Iba a esperarme hasta mañana para escribir este blog, pero decidí hacerlo ahora que la experiencia está fresca. Iba yo directo a mi casa a la hora de mi comida y transitaba por una de las principales arterias meridanas: la calle 60. (Para el lector foráneo de este blog, le comento que la 60 es una calle que atraviesa casi toda la ciudad de sur a norte y en ella pueden encontrarse algunos de los edificios más importantes de Mérida. Info cortesía del Freakproducer tourist guía roji) Sobre esa calle se encuentran las oficinas de Grupo Sipse canal 2 de Mérida, semifilial de Televisa dedicada basicamente a repetir las señales que desde el DF le envían y con dos o tres producciones locales cuya calidad no vale la pena comentar. El asunto es que hoy mientras regresaba a casa, la puerta de este canal se encontraba abarrotada de gente. El gentío era tal, que mi curiosidad periodística simplemente no resistió saber de que se trataba y estacioné el auto para ver que regalaban, vendían o sorteaban. Sorpresa total. La gente que estaba ahí iba para las audiciones de una de las basuras televisivas más importantes de los últimos años: Código Fama. Un reality más en el cual Televisa dice que busca "Talento infantil" para sus programas. El espectáculo me dejó sin palabras. Decenas de padres de familia, llevando a sus niños con el objetivo de que estos pudiésen presentarse ante los seleccionadores del reality. Niños, que en su mayoría no tienen más de 10 años, enfrentados por sus padres a una situación de verdadera locura. Había un par de madres, de evidente condición humilde, que me comentaron que se encontraban en aquel lugar pues suponían que sus hijos podían conseguir trabajo en la TV y así mejorar su condición económica. Otros más descarados, llevaban a sus hijos en busca de un sueño que ellos nunca consiguieron: ser artistas de televisión. Es decir, padres que pretenden superar sus propias frustaciones a través de sus hijos. Niños con poca idea de lo que significa estar en el ambiente artístico mexicano, y todas las responsabilidades que con ello se lleva. Patético y preocupante. Le comenté a una de las madres, si conocían historias como las de Dana Plato, Emmanuel Lewis, Drew Barrymore o algunos otros niños artistas que por no aguantar la presión de los escenarios, terminaron refugiándose en el alcohol u otras drogas. Su respuesta fue impresionante: "si, pero eso no le sucedará a mi hijo" La respuesta me desarticuló de inmediato, así que tuve que retirarme (influyeron también para mi partida las miradas que dos guardias de seguridad me estaban dirigiendo).
De regreso al megavolcho, pensaba seriamente en lo visto y platicado durante 20 minutos. La necesidad de trascender es sin duda importante para todo ser humano. Pero ¿Qué tan válido resulta trascender a costa de los hijos? ¿Qué tan dispuesto está un adulto a sacrificar a sus hijos para ver cumplidos sus sueños? ¿A donde nos lleva la ignorancia y la situación económica por la que atraviesan algunas personas, para intentar capturar quimeras infantiles que resultan casi siempre en frustaciones mayores? ¿Hasta donde llega el poder de manipulación de algunos medios de comunicación masiva, que pueden lograr que los Padres les estèn dispuestos a entregar a sus hijos? Y mi última gran duda: ¿Qué no aprendimos nada del Caso Gloria Trevi? Preguntas de respuesta complicada. Lo cierto es que este fenómeno debe estarse dando en varias ciudades del país el día de hoy. Y todavía faltan los "Big Brothers" y las "Academias" creadores express de famosos con dudoso talento. Pobre país nuestro, en donde el verdadero talento no se encuentra en estos realities, si no en lugares "underground" que poco o nada interesan a los medios comerciales. Pobre país, pobres medios...pobres de nosotros....
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