Seven Readers!!...
Ayer yo miraba con detenimiento a Agustín Carstens. Le veía mientras entregaba el paquete económico que el poder ejecutivo ha entregado al legislativo para su revisión y posiblemente su aprobación. Y ahí estaba el Secretario de Hacienda, con un impecable traje hecho a su medida llevó el documento a los diputados. Traté de escudriñar en la mirada del rechoncho personaje, nunca pude hacerlo porque la mayor parte del tiempo Agustín Carstens miró hacía el suelo. Solamente levantaba la mirada cuando se dirigía a alguien o cuando alguien le interpelaba, el resto del tiempo, Carstens miró hacía el suelo.
Por un momento pensé que el Secretario sentía vergüenza. Pensé que realmente se apenaba del duro paquete de gravámenes que acababa de dar a conocer y en el que practicamente cualquier bien o servicio será objeto de un pago del 2%. Por algunos minutos, por mi cabeza pasó la idea de que Cartens estaba avergonzado al pedir de nuevo que sea el pueblo de México el que termine por absorber los gastos generados por la terrible crisis económica.
Quizá por un momento, un dejo de realidad golpeó al Secretario de Hacienda y por ello mantuvo siempre la cabeza baja. Porque quizá una noche antes no pudo conciliar el sueño, pensando en que su plan económico nuevamente le exigía sacrificios a los que menos tienen. Porque el llamado "Impuesto Antipobreza" golpea fuertemente a los más pobres. Así lo apunta hoy Enrique Galván Ochoa:
El impuesto antipobreza que propone Felipe Calderón al Congreso es una lamentable parodia del impuesto sobre la riqueza que propuso el presidente Obama. La iniciativa calderonista consiste en gravar con IVA alimentos y medicinas, lo que hará más pobres a los pobres ya de por sí afectados por una devaluación de la moneda de 35%. Las familias de menor capacidad económica emplean 80% de sus ingresos en alimentarse y curarse. En cambio, el impuesto a la riqueza de la iniciativa Obama consiste en gravar la fortuna de la población más próspera, la que percibe ingresos superiores a 300 mil dólares al año. Insólito, el licenciado Calderón lanza al mundo una nueva teoría económica: la pobreza puede combatirse con más pobreza.
Si, mientras salía de San Lázaro Carstens seguía con la mirada baja. Sabía que acababa de entregar una carga fiscal que de aprobarse generará lo que precisamente pretendía combatir: más desigualdad, más pobreza. Y ahí le miraba yo, preguntándome si finalmente uno de los funcionarios de la administración calderonista estaba atravesando por una genuina sensación de vergüenza por el daño que le están ocasionando al país, por esa disociación que tienen con la realidad por la que atraviesan millones de mexicanos que día con día vemos como nuestra situación económica es más compleja y difícil, ¿Sería posible?.
Estaba concentrado en mis propias elucubraciones sobre Carstens cuando algo agitó a mis propias reflexiones. Escuché una declaración del propio Secretario de Hacienda que decía lo siguiente:
El gobierno puede solicitar sin rubor la cooperación de la sociedad en esta hora difícil.
Y entonces aterricé de la nube que en la que me encontraba. No, no hay vergüenza, no hay rubor. Lo que hay es un gran cinismo y una enorme falta de imaginación para resolver los problemas de otra forma. Carstens tiene plena conciencia de que le está generando un enorme daño a la sociedad y lo admite: no hay rubor para ello. Tenemos que pagar los mexicanos los platos rotos de la incapacidad de las autoridades económicas de la presente administración. El pésimo diagnóstico que hicieron de la crisis internacional (ya saben: el catarrito que se ha convertido en una enorme neumonía) y su poca capacidad para reaccionar ante la misma, nos ha hundido aún más en esta desastrosa situación económica. Y como siempre, no se atreven a tocar los privilegios de los que más tienen (incluidos por supuesto ellos mismos: el senado y el poder judicial han solicitado un aumento en su prespuesto: más de 8 mil millones de pesos en conjunto) porque mantener las complicidades es más importante que diseñar una política hacendaria justa en la que pague más quien tiene más.
No, no hay vergüenza. El cabizbajo secretario simplemente tal vez camine así por una cuestión de estilo, pero no porque realmente sienta un mínimo de empatía con aquellos que - de aprobarse el presupuesto - sufrirán las consecuencias de su planteamientos en materia tributaria. Parece que esa manera de caminar la marca esa burbuja de distanciamiento que le aleja de poseer una conciencia social, es alguien que vive en un país distinto. En uno de trajes a la medida, de opulencia y en el que realmente existen pobladores dispuestos a sacrificarse por aquellos que dirigen sus destinos.
Calderolandia parece que comienzan a llamarle a ese Shangri-la mexicano.
Así las cosas hoy miércoles...
PS...Entre las cosas a las que se le pretende poner un aumento del 2% está el rubro de las telecomunicaciones. No, ni Televisa ni Telmex pagarán más impuestos. Tampoco las compañías de Cable o Telcel o Iusacell. Seremos nosotros los consumidores los que tendremos que pagar este gravamen. Si ya pagamos las tarifas más altas en estos servicios entre los países miembros de la OCDE, ahora pretenden que sean las más caras del mundo.
Aquí también consideran aumentar los costos en el uso de Internet. Ojo con este dato: siendo el PRI el que decidirá la balanza en este aspecto, habrá que ver que giro le darán. Pero este partido se ha manifestado ya por la regulación de contenidos en la red. Es muy posible que traten de darle la vuelta al asunto y al final este sea el primer paso para lograr el objetivo de controlar todo aquello que se publica y se dice a través de la incipiente carretera de la información mexicana.
PS2...y el medio de todo esto, Hoy la selección nacional de fútbol juega contra Honduras. Llega bien al partido y un triunfo es previsible. Y hoy más que nunca, a los grandes poderes les conviene un equipo mexicano de fútbol ganador que nos permita evadirnos de cosas como el paquete económico....
A ver...
Salud pues.......
2 comentarios:
Ay mi David
La foto que publica hoy “La Jornada” en su primera plana, es elocuente: más que apenado, Carstens es la viva imagen de la derrota; fiel reflejo del fracaso del gobierno de Fecal.
Un abrazo
Entiendo que a esos tipos les valga sombrilla hacerle daño a los más pobres, pero ¿acaso no saben que no pueden estar chingando a un pueblo para toda la vida sin que se les regrese?
No soy violento, pero creo que alguien como Carstens merece un linchamiento público.
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