¿A dónde nos puede llevar esta obsesión por la seguridad en la que nos encontramos? ¿A generar más muros de odio y división entre los mexicanos? ¿Estas cuestiones terminarán por llevarnos a la perdición y nos arrastrarán a generar situaciones cargadas aún más de una irracional violencia? Estas preguntas surgen después de mirar La Zona, el primer largometraje del director Rodrigo Plá. El cineasta sitúa su película en un complejo residencial cuyos muros y cámaras de seguridad le aíslan del mundo que les rodea. Son gente que ha decidido vivir en un lugar cuyo aislamiento les proporciona una felicidad aparentemente ideal. El resto del país parece no importarles e incluso han conseguido un amparo que impide la entrada de la policía a La Zona. Las leyes y las normas que se dan al interior de esta comunidad, son regidas y decididas por los mismo vecinos. En cierta forma, quienes viven ahí representan a ese ideal conservador en el que la diversidad ha desaparecido y en el que las diferencias no existen.
Una noche, una tormenta provoca la caída de un espectacular sobre uno de los muros que protegen a La Zona. Tres ladronzuelos que viven en las favelas que rodean al complejo residencial, aprovechan la circunstancia para penetrar en ese mundo de fantasía y perpetrar un robo que derivará en una serie de asesinatos. Dos de los pilluelos mueren y uno más queda atrapado al interior de La Zona. Es entonces cuando Plá inicia un agudo retrato de una sociedad en la que el rencor social genera individuos dispuestos a defender sus posiciones sociales utilizando para ello todos los métodos posibles. Aparece entonces el fantasma de la doble moral: felicidad a costa de todo, incluso a costa de situaciones violentas y peligrosas. El ojo por ojo como solución a los problemas y un sistema corrupto en el que quien quiere hacer las cosas de manera diferente termina por verse arrastrado por el mismos. En otras palabras: Welcome to Mexico.
Plá demuestra en esta su ópera prima un extraordinario sentido narrativo. Construye su filme generando una situación en la que la claustrofobia y la paranoia van en aumento conforme la película transcurre. Muestra como las pocas voces que se oponen a la diversidad son calladas rapidamente e incluso aquellos que aún tienen cierto remordimiento de conciencia, sucumben ante el miedo que les genera el ver violentado ese supuesto paraíso en el que viven. Plá mezcla con bastante fortuna al drama y al thriller; y con base en recursos como el presentar a cuadro lo que se ven en las cámaras de seguridad de La Zona, crea un pequeño universo en el que la sinrazón prevalece ante todo. En el que a los adolescentes se les dota de armas para que así aprendan a defender el status quo en el que viven, y esto se convierte en algo natural. El otro es nuevamente, como en la antigüedad, una amenaza.
Nadie se salva del autoritarismo de la Zona. El personaje de Daniel (Daniel Giménez Cacho) es una muestra de ello. Un tipo que sabe que todas las decisiones que se están tomando por parte de los Vecinos de la acomodada comunidad, van en todo sentido de rectitud. Vive en una lucha constante, desoyendo incluso a Mariana (Maribel Verdú) su mujer quien le advierte sin tapujos que en el futuro: "todos nos iremos a la mierda" Y consciente también del mal ejemplo que le da a su hijo adolescente Alejandro (Daniel Tovar) quien en el medio de todo el caos, es el único habitante de La Zona capaz de sentir cierta empatía por la situación de Miguel (Alán Chávez) el ladrón atrapado entre los muros residenciales.
El primer largometraje de Rodrigo Plá, resulta en un retrato interesante de un México en el que la violencia se encuentra en todas partes. En la que los ciudadanos reaccionan de manera irracional y obsesiva en torno al tema de la seguridad, y en el que la corrupción, la doble moral y la simulación, nos van arrastrando a vivir entre muros, tanto físicos como imaginarios, aislándonos aparentemente de los problemas, pero generando otros aún más graves.
Pero sobre todo hace hincapié en el problema más grande que enfrenta nuestro país: el de la desigualdad. He ahí la causa de otros problemas, he ahí la causa de que nos miremos unos a otros como enemigos a muerte, he ahí la verdadera sinrazón de la violencia y la inseguridad. El filme no tiene un final feliz, y Plá parece decirnos que el camino neo liberal en el que estamos será el camino a nuestra perdición.
Un logro...
Así las cosas hoy lunes....
PS1...!fuera huguito¡...
Sald pues.......
5 comentarios:
Este miércoles voy a verla.
Gracias por el comentario en mi blog.
Eya Señor Moreno
Me entere hace poco d lo ocurrido
en mi tan antes kerida y respetada
"Radio Universidad".
Solo puedo decir algo...
PA'RRIBA Y PA'LANTE!
Extrañaremos magazine
Y Estamos en Contacto Por Tu blog!
PD.- Resistencia Ante la Desinformación!
Atte: JoSeTo (ex. studio reggae por si no me ubicas) je
Un Abrazo!
Hola! Fíjate que el domingo anduve de tour por el cine, pero no entré. Tanto me quejo de que nunca puedo ir, el día que voy no entro... y es que nada me latió. Estaba La Zona, pero tampoco me latió, como que la sinópsis que ponen en el cine no está tan buena como tu reseña.
Ayer vi Seeney Todd. Tengo, como con todo musical, sentimientos encontrados. Por ahi escribí algo.
Besos y buena semana!
David
No he visto “La zona”, el trailer no es muy alentador, pero a ver si me animo. Como sea, creo que todos tenemos más o menos claro que el neoliberalismo no es “la vía” más adecuada.
La película que si vi y me gustó, fue “Eastern promises”
Y de Huguito, me acordé tanto de ti hoy en la mañana mientras leía la columna de Jairo Calixto en “Milenio”. Coincido en algo con él: no solo es culpa de Hugo.
Saludos
Ok, entonces viniendo de tí la recomendación, la tendré en cuenta para cuando vaya al cine. Ayer entré a ver Horton, y está hermoooosa :-)
Publicar un comentario