Seven Readers!!...
Un comando armando irrumpe violentamente en las instalaciones de un periódico. Sus integrantes comienzan a disparar por toda la redacción y vociferan por el nombre de uno de los periodistas que ahí trabajan. En la misma secuencia - con un estupendo trabajo de montaje - vemos a uno de los capos más buscados del mundo hablar con su novia, la amenaza, mientras ella trata de alguna manera de suplicarle por su vida. Está condenada, lo sabe pero aún así lucha trata de abogar por su vida. Volvemos al periódico, los integrantes del comando armado han disparado con sus armas largas por toda la redacción, los empleados del periódico se protegen como pueden. El comando toma como rehén a una de las empleadas del diario. amenazan con comenzar a matar uno a uno a los empleados si él no se entrega. Ezequiel, el periodista al que buscan, oye su nombre una vez más. Decide entregarse, se pone de pie y se dirige a confrontar a los sicarios. Volvemos de nuevo a la intimidad de la vida de la vida del capo. Su novia suplica por su vida, es inútil el capo toma una pistola y le apunta hacía la sien. En el periódico Ezequiel ha salido a enfrentar a los asesinos. Uno de ellos le pide su cartera para identificarlo, el se las avienta desde el segundo piso en el que se encuentra. Los sicarios la revisan, uno de ellos le apunta con el arma, el periodista sabe que está perdido. En casa del capo éste le dice a su próxima víctima que es la mujer a la que más ha amado en la vida, dispara. Al mismo tiempo los sicarios vacían sus armas automáticas sobre el cuelo del periodista, cae del balcón sobre el que encontraba y queda en el suelo. Dos muertes relacionadas con una investigación periodística.
Es la historia del México actual abordada através de la ficción. Es la historia de El Octavo Mandamiento, tal vez el mejor melodrama que se ha transmitido en la historia de nuestro país.
El Octavo Mandamiento es más que un homenaje a los periodistas silenciados violentamente en los últimos años en el país. Es un doloroso y brutal retrato del actual sexenio, de su Guerra contra el Crimen, de como la Libertad de Expresión en México ha sufrido retrocesos brutales. Es el uso inteligente de la ficción y del melodrama para acercar a los televidentes a la realidad nacional, para sentir ese profundo dolor que sienten quienes son víctimas de esta violencia inacabable.
Argos TV se ha caracterizado por presentar historias apegadas a la realidad. Desde Nada Personal pasando por Capadocia, Las Aparicio o El Sexo Débil, la casa productora tiene dos claros objetivos: contar historias con una producción de primer nivel y hacer de esas historias algo más que un mero divertimento: se trata de utilizar formatos ágiles para confrontar al espectador con su propio contexto.
Lo habían hecho con éxito en otras ocasiones, pero quizá nunca con el sentido de oportunidad que tiene el Octavo Mandamiento, pues hoy - tal vez como en ningún otro momento de nuestra historia reciente - programas de televisión como éste son absolutamente necesarios, programas que se atrevan a hablar de temas que nos atañen a todos, que nos deberían doler a todos.
El melodrama está perfectamente escrito, dirigido y actuado. No existe hoy en la televisión nacional un producto con estándares tan altos en esos tres sentidos. Los últimos dos capítulos - que según los productores marcan la mitad de la historia - han sido impactantes y dolorosos: impactantes por su crudeza visual, por su extraordinaria puesta en escena, por su calidad actoral; dolorosos, porque retrataron la crueldad que se vive hoy en contra de un gran sector del periodismo mexicano y la profunda sensación de pérdida que sienten quienes han perdido a seres queridos, a colegas, a amigos víctimas de la brutal violencia.
Como espectador uno tiene que aplaudir el enorme valor de un melodrama como El Octavo Mandamiento. Uno tiene que agradecer la inteligencia de sus contenidos, el respeto enorme que tienen por el público. Pero sobre todo hay que reconocer el mérito de hacer de la ficción una ventana a la cruda, dura, violenta realidad del México de los últimos años. Quizá - insisto - el mejor melodrama en la historia de la televisión mexicana.
Un Logro...
Así las cosas hoy jueves...
PS.. Aquí pueden ver los capítulos 60 y 61 de El Octavo Madamiento...
El Octavo Mandamiento es más que un homenaje a los periodistas silenciados violentamente en los últimos años en el país. Es un doloroso y brutal retrato del actual sexenio, de su Guerra contra el Crimen, de como la Libertad de Expresión en México ha sufrido retrocesos brutales. Es el uso inteligente de la ficción y del melodrama para acercar a los televidentes a la realidad nacional, para sentir ese profundo dolor que sienten quienes son víctimas de esta violencia inacabable.
Argos TV se ha caracterizado por presentar historias apegadas a la realidad. Desde Nada Personal pasando por Capadocia, Las Aparicio o El Sexo Débil, la casa productora tiene dos claros objetivos: contar historias con una producción de primer nivel y hacer de esas historias algo más que un mero divertimento: se trata de utilizar formatos ágiles para confrontar al espectador con su propio contexto.
Lo habían hecho con éxito en otras ocasiones, pero quizá nunca con el sentido de oportunidad que tiene el Octavo Mandamiento, pues hoy - tal vez como en ningún otro momento de nuestra historia reciente - programas de televisión como éste son absolutamente necesarios, programas que se atrevan a hablar de temas que nos atañen a todos, que nos deberían doler a todos.
El melodrama está perfectamente escrito, dirigido y actuado. No existe hoy en la televisión nacional un producto con estándares tan altos en esos tres sentidos. Los últimos dos capítulos - que según los productores marcan la mitad de la historia - han sido impactantes y dolorosos: impactantes por su crudeza visual, por su extraordinaria puesta en escena, por su calidad actoral; dolorosos, porque retrataron la crueldad que se vive hoy en contra de un gran sector del periodismo mexicano y la profunda sensación de pérdida que sienten quienes han perdido a seres queridos, a colegas, a amigos víctimas de la brutal violencia.
Como espectador uno tiene que aplaudir el enorme valor de un melodrama como El Octavo Mandamiento. Uno tiene que agradecer la inteligencia de sus contenidos, el respeto enorme que tienen por el público. Pero sobre todo hay que reconocer el mérito de hacer de la ficción una ventana a la cruda, dura, violenta realidad del México de los últimos años. Quizá - insisto - el mejor melodrama en la historia de la televisión mexicana.
Un Logro...
Así las cosas hoy jueves...
PS.. Aquí pueden ver los capítulos 60 y 61 de El Octavo Madamiento...
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