miércoles, agosto 01, 2012

De Batman: El Caballero Que Nunca Ascendió...

Seven Readers!!...

En 1999 se estrenó en todo el mundo "La Amenaza Fantasma". Al salir de la función de estreno, un servidor - fanático de hueso colorado de los filmes anteriores de George Lucas - trataba de convencerme de que había visto una gran película, algo digno de recordarse, algo que pasaría a los anales de la historia del cine por algo más que por ser la precuela de Star Wars. Con el tiempo (y con mucho trabajo) fui reconociendo la realidad: se trataba de un filme bastante mediocre, con serios problemas en su guión y y con momentos climáticos decepcionantes. Tengo la impresión de que a muchos fanáticos de Batman les sucederá lo mismo con El Caballero de la Noche Asciende, pues dentro de algunos años, cuando pase la euforia por el filme, probablemente se darán cuenta de que se está ante una película fallida, cuyos últimos y emocionantes minutos no rescatan a un un producto cinematográfico carente de emoción, lleno de interminables y largos diálogos y que desperdicia a un excelente reparto con personajes que, salvo un par de excepciones, resultan planos, intrascendentes,  aburridos. 
Mientras las tres horas de proyección transcurrían yo intentaba descubrir que fue lo que le sucedió a un tipo tan talentoso como Christopher Nolan. Cómo era posible que alguien capaz de romper con las estructuras formales del relato cinematográfico en Memento o quien tuvo la maestría para envolvernos en diferentes estructuras narrativas en un filme trepidante como Inception, realizara una película que comete un error tan común en Hollywood: confundir lo grandote con lo grandioso. 
El principal problema de Nolan es que ha tratado que sus películas sobre el hombre murciélago no sean un mero divertimento, como lo son las películas que se realizan con base en personajes extraídos del mundo del cómic, sino que tiene una tendencia casi obsesiva por convertir a los filmes en un producto intelectual tratando de marcar una importante distancia con películas similares. Lo paradójico es que para ello no recurre a elementos narrativos arriesgados - como en sus otros trabajos - sino que cae en un clasicismo estructural en el que el cineasta no parece sentirse cómodo, lo que genera - particularmente en esta nueva entrega - un producto con una presentación y planteamiento interesantes, pero que se pierden en un desarrollo exageradamente rebuscado, el cual nos lleva a nudos de la trama que nunca logran romper con la cansada linealidad del discurso y disparar a la historia hacía momentos climáticos emocionantes.


Uno nunca logra sentir empatía por el personaje principal del filme. Si en la anterior entrega el Batman de Christian Bale fue borrado por el Guasón de Heath Ledger (a lo que contribuyó sin duda alguna la tragedia que terminó con la vida del talentoso australiano) aquí no es necesario un villano con tantos matices para que a uno no le interese en lo más mínimo lo que sucede con Bruce Wayne y su alterego con capa, pues el personaje se pierde gracias a un guión llano y a una dirección actoral que - por lo menos en este caso - parece no existir. Tampoco puede sentirse animadversión hacía un personaje como Bane. Tom Hardy es un buen actor pero entiendo que es complicado reflejar algún tipo de emoción cuando uno tiene andar con una máscara durante toda la película (volviendo a una galaxia muy lejana: David Prowse dio una gran lección de como hacerlo al encarnar a Darth Vader) y debe serlo más cuando le han escrito a tu personaje diálogos tan insulsos, tan poco aterradores, tan poco convincentes.
Sin embargo, no todas las actuaciones son tan malas. Anne Hathaway logra brindarle a Catwoman de un aire de inocencia y sensualidad que se combinan para revitalizar a un personaje que pide a gritos por una película propia, pero cuya química con Bale/Batman es nula. Está también un excelso Michael Caine, cuyo Alfred genera empatía en el espectador, pues logra transmitir el dolor que siente al ver la destrucción de alguien a quien considera como un hijo; y por último Joseph Gordon - Levitt quien personifica al oficial de policía John Blake, él único personaje con dilemas morales interesantes y con un arco de transformación lleno de motivos que lo justifican. 



Lo que me parece aún más lamentable, es que uno encuentra en la secuencia final indicios de ese gran cineasta que es Christopher Nolan pues la dota de momentos vibrantes y llenos de dramatismo (la mayoría de ellos producidos por los personajes secundarios) que generan visos de lo que pudo ser una fantástica película de súper héroes, pero que se pierde en la pretensión de convertirse en un filme oscuro y lleno de falsas complejidades.
Al final me quedó con la sensación de que  El Caballero de la Noche Asciende, naufraga por caer en la excesiva pretensión de convertirse en un filme de culto. No dudo que lo consiga, pero lo hará por razones que poco tienen que ver con el arte de contar historias a través de una cámara. 

Así las cosas hoy miércoles...

Salud pues......

2 comentarios:

Dib dijo...

A mí me gustó.
Me gustó mucho. Me gustó más que The Avengers.

Y me gustó porque no fui a verla como un crítico de cine. No fui a verla como un snob de la cinematografía. Fui a verla como un fan de Batman, un fan de la película anterior y un fan de Bane.

Y en los tres cumplió. Quejarse de que la película es pretenciosa es como quejarse de que en ningún momento le llaman "Catwoman" a Hathaway.
Batman tiene problemas, ya no es el jovenzuelo que solía ser una reata.
Bane es una mole de músculos inteligente, rápida y despiadada.

Yo hubiera pensado que un "hijo del pop" disfrutaría más de la película por todos los elementos pop/dark que maneja que por lo que pretende ser.

Sir David von Templo dijo...

No te ví criticar con ese ahínco la película de Spiderman... Supongo que porque la de Spiderman no tenía tantas pretenciones... Y porque la de Batman es muy de derecha...

Saludos...