. Ojalá y así sea, y que los nuevos fanáticos comprendan que el cine es realmente lo que importa, y que lo demás son simplemente artículos destinados a sangrar nuestro bolsillo en beneficio de algunos cuantos. Ojalá que también, los organizadores de este evento lo entiendan así, y que el próximo año, si es que hay convención, el verdadero protagonista de la saga de Star Wars aparezca. Que finalmente, alguien hable de cine.


viernes, noviembre 12, 2004

Peter Pan

Peter Pan
Siempre he sostenido que en la literatura y el cine fantástico, encontramos muchos de los anhelos, deseos y esperanzas que como seres humanos tenemos. Creo firmemente, que cuando una obra de fantasía se encuentra realizada correctamente, este puede ser un reflejo del mundo real. Hay quien sostiene que el leer un libro o ver una película de fantasía, representa una forma de escapismo de la terrible realidad por la cual atravesamos de una manera u otra quienes habitamos este complejo planeta tierra. No estoy muy de acuerdo. Leer o ver este tipo de obras, muchas veces suele enfrentarnos a nuestros propios complejos y temores, y a descubrir quienes somos realmente y hacía donde soñamos con dirigir nuestros destinos y al encontrarnos con esto, una película o libro de este tipo, podemos enfrentarnos brutalmente a lo que somos como individuos.
Peter Pan es una de esas obras de literatura fantástica en cuyo interior encontramos complejos y dualidades propias de los seres humanos a las que normalmente siempre hemos tenido temor de enfrentarnos. Desafortunadamente para la obra, casi siempre solemos asociarla con la versión cinematográfica de Walt Disney, edulcorada con toda la filosofía disneyana de la literatura. Afortunadamente, la reciente adaptación del clásico escrito por Barrie dirigida y escrita para la pantalla por P.J. Hogan presenta una versión mucho más compleja, y hasta cierto punto oscura, de la fantástica y alucinante historia de El niño proveniente del país de Nuncajamás.
Cuando esta película llegó a la cartelera meridana, tuve que evitarla. La razón: la película solo llegó a las carteleras meridanas dobladas español, y no estaba dispuesto a escuchar al deliciosamente británico Capitán Garfio con acento de Polanco. Así que finalmente, me esperé al DVD y pude ver una de las mejores películas fantásticas que he visto en muchos años.
Visualmente impecable, la película es bastante fiel a la obra literaria. Peter Pan sigue siendo ese niño rebelde y aferrado a la idea de nunca querer crecer. Garfio es un alter ego brillante, pero lo interesante de la película de Hogan es que Garfio y Peter son, tal y como lo ideó Barrie, el mismo personaje. En Garfio, pan se mira si mismo al crecer y eso le aterra. A ambos les aterra terriblemente la idea de enfrentarse a la soledad, pero muy en su interior se saben solitarios y perdidos en un mundo que no termina nunca por aceptarlos. Para ello han adaptado su lucha contra el mundo, a una lucha entre las dualidades que ellos mismos representan. Hogan marca claramente esto en su película, y los demás personajes actúan en función a mantener esa dualidad que a la vez, le trae un equilibrio emocional importante a los personajes de la cinta.
Con actuaciones espectaculares, especialmente la de Jason Isaacs como el capitán Garfio, la película fluye con naturalidad mostrándonos el que quizá sea el mayor temor de quienes habitan este planeta: el temor a crecer y a enfrentarse con las responsabilidades de la vida adulta, pero al mismo tiempo a disfrutar de cosas y situaciones que también llegan con la madurez, como el amor. Esa es sin duda, la mayor lección de una cinta aparentemente intrascendente como lo es Peter Pan, pero que en su interior tiene estas y otras verdades, que la convierten en una película terriblemente cercana a nuestra propia realidad.