No me gusta la música de Juanes. Sus canciones me parecen sosas, con rimas excesivamente fáciles y con ritmos que distan mucho del rock en el que algunos ignorantes (MTV por ejemplo), suelen colocarlo. Jamás me compraría uno de sus discos o bajaría un tema del colombiano de internet. Pero algo curioso ha ocurrido en los últimos días: he aprendido a respetarlo. El tesón con el que Juanes decidió llevar a cabo la segunda edición de su festival Paz Sin Fronteras en La Habana me pareció encomiable. Mientras más leía sobre el mismo, más me sentía identificado con su causa.
El colombiano reside desde hace mucho tiempo en Miami, sede de la radical e intolerante derecha cubana que desde el anuncio del evento se dedicó a fustigar al cantante para que "recapacitara" sobre el presentar un concierto que - de acuerdo con ellos - sería utilizado por régimen cubano para legitimarse. La derecha cubana de la florida llegó a realizar actos de extrema intolerancia como destruir discos de Juanes e incluso profirieron amenazas en contra de la integridad física del cantante y su familia. Aún así el cantante colombiano se mantuvo firme en su postura: iría a cantar a La Habana. Con el apoyo de Miguel Bosé y Amaury Pérez, Juanes siguió con su aventura. Poco a poco grandes de la música se sumaron a su causa: Silvio Rodríguez, Luis Eduardo Aute, Víctor Manuel, Los Orishas, Carlos Varela, Olga Tañón y Los Van Van, entre otros. La mayoría de ellos: artistas comprometidos históricamente con causas sociales y con el discurso del entendimiento entre los pueblos.
Y finalmente, a pesar de las críticas, de las amenazas, ayer domingo Juanes y compañía lograron lo que parecía imposible: realizar un gran concierto en la Plaza de la Revolución de La Habana. Ignorado por las otrora cadenas musicales (MTV y VH1), por la televisión abierta mexicana y por cadenas como CNN, los mexicanos pudimos ser testigos del evento gracias a Internet (Terra TV lo tuvo sin cortes) y a MILENIO televisión que practicamente lo transmitió completo. Y lo que vimos fue sin duda algo histórico.
Mi generación creció con grandes eventos como Live Aid o Live 8. Todos realizados con la útopica idea de que el mundo puede transformarse a través de la música. Pero también, eventos que se han llevado a cabo en países de primer mundo, con voces de primer mundo, que si bien nos han marcado musical e ideológicamente, no dejan de representar una visión de la vida muy particular de naciones completamente desarrolladas.
Lo de ayer en La Habana fue completamente diferente porque por primera vez fuimos testigos de una multitudinaria utopía realizada desde un país con el que compartimos centenarias raíces históricas. Un concierto cantado en nuestro idioma, con artistas Iberoamericanos de primer nivel que se han dedicado en su mayoría a contarnos nuestra propia historia. Y logró que por un instante la capital universal de la música no se encuentre en Hyde Park, el estadio JFK o Wembley, sino que se trasladó a una plaza que simbólicamente representa mucho para nuestro continente. El simple hecho de que la figura del Ché mirara hacía el millón ciento cincuenta mil personas reunidas en la Plaza de la Revolución, ya hablaba del Latinoamericanismo como el eje central del concierto. Fue nuestra música la que se convertía en el protagonista de una jornada histórica por donde se le mire, y fue ella la que lanzó el mensaje nuevamente: las utopías nos sirven para ser mejores.
Es muy difícil que las cosas cambien pronto para Cuba. El embargo norteamericano - en una decisión reprobable de la administración de Barack Obama - continuará por lo menos un año más. Pero no hay duda que vientos de cambio se respiran en todo el mundo y que Cuba no puede estar estar ajena a ellos.
Lo que me queda claro es que los Cubanos necesitaban de un evento así más que ningún otro pueblo en el mundo. Alejados de los circuitos comerciales de la música, era evidente que un evento como este les hacía sentirse parte de la cultura musical global. No hubo discursos acartonados, simplemente era evidente que los cubanos ahí presentes - jóvenes en su gran mayoría - necesitaban un momento catártico como el de ayer. Deseosos de escuchar y de ser parte de la diversidad musical iberoamericana, y al mismo tiempo con el enorme deseo de que el planeta entero voltéase, aunque sea por un instante, sus ojos hacía ellos.
Al final la ridícula intransigencia de la derecha cubana fue derrotada y ha quedado exhibida como algo anquilosado. Y la música ha demostrado de nuevo que es la más hermosa de nuestras utopías. Es difícil que un concierto de esta naturaleza tenga repercusiones políticas o que realmente logre un cambio, pero me parece que Paz sin fronteras demuestra, una vez más, que los pueblos están en muchas ocasiones por encima de las diferencias entre gobiernos.
Y hoy yo respeto a este inquieto colombiano que hizo este evento posible. Me quedo con una frase dicha por Juanes durante el evento:
"Vencimos el miedo para estar aquí con ustedes. Nosotros esperamos que ustedes lo puedan vencer, y que todos los jóvenes en Miami y en Estados Unidos venzamos el miedo y podamos cambiar el odio por el amor, pese a que todos pensamos distinto"
Como cantó Silvio ayer en La Habana: Ojalá...
Así las cosas hoy lunes...
PS1...¿En qué andábamos mientras tanto en Yucatán? En frivolidades llamadas Nuestra Belleza. Todavía hay lugares que se resisten a los vientos de cambio....no por mucho...
Salud Pues....
2 comentarios:
Pues sí, hay que reconocer que Juanes ha tomado una actitud muy diferente para lograr este concierto y mostrarle el dedo medio a las disqueras, MTV y a CNN.
Yo soy detractor del colombiano desde que dejó de ser una gran promesa con Equimosis y ponerse a hacer temas faciles, ñoños, de letras rayando en lo estúpido y cursi por orden de los corporativos que lo tenían contratado (MTV latino, disqueras y más). Esperemos que dé el siguiente paso de volver a sus orígenes y realizar carrera al margen de los corporativos como hacen los SIMPLE MINDS, o regresa a lo mismo.
Pero sí te recomiendo a Equimosis. Rock mestizo excelente y muy buenas letras.
Saludos
Qué buena entrada qué gran evento. Lástima que los que no tenemos cable no hayamos podido disfrutarlo. Saludos.
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