Una buena historia de ficción tiene que emocionarnos, generar empatía entre los protagonistas de la misma y quienes le leemos o le miramos. Pero también tiene que motivar a nuestra razón. Hacer que pensemos en posibles soluciones, que nos involucremos en la trama estimulándonos a ser parte de la misma. Para ello quizá hay que cuidar muchos aspectos, pero creo que el más importante recae en la función misma de todo proceso narrativo: la descripción. La descripción de personajes, de situaciones y de atmósferas. A eso, en el caso de los medios electrónicos, hay que añadirle el uso de elementos propios del lenguaje audiovisual: música, elementos de tiempo (flashbacks o flashforwards) planos, etc. que evidentemente enriquecen a ese proceso descriptivo. En tan pocas palabras, el proceso para sencillo y quizá en cierta forma lo sea. Pero no lo es. Por que cualquier producto audiovisual se inserta en una comunidad global cuya cultura en este sentido le ha permitido ver practicamente todo tipo de productos de esa índole.
Lo más curioso de todo es que parece que ahora, los mejores productos de ese tipo los estamos encontrando en la televisión. Si algún intelectualoide baboso insiste en llamarle "la caja idiota" está completamente equivocado. Hoy la que está innovando en términos audiovisuales es la televisión. Es ella quien está generando nuevos modelos y formas narrativas y que nos está involucrando a los espectadores como seres inteligentes y pensantes, nos está haciendo partícipes de sus historias, generando expectativa y renovando al lenguaje audiovisual. Y lo más significativo: nos está emocionando, nos está enseñando que aún en estos cínicos tiempos, es posible estimular nuestra capacidad de asombro.
Lost terminó ayer su quinta y penúltima temporada. Y no hubo duda de que todo lo anterior se cumplió a cabalidad. El especial de dos horas transmitido ayer por AXN fue una muestra de una televisión inteligente, emocionante y capaz de hacer que uno como televidente grite frente a la pantalla por lo que estaba sucediendo. Una avalancha de emociones, llena de momentos memorables y duros por la pérdida de personajes con los que se ha creado una particular empatía.
Desde un principio cuando aparece el misterioso Jacob en una playa, hasta el último de los planos con una explosión de una bomba de Hidrógeno y una pantalla en blanco, uno como espectador sabía que estaba asistiendo a un momento histórico en la televisión. Por que ayer fuimos testigos no solamente de un guión magistralmente filmado, sino de momentos llenos de dramatismo ante los que no se puede permanecer inmóvil. Y en el medio de todo, los realizadores de la serie se las ingeniaron para generar una expectativa mayúscula hacía lo que será la temporada final. Y pensar en el final me provoca cierta nostalgia, por que cada inicio de los últimos cinco años, significaba el regreso a esa Isla misteriosa y a su grupo de sobrevientes y no importaba que por momentos la serie pareciese tener altibajos, siempre hubo la capacidad para salir de ellos.
Y ayer muchas cosas provocaron empatía, por que lo que ayer se presentó como principal tema fue la pérdida. La sensación de pérdida del Dr. Jack Sheperd, sus deseos por tener un segunda oportunidad con la mujer que siente que se le ha escapado por entre las manos. El genuino amor entre Julie y Sawyer, y la pérdida - aparentemente real- de ese universo ideal en el que habían logrado fincar su amor. La pérdida de Kate de la esperanza, de mirar como el hombre que la dejó alguna vez ahora es capaz de darlo todo por quien si pudo propocionarle estabilidad. La pérdida de la cordura de Ben Linus, su frustración por nunca haberse constituido en el líder de ese mágico territorio conocido como la Isla, su rencor por haber sido relegado siempre a un segundo o tercer plano por las limitaciones propias de su personalidad. Todos los personajes de la serie han perdido algo, algo que los ha llevado a ese punto de convergencia que es la Isla. Y todos se han concentrado en tratar de reparar esas pérdidas, en volver a darse una oportunidad para enmendar el camino, en intentar desafiar a un destino que parece resistirse a ser cambiado. Y por ello mantienen otra característica que hace que se sienta empatía por ellos: la esperanza. Por que cuando Julie y Kate - con dos pistolas en la mano - miran con los ojos bañados en lágrimas a Sawyer y a Jack luchando por accionar una bomba, lo hacen con la esperanza de que todo cambie, de que ese destino que les mira directamente a la cara sea transformado por ese paraíso utópico al que de alguna forma u otra todos aspiramos.
Al final, le hemos dicho adiós a personajes queridos y entrañables. A personajes que se adentraron profundamente en nuestra mente en los últimos meses. Pero existe la esperanza de que les encontraremos de nuevo el próximo año. Sin embargo, no puedo dejar de pensar que esa será la última vez que nos toparemos con ellos. Por que su viaje terminará en 2010. Y con ellos se irá parte de la historia audiovisual de los años recientes y por ende parte de la de quienes nos encontramos absortos en el universo de la Isla.
Hace algún tiempo me preguntaba en este blog cómo le iban a hacer los productores de la serie para resolver el embrollo tiempo - espacio en el que se habían metido. Lo han resuelto bien, pero me parece que el asunto pasa a segundo plano. Ahora tendrán que reparar con creces esta sensación que quizá tengamos muchos alrededor del planeta: la de haber perdido a nuestra serie, con la esperanza de recuperarla el próximo año.
Y por lo que puede verse, todo se resumirá al viejo dilema moral que por siglos ha perseguido a la humanidad. A ese dilema que ha inspirado a grandes obras en la historia de la literatura, el cine y a la televisión. Esa ineterminable lucha entre nuestra eterna dualidad. Entre nuestras eternas contradicciones. Y entre esa gran duda: ¿Sómos dueños de nuestro destino, o simplemente somos las piezas de un juego universal y sin fin? Hay que tratar de llegar a 2010 y mirar como los productores de Lost van a sumarse a los cientos o miles de autores que han tratado, de diversas maneras, de resolver el problema quizá sin convencernos a todos, pero quizá abriendo nuevas vías que nos den la esperanza de encontrar una respuesta.
Mientras lo de ayer: un logro.
Así las cosas hoy martes...
Salud pues.......
2 comentarios:
Nunca vi la serie... y como me ha pasado con otras series, cuando empiezan a salir las siguientes temporadas me resultan aun mas y mas lejanas!
Empecé a ver Mental, y me gusta... ese doctor es un papi.
No habìa podido comentar nada porque no quise leer el blog hasta ver el final de temporada y apenas lo vi ayer, en un site de spoilers (no te veas bien Ulises no voy a decir nada que no se espere si eres fan regular)y el productor de la serie dijo que no creamos que va a tenrr un final feliz Lost, si acaso, la serie terminarà de manera agridulce y creo que es lo correcto, un final feliz tipo televiso serìa poco digno de tan buena serie y no espero menos de su final que del de Casablanca o lo Que el Viento se Llevò. Asì de ese tamaño me espero el final.
Clau
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