El pasado fin de semana Televisa tuvo una importante presencia en las redes sociales y me parece que es interesante platicar un poco sobre ese hecho.
Desde hace unos días en Twitter el Hashtag #OccupyTelevisa comenzó a circular. Un grupo de activistas invitaba a los usuarios de la red virtual a manifestarse el sábado 5 de noviembre en las puertas de Televisa Chapultepec. El tema logró ser una tendencia por unas horas.
Los activistas pretendían demostrarle a Televisa que una buena parte de la sociedad mexicana está harta de la manipulación informativa que practica el consorcio de Emilio Azcárraga. La demanda es clara: se le pide a la empresa que abra sus espacios a todas las voces y opiniones, demanda por demás justa y con la que uno tiene que estar de acuerdo. Es decir, no hay que olvidar que Televisa opera sus canales de televisión en frecuencias que forman parte de una concesión del Estado Mexicano, por ende hace negocio con un bien de la nación - el espacio radioeléctrico - que tendría que ser utilizado dándole voces a todos aquellos que forman parte de ese Estado, es decir a todos nosotros. Pero por otro lado, también es cierto que como empresa Televisa tiene todo el derecho de tener una línea editorial propia y nadie le puede negar que maneje la información dándole prioridad a los temas que sean prioritarios para dicha línea. Pedir que Televisa renuncie a ese derecho es en si un atentado en contra de la libertad de expresión.
El asunto entonces no es tan simple. Por lo tanto aunque la indignación en contra de Televisa es justificable, la protesta tal vez no está encaminada hacía quien realmente es el responsable de permitirle a la empresa actuar como un auténtico monopolio informativo, es decir el Estado Mexicano y los órganos reguladores que incluso, en muchas ocasiones, parecen actuar en función de los intereses de Televisa. Las protestas y las exigencias tendrían que encaminarse hacía la COFETEL y la SCT organismos que tienen la potestad de fomentar el desarrollo de nuevas cadenas de Televisión - tanto públicas como privadas - presionarlos para que abran el espacio radioeléctrico a nuevas opciones. Lo sensato no es pedir la desaparición de la línea editorial de Televisa (lo que no implica la renuncia de un ejercicio crítico sobre la misma), sino el fomento a la competencia y - sobre todo - el acceso de la ciudadanía a algo que por derecho le corresponde: los medios de comunicación masiva.
La protesta quedó entonces como algo meramente anecdótico (eso si: convocó a más gente que la protesta de la derecha con motivo de la reforma política: el #occupySanLázaro). Su fracaso puede medirse en las mismas redes sociales: un día después el espantoso programa llamado La Voz México generó tendencias en Twitter que tuvieron más resonancia que el Hashtag que invitaba a ocupar las instalaciones de Chapultepec. Eso puede interpretarse como una falta de visión crítica por parte de la mayoría de los usuarios de esta red social hacía los contenidos de Televisa, pero también es una muestra de que el activismo cibernético tiene un campo de acción limitado y aún carece de la capacidad de llegar más allá del círculo rojo - llamémosle de esta forma - que se encuentra en esta red social.
Así las cosas hoy lunes...
PS1...A todo lo anterior hay que sumarle la dura carta que el actor Héctor Suárez le envió a Emilio Azcárraga con motivo de su frustrada participación en el reality show de carácter social que Televisa (junto a Televisión Azteca) realizó por segundo año consecutivo: Iniciativa México. En la misiva (que ustedes pueden leer aquí) Suárez no solamente denuncia la doble moral que se practica en la televisora de San Ángel sino hace hincapié en las lamentables condiciones de trabajo que tienen la mayoría de los empleados de la Televisora. Paradojicamente, en todas las protestas de en contra de la empresa, nadie piensa en esas condiciones y en como se las gasta Televisa en contra de sus trabajadores. Deberíamos tener una actitud más solidaria para con ellos.
Salud pues......
No hay comentarios.:
Publicar un comentario