De una lección de cine, y un perturbador documental...

Seven Readers!!!

Emilio García Riera (uno de los historiadores y críticos de cine más grandes que este país ha conocido) tenía una frase que me parece maravillosa: Todavía hoy, cuando me aburren tantas películas, algo profundo en mí se agita con felicidad al comenzar la proyección en la sala. Comparto completamente el sentimiento. Especialmente cuando se tienen muchos días sin cine, esa agitación de felicidad puede volverse mayúscula, única y, yo diría, irrepetible. Y si cuando, la película que se ha proyectado te ha dejado una lección en algún sentido, la felicidad puede perdurar por muchos tiempo. Algo así sentí el sábado cuando las luces de la sala se prendieron y la proyección de Los Infiltrados o The Departed de Martin Scorsese había terminado. No había tenido la oportunidad de ver el filme, y tuve que esperarme a la reproyección post Oscar para hacerlo. Fui a la última proyección de la película en las carteleras meridanas y hoy me siento muy contento de haberlo hecho.
Si alguien está interesado en el cine, ya sea por simple filia o por un interés académico, están ante un filme que no pueden perderse. Scorsese demuestra que es un maestro en el leguaje del séptimo arte y, al mismo tiempo, revive a uno de los géneros cinematográficos más violentos, profundos y espectaculares: el cine de gángsters. No estoy seguro, pero tengo la impresión de que la cinta es una especie de homenaje a dicho género, y Scorsese utiliza la gramática fílmica para tejer una historia de lealtad, traición, honor y deshonor en medio de un ambiente hiper violento que a su vez funciona de maravilla para, junto con los demás elementos propios del cine, hacer una apología de lo que es hoy la Unión Americana. Se trata de una visión pesimista y desesperanzadora, una visión de un país perdido en la corrupción y que piensa que la violencia es la única salida a su propia problemática. La radiografía de Scorsese es brutal en el sentido más amplio de la palabra y prácticamente ninguna institución norteamericana queda a salvo de la misma.
Ambientada en la ciudad de Boston, la película está presentada en la tónica del cine de gángsters: dos grupos, el de la ley y el del crimen, se encuentran enfrentados y, evidentemente, uno tratará de destruir al otro. Por un lado está la mafia irlandesa liderada por Frank Costello, un septuagenario y lunático padrino de la agrupación; y por el otro la policía cuyas cabezas son varias y por lo tanto tiene más problemas de operación. Ambos bandas recurren a la misma táctica para mantenerse informados de los movimientos del otro y así poder adelantarse al movimiento de los enemigos en la guerra que sostienen. Collin Sullivan será el infiltrado de la mafia en las fuerzas policíacas. Se trata de un personaje que siempre bajo la sombra protectora de Costello, un tipo brillante y camaleónico, capaz de convencer a cualquiera de sus supuestas buenas intenciones con un carisma muy particular. Billy Costigan será el infiltrado de la policía. Ligado a través de su familia a la mafia, Costigan lucha por cambiar el camino hacía la organización criminal que el destino parece haberle deparado. Sin embargo, su mismo pasado será la puerta de entrada de la policía al mundo criminal y tendrá que lidiar con cuestiones de ética, psicológicas y emocionales, para poder llevar a cabo su trabajo.

A partir de esa premisa, Scorsese va a narrar una historia compleja, llena de giros en la trama y en la que la violencia se presenta como modo de vida, pero también como modo de redención. Scorsese planificará la película, de tal modo que cada plano será determinante para contar la historia. Por ejemplo, cuando Frank Costello enfrente a unos sacerdotes, Scorsese toma al personaje en un plano en contrapicada y a los sacerdotes en piacada, el objetivo del plano es simple, pero a la vez contundente: a pesar de ser un criminal, la estatura moral de Costello es superior a la de los hombres pertenecientes a una arquidiócesis que se ha encargado de encubrir casos de pederastia en la unión americana. De esta forma cada plano está presentado con una evidente intención dramática y los elementos de la composición escénica tampoco se encuentran ahí por mera casualidad: todos tienen un papel importante en la narrativa de Scorsese.
Las actuaciones me parecen fundamentales para contar la historia de The Departed. Estamos ante un reparto multiestelar que, a pesar de lo afamado de sus individualidades, funciona como un auténtica ensamble en el que nadie desentona. Leonardo Di Caprio y Matt Damon, se encuentran en gran nivel interpretativo. Jack Nicholson, le brinda al personaje de Costello de una psicosis muy especial que solo alguien como el veterano actor le puede proveer al personaje; y Mark Whalbergsorprende con una actuación impactante a pesar del relativamente poco tiempo que tiene en pantalla.
Los Infiltrados es una película de un autor consumado, un hombre en plena madurez fílmica y capaz de llevarnos a la sordidez del mundo del crimen a través de un magistral manejo del lenguaje cinematográfico.

Jesus Camp…

En varias ciudades del país, se está llevando a cabo la gira de documentales denominada como Ambulante. Si ustedes tienen oportunidad de ver alguno de estos trabajos, les recomiendo hacerlo. Se trata de un género del cine al que normalmente uno solo tiene acceso a través de la televisión y la oportunidad de ver los trabajos en una pantalla de gran formato, resulta en una oportunidad única.
Ayer he visto uno de los documentales que forma parte de Ambulante, se trata de Jesus Camp un trabajo co dirigido por Heidi Swing y Rachel Grady, en el que se desnuda a los evangélicos fundamentalistas norteamericanos, a su agenda política y la terrible manipulación Psicológica y emocional, a la que están sometiendo a cientos de niños, con el objetivo de “formar guerreros del Señor” que incidan en un futuro en las decisiones políticas de nuestro vecino país del norte.
Las directoras nos llevan a un alucinante viaje hacía el interior de un grupo fundamentalista cristiano, quienes creen que la juventud cristiana debe tomar el mando de los derechos religioso y público, desvaneciendo la separación entre Iglesia y Estado e imponiendo las creencias religiosas por sobre cualquier otra. Jesus Camp sigue a Levi, Rachel y otros niños que asisten a un campamento de verano titulado Kid’s on Fire. La líder de dicho campamento es la pastora Becky Fischer, una mujer que esconde detrás de una bonachona y amable apariencia, a un auténtico monstruo del fundamentalismo religioso, quien se cree poseedora de la verdad absoluta. El objetivo ulterior de estos grupos es oponerse a los derechos civiles y las conquistas ganadas en materia de derechos humanos como es el caso del aborto, así como a la ciencia y a lo que de ella emana. Lo peligroso es que parecen estar ganando la batalla.
Un trabajo prodigioso y perturbador, en el que se muestra como en lo más profundo de los Estados Unidos, se generan movimientos políticos de gran escala que son los que han llevado a gente como George Bush al poder. Una película que tienen que ver, por que de alguna forma la jerarquía católica mexicana (y hablo de ésta por tratarse de la religión que la mayoría de los mexicanos dice profesar) está copiando este tipo de comportamiento manipulador, para tratar de imponer sus creencias en cuestiones de carácter legal.
Estamos ante un trabajo que nos llevará a la reflexión sobre temas como la religión, la ciencia y la política. He aquí los primeros 10 minutos de Jesus Camp, espero que esto los motive a tratar de conseguir o ver la película completa, y si ya la han visto, probablemente estarán de acuerdo conmigo de que estamos ante un filme al que hay que visitar en varias ocasiones con el objetivo de reflexionar sobre temas que están muy presentes en la discusión mundial (o al menos, deberían de estarlo).

Una película que habla por si sola. Salvo el punto de vista de Mike Papantonio, un locutor de radio cristiano y liberal, que es contrario al de Fischer y los fundamentalistas, parece ser que el objetivo de las directoras era dejar que los propios protagonistas del filme se exhiban a si mismo como fanáticos, intolerantes y manipuladores. Una película que nos recuerda el poder de reflexión y denuncia al que puede llegar el cine comprometido socialmente.

Así las cosas hoy lunes…

Salud pues……