Existen pocos acontecimientos en el mundo que pueden despertar una genuina emoción en aquellos que los observan. Los Juegos Olímpicos siguen siendo uno de ellos. Entiendo que alrededor de los mismos existen cualquier cantidad de intereses comerciales que - para muchos - demeritan a las competencias. Pero estos intereses resultan en un mal necesario. Es impensable organizar un evento de la magnitud de una olimpiada sin el patrocinio de las firmas comerciales más importantes del planeta. Pero si algo ha cuidado el COI (organismo que a diferencia de la FIFA si se ha preocupado un poco en mantener una imagen limpia ante el mundo entero) es que cuando los atletas se paran en la línea de salida o cuando el balón se lanza al aire o comienza a rodar, sean los mismos competidores los que determinen quien será el ganador (aunque algunos árbitros o jueces a veces se encarguen de dar al traste con años de preparación y entrenamiento de los deportistas). Si existe un evento deportivo en el mundo que aún mantiene la credibilidad esos son los Juegos Olímpicos.
Y este año serán particularmente emocionantes ya que se desarrollarán en una ciudad cuyo aporte al deporte es incalculable: Londres. Si, la Londres que en 1948 demostró que seguía en pie después de que algunos años antes había sido prácticamente devastada por los aviones de la Luftwaffe en la Batalla de Inglaterra. Esa Londres que en ese entonces se levantaba con el orgullo de un vencedor león herido y que marcó el camino que, posteriormente, seguirían todas las justas olímpicas celebradas desde entonces. Hoy sigue siendo una ciudad orgullosa, fantástica, llena de arte y cultura. Será a partir del viernes la capital del mundo - como lo ha sido en muchas otras ocasiones - y todo parece indicar que el planeta se prepara para ver algo fantástico.
Evidentemente existe mucha expectación por ver lo que Danny Boyle hará con la ceremonia de inauguración. No es una tarea fácil la de mejorar lo hecho cuatro atrás por Beijing, pero el talentoso director británico (quien ya se peleó con medio mundo para que se respete el espíritu artístico de la ceremonia) tiene una gran capacidad creativa y con Paul McCartney oficialmente involucrado, es de esperarse algo simplemente espectacular. El mundo aguarda con gran expectativa lo que seguramente será inolvidable. Sin embargo una pregunta sigue en el aire: ¿Podrá finalmente una ceremonia inaugural superar en emotividad a la de Barcelona en el 92? Y es que 20 años después aún sigue estando presente en nuestra mente lo que vimos en un 25 de julio de ese año y...sigue siendo memorable. Londres tiene todos los ingredientes para igualar e incluso sobrepasar lo hecho por los catalanes en aquellos legendarios juegos. Ya veremos si son capaces de conseguirlo.
Habrá también mucha expectación por ver a grandes atletas: Michael Phelps, LeBron James, Ryan Giggs, Yelena Isinbayeba, Alex Morgan, Roger Federer, Pau Gasol, Maria Sharapova, Marta y un largo etc. Es la oportunidad de ver en un solo evento a los mejores deportistas del planeta (nos faltan Xavi, Iniesta y Messi) es la ocasión perfecta para comprobar que la practica deportiva sigue siendo de las cosas más hermosas que puede realizar el ser humano y durante dos semanas el mundo será testigo de hazañas deportivas que nos llenarán por un instante de felicidad, que despertarán de nuevo nuestra capacidad de asombro.
Los atletas mexicanos - salvo excepciones - se limitarán a participar. Eso está muy bien dicen algunos, pero surge de nuevo el debate en torno a como se maneja el deporte de alto rendimiento en el país. Durante el llamado ciclo olímpico se gastaron aproximadamente 1400 millones de pesos para la preparación de una delegación que - como siempre - lleva más gente de "pantalón largo" que deportistas. La pregunta es: ¿De qué sirve tanto dinero cuando la expectativa más optimista habla de tan solo 3 medallas? El Deporte es un reflejo de lo que sucede en un país, en el caso de México no hay ninguna duda. El previsible naufragio de la delegación mexicana en Londres es una muestra de representa a un país cuyo potencial se disuelve entre malas decisiones políticas, corrupción y falta de programas de desarrollo a largo plazo. María del Rosario Espinoza en Tae Kwon Do, los Clavadistas y en menor medida algún aquero, son quienes pueden evitar que se regrese a casa con las manos vacías.
En México la televisión se apresta a transmitir los Juegos Olímpicos. Verlos por Televisa o TV Azteca, resulta en una desgracia. Desde hace muchos años ambas empresas han dejado a un lado la esencia de los juegos en pos del éxito meramente comercial a través de cómicos idiotas y la presencia de lo más lamentable de su farándula. Su cobertura de Londres va camino a ser de nuevo un insulto a la inteligencia del telespectador.
Nuevamente la opción para ver la justa olímpica se presenta en la Televisión de Paga con TVC Deportes y ESPN. Los primeros prometen tener la mejor cobertura de los Juegos con tres canales dedicados exclusivamente a la transmisión de las competencias, y los segundos proveerán de clase a la cobertura olímpica con José Ramón Fernández y Jacobo Zabludovsky, quienes estarán al frente de un resumen que mezclará lo deportivo con la narración de los aspectos culturales, sociales, políticos y económicos que rodean a las competencias; es decir un programa en el que imperarán el buen gusto y el respeto al espíritu olímpico y lo que éste significa, sin hacer a un lado todo el contexto que rodea a la organización de una olimpiada.
A unas horas de que inicien oficialmente los Juegos Olímpicos de Londres (las competencias arrancaron desde hoy) uno no puede evitar emocionarse. Cada cuatro años somos testigos de un espectáculo maravilloso, de competencias apasionantes, de triunfos inesperados. Que comiencen los juegos que ya es hora de sentirnos - por dos semanas - medianamente orgullosos de pertenecer al género humano.
Así las cosas hoy miércoles...
Salud pues... ....
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