lunes, mayo 30, 2005

De una mañana amarilla...

!Seven Readers¡ Os saludo con respeto, admiración y cariño. Espero que vuestro fin de semana haya estado increíble y relajado. Por estos lares, todo en calma. Salvo el megavolcho que entró a mantenemiento y me ha bajado una buena lana. Todo más o menos bien. Sábado de Sushi con la Wife y ayer día de lavado de ropa. Domingo de finales de soccer, y aunque se odie al américa hay que reconocer algo: ha jugado bien, ha arrasado a Tecos y es el campeón del futbol mexicano. Ni modo.
Las Lágrimas del Tigrillo...
Emilio Azcárraga saltó a la cancha del azteca justo después de que Gilberto Alcalá decretara el final de partido de ayer domingo. Las cámaras le siguieron durante todo su periplo por el terreno de juego, mientras abrazaba a sus empleados con emoción y con una gran devoción por los colores pertenecientes a su familia. Poco le importó al director de cámaras la reacción de los verdaderos héroes americanistas. Había que seguir al jefe, al empresario, a quien paga sus sueldos y a quien representa todo aquello por lo que se odia al américa. Azcárraga recordaba aquellos días en los que fue mascota del equipo, en los que su padre le disfrazaba con el uniforme amarillo y le pavoneaba en medio de los jugadores que antaño vistieron los colores amarillo y azul diarréicos. Esos tiempos estaban atrás. Ahora, había que celebrar con orgullo. Emilito Abrazaba a los jugadores. Felicitaba al Capello Carrillo, quien a su vez elevaba al cielo una plegaria en compañía de su familia, enfundada en playeras americanistas. A su lado llegó el pequeño Cañedo, presidente del América. Cañedo también celebraba toda una tradición. Su padre, el legendario Guillermo Cañedo, había construido la leyenda americanista de los años sesenta, setenta y ochenta. El viejo fue el responsable de aquellos días de gloria azul crema; de los días de Borja, de Reynoso, de Santos, de Zelada y de Brailowsky. Ahora, nuevos vientos soplan en Coapa a pesar de que los apellidos siguen siendo los mismos. Emilio y Cañedo se abrazaron. La oligarquía americanista en pleno disfrutaba de las mieles del triunfo en el centro del sagrado césped del Azteca. Fue el momento sublime. Un momento mucho más representativo que cualquiera de los seis goles anotados por los jugadores americanistas. Fue el momento del triunfo de la ideología americanista. Esa misma que llena de soberbia, se goza en la ignorancia de la gente y que piensa en el dinero como el valor más alto que existe en la tierra. Dinero, con el que incluso se pueden conseguir títulos de futbol. No están equivocados: si, se puede. Y es por ello que su triunfo es tan importante para ellos: es el triunfo de su ideología, de su forma de vida.
La gente que ha llenado el azteca, poco sabe de estas cosas. Ellos han cantado felices cada gol águila. Se han pintado la cara con los colores de la diarréa y le han mentado la madre a todo aquello que se opone a la ideología americanista. Son los hijos favoritos de Ázcarraga. Los Jodidos a los que su padre una vez se refirió, cuando se le preguntó para quien se hacía la televisión. Ellos, brincan, cantan y celebran. Son ese pueblo de Televisa. El pueblo del Big Brother, de Rubí, de Hoy o de Vida TV. Si, hoy se vale ser feliz, hoy sacan sus playeras americanistas del clóset y se hinchan de orgullo mientras las pasean por las calles del país. Hoy ya no se siente verguenza al ser americanista. Hoy Se vale, y se vale mucho, pues hoy su equipo es campeón.
Y haciendo una comparación rídicula de la afición americanista con la Puma de años anteriores, los jilgueros de la empresa, los comentaristas de amarillo también lloran de la emoción. La voz de Orvañanos se quiebra. El Perro Bermúdez está afónico. El gritón de Sarmiento también. En la cancha, una toma muestra, tal vez accidentalmente, a Javier Alarcón abrazando a Manuel Lapuente. Se abrazan con la emoción a flor de piel. Parece que el director de cámaras se da cuenta e inmediatamente mueve la toma a otra imagen. No, no es momento aún de ser tan descarados. Tal vez cuando se de el bicampeonato. Pero, no ahora no. Hay que salvar lo poco que queda de objetividad. Hay que esperar un poco más, es apenas el inicio de la nueva manipulación pro 2006. Seguirá la selección nacional, pero para eso...todavía falta un poco.
Temitoc Blanco levanta la copa. Ahí está el héroe de Tepito. El símbolo del "si se puede" de los jodidos. El naco de la Lincoln y el ex de la culta Galilea. Si, Temitoc también llora. 11 años en el futbol profesional y al fin es campeón. Sus lágrimas son genuinas, prueba finalmente la dulzura del triunfo del equipo de sus amores. Y lo hace junto con los nuevos héroes de Televisa: El Piojo, Kléber, Ochoa, Rojas, Villa, Davino y Pardo. Pasean la copa por el Estadio. Allá van los gladiadores del neoliberalismo mexicano. Son, y lo saben, el equipo que mejor ha jugado esa cosa tan injusta que tiene el futbol mexicano y que se llama liguilla. Han vencido al Tecolote del Yunque en la final de las derechas. Han pasado tranquilamente sobre ellos. Tecos se desfondó en la semifinal contra Morelia y llegó hasta el partido del jueves pasado. Como los yunquistas del sexenio, se agotaron antes del final del juego. No dieron para más y fueron desfondados por un equipo mucho más efectivo, más contundente. ¿Previsión político futurista? Who knows...
Ha terminado el campeonato, y hoy el águila de Televisa es campeón. Ha sido contundente, como debe ser para no dejar dudas. Los americanistas celebran en el Zócalo, el Ángel, en la Minerva, en el Monumento a la Patria, y en todos los puntos importantes de México. Cantan y brincan. Es su momento. Lloran, y sus lágrimas se funden con las del Tigrillo. Si, el americanismo está de vuelta. Es el momento de la diarréa. Corta vida al campeón....

4 comentarios:

Nina pollo dijo...

Gano el America??? Mtaa!

Miss Anesthesia dijo...

:(

Mirabai dijo...

Felicdades por tu mensaje.
Lo expresastme mejor que cvualquiera que haya leido en los medios.
Sabes?
Yo escribí una entrada, pero era tan fuerte que preferí no publicarla y opté por poner música para no amargarme.
México ha tenido 3 momentos trágicos en su historia:
1.) Cortés conquistando a un frupo de aztecas diezmados por la gripe. Con sólo el 20% de la cantidad original de habitantes.
2.)Santa Anna vendiendo el 66 % de nuestro territorio.
3.) Azcárraga Vidaurreta comprando a las güilas para convertirlo en el equipo de los apátridas que prefieren por sobre todo a los extranjeros.
De nuevo. Felicidades por este reporte.

David Moreno dijo...

Hola Victoria...Si ganaron...

Hola Mariana...bien expresado

Hola Mirabai..Gracias por lo expresado...no sé, si la compra águila puede compararse con los otros momentos que mencionas, pero sin duda ha contribuido mucho al manejo mediático y social de Televisa...

Saludos a las tres :)