lunes, noviembre 05, 2007

De Pablo Milanés en Mérida...

Seven Readers!!

El viernes por la noche tuve la oportunidad de ver por tercera vez en vivo a uno de mis héroes musicales: Pablo Milanés.
No estaba entre mis planes asistir al concierto, pero el tiempo hizo posible que así fuera y ahí me vi el viernes entre los 1 200 privilegiados que escuchamos a Pablo en vivo. ¿Qué decir del evento? Varias cosas. Pablo salió acompañado de seis maravillosos músicos, entre los que destaca el tecladista y arreglista Miguel Nuñez, y el genial Osmani Sánchez, un fantástico baterista. Acogido por sus músicos Pablo hizo un recorrido por su nuevo material que lleva por título: Regalo, así como por temas del memorable Días de Gloria Luego interpretó parte del repertorio que le ha hecho un clásico latinoamericano: Yolanda, De que callada manera” …”El Breve espacio”; esas canciones que se han quedado grabadas en una buena parte de la población de todo un continente. Pablo privilegió a la parte de su repertorio que canta sobre el amor y el desamor, y prácticamente quedaron a un lado sus temas de corte político. Solamente Identidad tuvo ese corte, ha cambiado también en ese sentido.
A Pablo le vi por primera vez en 1991, cuando el cantautor se presentó por primera vez en Mérida. La sede fue el Polifurum Zamná (un mini palacio de los deportes a la yucateca). Un Pablo más joven cantaba temas como Yo Pisaré las Calles Nuevamente o Si el Poeta Eres Tú dominaron el concierto. Fue una noche memorable, llena de fervor latinoamericano y que me marcó durante mucho tiempo. Hace 6 años, le ví cantar en vivo en la Plaza de Toros de Cancún. Gran concierto, un perfecto balance entre el material que presentaba en ese entonces y sus temas clásicos. Recuerdo aquella noche como perfecta, el estrellado cielo cancunense cobijó a todos los que estuvimos en el coso de aquella ciudad, y la atmósfera creada fue sensacional. Me quedó claro entonces que Milanés es un artista de plazas, alguien cuya música se disfruta más en lugares que ofrecen cierta libertad. Tal vez esa fue una de las razones por las que el concierto del Teatro Mérida del viernes pasado fue el menos emotivo de los tres recitales de Milanés a los que he asistido. El recinto es pequeño e incómodo. Los acomodadores estuvieron todo el tiempo lanzando la luz de sus linternas al rostro de la gente, pues alguien, carente de criterio, tuvo la brillante idea de pedirles que impidieran que el público tomara fotos (algo imposible en estos días de los celulares con cámara) y para colmo el sonido tuvo una molesta inducción durante todo el evento.



Tengo también la impresión de que el público asistente al evento no ha evolucionado con el artista, o simplemente solo conoce algunos de sus temas más difundidos. Pablo nos interpretó canciones recientes, en las que su notable capacidad lírica se mantiene intacta; de hecho, me atrevería a decir que con los años ha hecho un material aún más íntimo, instrospectivo, evocador y reflexivo. Pablo ha madurado como compositor y es evidente que las letras que escribe hoy, a los 63 años de edad, son muy diferentes a los del principio de su trayectoria como iniciador de la nueva trova cubana. Pero el público parece haberse estancado en los temas referentes del cantautor y no fue capaz de reaccionar ante las nuevas propuestas. Solo se prendió cuando se vinieron los temas del Pablo del Comienzo y Final de una Verde Mañana. Al final las ovaciones de pie parecieron más un reflejo provocado por la costumbre, que una sincera expresión de júbilo. Ello me quedó muy claro, cuando después del encore, conformado por las monumentales Para Vivir y Yo no te Pido, la gente se volteó y como si nada hubiese pasado procedió a retirarse del recinto. Y ahí caminaron los jóvenes políticos del nuevo régimen estatal, junto a la gente que suele acudir a este tipo de eventos más que para apreciar a un artista, para asistir a un evento de índole social. Muchos se detuvieron en el vestíbulo del teatro con la firme intención de ser vistos. Al mirarlos, no podía dejar de preguntarme si en realidad se identifican con canciones como Años o Canción por la Unidad Latinoamericana. Sus acciones públicas me dicen que esto no es así.
Es probable que si Pablo se hubiese presentado en la Plaza Grande de la Ciudad, en un ambiente mucho más relajado y en el que se respirase una mayor libertad, ésta crónica sería completamente diferente. Es posible que también ella estuviese motivada por un público mucho más sincero, aquel que no puede pagar 500 o 400 pesos por mirar al artista, pero que puede proveer de mejor comprensión y ambiente a un concierto de uno de los más grandes músicos de este continente.
Lo del viernes…ahí queda, como simple anécdota de algo que pudo ser, como un buen deseo incumplido, como una promesa a la que aún no terminamos por alcanzar.

Así las cosas hoy lunes…

Buena semana a todos…

PS1…Tabasco necesita de nuestra ayuda. Si tienen algo que donar, vayan…incluso a Televisa o a Azteca, pues aún que ambas estén aprovechando la tragedia para autopromoción, en momentos así, nuestras diferencias ideológicas tienen que hacerse a un lado….y confiar en que esa ayuda llegará a la gente muy afectada.

Salud pues..…

3 comentarios:

Angie Sandino dijo...

Que privilegio ver a Pablo en concierto, me encanta, me hace girar el corazón!
De acuerdo en aprovechar todas las oportunidades David, no dejes pasar ninguna!

Mil besotes!

Gran Fornicador dijo...

Carajo, yo que me voy y Pablo Milanés que viene. Saludos mi buen David!

Anónimo dijo...

Candil de Nieve.....(una joya de canción y un abrazo para ti)
Necesitas una fuga, catatónica, nocturna, un viento breve
al edén de un sábado, donde un ave miope te espera leve,
de las malas colisiones, no te puedes escapar, candil de nieve,
y es que si lo ves volando sobre el labio de otra flor
te encolerizas, te ruborizas candil de nieve.

Enciéndete clavel, cuando amanecer veas la razón
de lo que te faltó, luego no alcanzó, más tu corazón.
No pienso que sufrir es aquella opción
que nos dio algún dios para salvarnos;
no apagues el candil
o la nieve te hunde en el centro del dolor.

Necesitas una fuga hacia un mundo verdadero, de locura
y cuando vengan por ti no sólo ha de deslumbrarte la hermosura.
Otras lágrimas te esperan cual angustias pasajeras en tu camino
y otras musas más ligeras pintarán y tocarán otro destino
sal a buscarlas candil de nieve.

Enciéndete clavel, cuando amanecer veas la razón
de lo que se te dio, luego no alcanzó más tu corazón.
No pienso que sufrir, es aquella opción
que nos dio algún dios para salvarnos.
No apagues el candil
o la nieve te hunde en el centro del dolor.