Seven Readers!!!...
Cosas que celebrar, mis estimados Seven Readers, Cosas que Celebrar…
El Violín…
Hay que celebrar que podemos ser testigos de una película mexicana como El Violín. El cine mexicano que llega a las pantallas comerciales, está lleno de una ligereza temática impresionante. Sólo hay que mirar a cosas de la "talla" de Cansada de Besar Sapos, Efectos Secundarios, 7 días o cualquier tontería realizada por Fernando Sariñana, para ver como nuestro cine se pierde en lo banal e insulso.
Pero al ver El Violín, algo queda realmente claro: esto es lo que debe ser el cine mexicano. Un cine que hurgue en la profundidad de México, que cuente historias, rurales y/o urbanas sobre lo que somos y lo que hemos sido; que reflexione y permita reflexionar sobre el país y el estado de las cosas; y que se deshaga de las películas de fórmula que sólo pretenden el ingreso en taquilla.
Ver la película de Francisco Vargas Quevedo (ex UAM – X, para mi eterno orgullo) es acercarse a un México que es desconocido para muchos, pero que es real y que necesita ser contado. La película se inserta al interior de una familia que se ve forzada, por su propia condición social, a formar parte de una Guerrilla que busca de alguna forma desestabilizar al gobierno con sus acciones. Estará contada desde tres puntos de vista el de Plutarco Hidalgo, un anciano músico a quien las circunstancias lo orillarán a relacionarse con un Capitán del ejército que resulta melómano; el de su hijo Genaro, un comandante de una organización guerrillera clandestina y el del nieto de Plutarco, e hijo de Genaro, Lucio un pequeño niño quien desde su inocencia infantil es testigo de la lucha de sus mayores por un mundo mejor y quien finalmente, y tal vez por inercia, tiene un futuro muy similar al de sus familiares (lo cual por cierto queda poéticamente asentado al final del filme).
La película está filmada en Blanco y Negro y ello le da un sentido estético muy interesante: por momentos hombres y entorno se hacen uno, además de que los rostros y las facciones y los detalles de los mismos están enmarcados por tonos grises que les brindan de mayor expresividad y dramatismo. Un filme que inicia con un brutal flashback, pero que a partir de entonces rehuye a la violencia explícita para utilizar elementos del lenguaje del cine (como el sonido dentro y fuera de campo) para hacer que sea el espectador quien imagine el nivel de brutalidad que puede alcanzarse en el México profundo, lo implícito entonces se maneja con una sutileza admirable. Lo mismo sucede con las metáforas gráficas: mientras Don Plutarco le cuenta a su nieto sobre cómo el hombre se levanta de las cenizas, la cámara hace un largo paneo que va desde las cenizas de una fogata, hasta un árbol que se levanta orgulloso entre ellas. Una hermosa toma, de las muchas que se encuentran en el filme.
Lo interesante es que Vargas Quevedo consigue equilibrar lo artístico con lo político de su trama, y ello se debe a la inteligencia y sencillez con la que está escrito su guión, en el cual la música juega un papel importante: esta puede ser apreciada tanto por los asesinos como por aquellos que luchan por mejorar sus condiciones de vida. La relación que surgirá entre el Capitán del Ejército y Don Plutarco, se dará precisamente a través de la música y de su universalidad. La música finalmente termina haciendo a los personajes aún más humanos, y ayuda a desnudar sus personalidades e intereses. Ninguna pieza musical está puesta ahí por casualidad sino como parte inherente de nuestra propia escencia. Cuando éstas cesan, es cuando lo humano se pierde y la brutalidad inicia.
Parte del éxito del filme se debe a las actuaciones, principalmente a la de Don Ángel Tavira, quien es capaz de exudar una sinceridad que toca las fibras más profundas del espectador. Logra, gracias a la buena dirección de Vargas, mezclar sinceridad con la sagacidad de un viejo zorro del mundo de la actuación. Su mirada refleja a un pueblo viejo, cansado pero aún dispuesto a dar batallas por la recuperación de su dignidad y por el derecho a vivir mejor en un país como el nuestro.
Una película política, que no tiene empacho en cuestionar la labor del ejército mexicano (actual, pues ésta ha sido cuestionada en casos como el de Zongolica) y que ahonda en los extremos a los que tienen que llegar quienes viven en las zonas apartadas de México para sobrevivir. El Violín es una película necesaria e indispensable, un ejemplo del cine que necesitamos (y que muchos se empeñan en ocultar: en Mérida está solo en un Complejo, en una sala y seguramente solo por esta semana) y que termina por movernos en términos de conciencia y de posición de carácter político.
Así debe ser todo el Cine Mexicano.
Ley Televisa…
La SCJN está dando una lección de independencia e integridad conforme va pasando el análisis y discusión de la Ley Televisa. Han echado abajo artículos torales de la misma como el 28 y el 28 –A, que vulneraban seis preceptos de la Carta Magna que tienen que ver con los principios de libertad de expresión, igualdad, rectoría económica del Estado sobre un bien público, utilización social de los medios de comunicación y la prohibición de monopolios.
No faltará quien diga que se limita al mercado con la decisión de la Corte, pero es claro que el Estado no puede renunciar al control y regulación del espacio radio eléctrico, algo que resultó inconcebible para los ministros (no así a los legisladores que sirvieron a los intereses de las Televisoras), especialmente en una democracia, pues de acuerdo a los integrantes de la Corte: “Dado que el espectro radioeléctrico es un bien escaso y finito, y los medios masivos de comunicación son una actividad de interés público, el Congreso debe vigilarla y proteger el debido cumplimiento de su función social con miras a que haya los máximos elementos posibles de difusión de ideas, lo cual debe prevalecer sobre la conveniencia mercantil de los concesionarios''.
El ministro Génaro Góngora Pimentel lo puso de esta forma: “hasta qué punto es válido que en una nación pluricultural, con 103 millones de habitantes, el Poder Legislativo impulse que los empresarios de la televisión abierta 'maximicen sus ganancias y con ello impidan el acceso efectivo de los diversos grupos sociales a los medios de comunicación”.
Golpe directo a los intereses televisivos. Los ministros dejan en claro que el Estado debe mantener rectoría sobre el espacio radioeléctrico pues se trata de algo de interés nacional. "Hay Estado…hay esperanza" decía en El Universal, Ricardo Alemán. Estoy de acuerdo.
Habrá que esperar la resolución final, pero hay motivos para pensar que ésta irá en contra de los intereses de los poderes fácticos y mediáticos. Estamos ante un triunfo de los reclamos de las minorías frente a la fuerza de los poderosos.
Cómo ven, mis estimados Seven Readers, tenemos motivos para Celebrar…
Así las cosas hoy miércoles…
ZAZ…Largo Post…
PS1…¿Verdad Huguito que Paraguay no es Irán?...A la selección le falta y mucho…
Salud pues……
7 comentarios:
Hola David.
De acuerdo. La película es buenísima.
Compartiendo:
¿No te parece que la película presenta dos finales a escoger?
Pero bueno, mejor que la vean los demás y luego nos extendemos.
Abrazo.
Chel...
Ahora que lo mencionas, es muy posible...pero dado el tono del filme, me quedo con la interpretación pesimista...
...pero si, es muy posible que tengas razón...
Saludos...
Ojalá tenga chance de poder ver El Violín, tengo tanto que hacer que llego tarde al hotel y me salgo muy temprano... hoy fui al zocalo y a la catedral... hermoso pais! y espero que ya vengan días con mayor tiempo de disfrutar cine...
Besos!
Estará en mi lista de candidatas a renta, Dave. Yo sí veo buen cine mexicano y hasta lo compro original a pesar de lo chafa de sus ediciones, ja.
Celebraré por lo de la Ley de RyTV, ciertamente.
Un beso.
Muy buen post. De verdad dan ganas de ver la película. En mi caso, y dada la dificultad de ir al cine, esperaré a que salga en dvd.
De la ley televisa (que ya va a tener que llamarse antitelevisa) me surge la duda acerca de como funcionan las cosas en otros países. Específicamente en EEUU, en donde existen muchas opciones de televisión abierta y se generan contenidos de tipos tan variados como el show de Oprah y el BullShit de Penn&Teller, y en Canadá, nomás por estar cerca y ser el otro socio comercial y economía exitosa de América del Norte.
Un Abrazo
Concuerdo con el buen Toño: al leerte dan ganas de ver la película. Casi que puedo verla, escucharla. Definitivamente será mi opción de fin de semana.
No sabía la frase que había pronunciado Góngora Pimentel, pero sí, efectivamente, hay esperanza. ¿Será?
Y de la selección, recontra chale!!! Pero bueno, mira mejor estar bien ubicaditos y con los pies en la tierra, yo ya me había creido eso de que traíamos un equipononón.
David:
me fascino el violin...lo acepto llore un poco.. ahh se te olvido mencionar la "excelente" pelicula de niñas mal.. una obra maestra del septimo arte...jajaja besos!!!
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