En la vida uno tiene que asistir a eventos que parecen estar hechos exprofeso para que uno pierda olímpicamente el tiempo. Ayer estuve en uno: la junta del Sindicato de Trabajadores de la Universidad. Cada vez que se anuncia una asamblea, me armo de valor y de paciencia pues sé que durante dos horas estaré presente en una muestra ás de que el sindicalismo corporativista, ramplón e ignorante todavía existe con gran fuerza en México. Se trata de una reunión llena de discursos huecos, propuestas sin sentido y sobre todo, sin mucho conocimiento de la realidad nacional. Pero hay que ir, por que además este sindicato que supuestamente vela por nosotros los trabajadores y por nuestro bienestar, te descuenta tres días de salario en el caso de que uno decida quedarse en casa o en cualquier otro lugar a hacer cosas más interesantes y productivas. Total que después de unas 75 intervenciones en las que se reitera exactamente lo mismo y se discuten verdaderas nimiedades, la asamblea termina votando por lo que sea con tal de salir lo más rápido posible del caluroso y nada cómodo local sindical.
Es por que la tarde de ayer, sabedor de que estaba a punto de ingresar una vez más en esa maraña de sin razones y sin sentidos, decidí armarme de un libro de los muchos que tengo pendientes para hacer más llevadera la reunión. Así que tal y como lo haría la muñeca fea, me escondí en uno de los rincones y me dispuse a leer tranquilamente mientras la asamblea pasaba a mi alrededor. Lo logré, pasé completamente desapercibido a tal grado que cuando el mundo entero levantaba las manos para votar por cualquier cosa, yo fui ignorado completamente. Por lo que al menos hubo una abstinencia para todo.
De un viaje a una Tierra Fantástica...
(ojo: la siguiente parte del post puede contener involuntarios "spoilers" fílmicos....hecha la advertencia...sigo...)
Soy fanático de la literatura fantástica. Los libros que más disfruto son los que tienen que ver con esa capacidad que tiene el ser humano de crear mundos y personajes completamente ajenos a la realidad. En la fantasía, podemos ver mucho de nosotros mismos. Es, tal vez, un reflejo de nuestras más profundas aspiraciones y temores.
Desafortunadamente en México (y mucho más en esta Aldea llamada Mérida) la fantasía no es por tradición un género literario fácil de conseguir. Es por ello que durante muchos años pretendí, sin gran éxito, tener acceso a un libro del que solo conocía fragmentos y que despertaba poderosamente mi atención: Las Crónicas de Narnia de CS Lewis. Hasta hace poco no existía una traducción al español. Tiene que anunciarse pronto el estreno de una superproducción hollywoodense filmada con base en el libro, para que una editorial se ponga las pilas y edite (eso sí, afortunadamente antes del estreno del filme) los 9 tomos que conforman a las muy famosas crónicas. Ha sido una espera que ha valido la pena y debo decir que estamos ante un libro que se disfruta y cuyos valores literarios están fuera de toda duda.
CS Lewis nos cuenta, en el primer tomo titulado La Bruja, El León y el Ropero, la historia de cuatro niños que son llevados fuera del bombardeado Londres durante la segunda guerra mundial. Les llevan a una enorme casa en el campo que se convertirá en el lugar ideal para realizar diversos juegos y olvidarse del caos que existía alrededor de ellos. En una de las habitaciones encontrarán accidentalmente un enorme ropero, que a su vez, es una puerta mágica hacía un mundo fantástico conocido como la Tierra de Narnia. Ahí jugarán un papel muy importante en el cumplimiento de una añeja profecía. Narnia está dominada por la Bruja Blanca quien ha hechizado a la tierra bajo un invierno permanente (cuyo detalle es que a pesar ser siempre invierno no existe la navidad) y convierte en piedra a todos aquellos que osan oponérsele. Pero, los habitantes de Narnia tienen la esperanza en el pronto retorno de Aslan, el león que es el único ser de la tierra que tiene la capacidad de vencer a la Bruja y restaurar la paz en toda Narnia.
CS Lewis escribe una fábula deliciosa. Es evidente que está escrita en un lenguaje cuyo público meta son los niños, pero disfrutable también desde el punto de vista adulto. Lo es por que a lo largo de la historia están presentes principios universales con los que dificilmente uno puede entrar en controversia: el amor, la lealtad y el sacrificio. Es pues una historia en la que salen a relucir lo mejor y lo peor que nos hace ser seres maravillosamente imperfectos. La eterna lucha entre el bien y el mal como tema principal está presente y Aslan es, con ayuda de los seres humanos, quien tiene el poder y la fuerza para inclinar la balanza por uno de los lados. Pero lo hará a través de un acto de amor,que va más allá del entendimiento de sus enemigos. La recompensa de ese acto será compartida por todos aquellos que incondicionalmente siguen a Aslan en la Batalla.
CS Lewis era un cristiano devoto y sus creencias están reflejadas a lo largo de las crónicas. De hecho, este primer tomo es una apología de los evangelios, lo que se demuestra con el carácter mesiánico de Aslan. Sin embargo esto no debe espantar a los no creyentes pues no se trata de un panfleto religioso, sino que, por el contrario, se trata de una obra que busca realzar principios que, insisto, le son comunes a todos los seres humanos independientemente de que uno pueda o no tener creencias de carácter religioso.
Recomendaría leer el libro mucho antes de que la película llegue a los cines. No confío mucho en el producto fílmico, pues se trata de una producción de Disney, lo que puede "amelcochar" a la historia y eliminar algunas de las partes más violentas del libro, amén de que pueden llegarnos solamente versiones dobladas lo cual sería una verdadera pena.
Las Crónicas de Narnia son pues una muestra más de un trabajo que lleva a la fantasía a niveles verdaderamente altos. Una serie de libros que me hubiese gustado mucho conocer de niño, pero que ahora, ya siendo adulto, he disfrutado intensamente Por lo menos asi ha sido con su primer tomo.
Así las cosas hoy, mis estimados Seven Readers...
Saludos... a todos...
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