martes, octubre 31, 2006

De Foxilandia...

Seven Readers!!

So life goes on...

Foxilandia debe ser un lugar hermoso. Un lugar en el que los campos son verdes, de los árboles nacen algodones de azúcar y en el que la gente vive feliz en sus changarros. Todos tiene volcho, y si hay un problema, éste se resuelve en cuestión de quince minutos. Además, la paz social reina por que la policía está ahí para proteger, servir y cuidar. Si, Foxilandia es maravilloso. Un país en el que los hijastros del gobernante en turno, se reparten los pedazos del reino, sino que nadie diga algo al respecto, pues en Foxilandia, el deporte favorito es el de mirar la paja en el ojo ajeno. Todos van a misa, no existe la planificación familiar y los niños corren entre las margaritas que crecen en el campo. El Abad encargado de manejar los asuntos internos del reino, se confiesa todos los días y sale a través de la Madre Tele, a proclamar su fe en un Todopoderoso que desde las alturas mira con benevolencia a este reino de lo fantástico. En Foxilandia, la televisión no solamente manda, sino que se da el lujo de transmitir veinticuatro horas programas de chismes y variedades, para cerrar su programación nocturna, con ese show que tanto hace reír al máximo gerente del reino, quien una vez que la transmisión ha terminado, es arropado por su Señora, quien le lee un cuento y le repite que ahí reina la paz social. El gerente se duerme y se va al reino del prozac, ese maravilloso lugar de escape en el que las fantásticas cosas de Foxilandia cobran nuevas dimensiones y se convierten en un viaje completamente alucinante.
Oh si…Foxilandia es maravilloso, y si alguien en el reino manifiesta su disgusto con lo que sucede, la cosa se resuelve de manera muy simple: se hace como que se le escucha, pero a la salida de los grandes salones de la residencia Pinoles (en donde vive nuestro magnánimo gerente) los guardias le caen a bastonazos y le esconden en algún recóndito lugar del reino. Total, que la Madre Tele no suele mirar esas cosas y el gerente sale al día siguiente a decir que la “paz social se ha recuperado, con saldo blanco” Por que eso si, además de las alucinaciones constantes que padecen los gobernantes de Foxilandia, una ceguera de carácter congénito y selectivo les impide ver lo que realmente sucede en el reino. Pero lo más increíble del caso, es que tanto el gerente, como su bardo particular, su socia cónyuge y el Abad que controla los asuntos internos, ¡están concientes de su ceguera¡ pero viven felices con ella, pues al final gracias a esta ideal enfermedad, la felicidad sigue reinando en palacio y en el rancho que tanto les gusta a los habitantes del reino (todos se mueres por conocerlo, por lo que el gerente prepara ya un museo para su autohomenaje, y para que los simples mortales se impregnen con su legado).




En Foxilandia, el gerente está por dejar la dirección del reino. Está por dejárselo a un hombrecito pelón y chaparrito, quien presume de tener la mano dura. Es un hombrecito bastante chistoso, pequeñito, muy pequeñito, ha llegado a la gerencia gracias a las influencias de la Madre Tele y de un grupillo de emprendedores quienes bombardearon a la población de foxilandia de mensajes en los que les pedían continuar por la senda de las maravillas del reino; también contó con la ayuda de un personaje de historietas conocido como Milhouse. El hombrecito, está dispuesto a continuar con las formas impuestas por la gerencia, pero llevando al máximo ese pequeño e insignificante asunto de borrar con lo que se pueda a aquellos que osen manifestarse en contra de la forma como se toman las decisiones del reino las cuáles normalmente benefician a unos cuantos señores feudales que disfrutan de la riqueza abundante que aún posee el territorio de Foxilandia.
Aún faltan unos días, para el cambio gerencial. Y mientras ello sucede, en Foxilandia todo se permite. Incluso, se sostiene a un rupestre señor feudal acusado por los habitantes de su “feudo” de asesino y violento. ¿Asesino, violento? Palabras sin sentido, esas cosas no existen en Foxilandia. Ahí todos “Bailan por la Boda de sus sueños”, Participan en Teletones y confían en la gerencial democracia del reino. Si Descartes viviese en Foxilandia, alguien le hubiese caído a bastonazos, pues la duda no se permite en este fantástico lugar: Foxilandia es el lugar de las certezas dogmáticas.
Y así con este mágico lugar. Lleno de ilusiones, de empleo, de crecimiento, de árboles con algodones de azúcar y verdes campos por los que suele pasearse a caballo el gerente, vestido con sus botas de charol, mientras piensa que los habitantes de Foxilandia le prodigan loas a su labor.





Si, Life goes on…y Foxilandia, es el lugar para vivir mejor, para ser felices mientras se toma prozac. Si, este es el país de la felicidad, de la alegría, en el que Las y Los habitantes se regocijan en el legado de su gerente. Todos queremos vivir en Foxilandia, el lugar de la abundancia y de las sonrisas; un mundo feliz y maravilloso, en el que las cosas son mejores cada vez. Y quien no esté de acuerdo, mejor que se calle…no vaya a ser que la decente y leal guardia de foxilandia, nos caiga con ese maravilloso instrumento de la razón que tiene el reino: la represión.

Así las cosas en este martes…

Salud Pues……

1 comentario:

FG dijo...

La historia del parque de 1000 mdd que se construye con lo que sobró de la MegaBiblioteca y la Enciclomedia, además de los generosos donativos de los nuevos "Amigos de Fox".
Ahora que con la visita a Disneylandia que realizó la pareja ex presidencial se encargaron de volver a ponerla de moda, muchos seguramente andan con la méndiga duda: "Bueno, ¿y cómo es Foxylandia?" Para que no les digan y no les cuenten, aquí les presentamos en exclusiva un mapa detallado de tan fantástico lugar, por si algún día quieren darse una vueltecita.

www.foxylandia.com