Cuando se es bebé uno no conoce de nacionalidades, de lugares, de diferencias. El único problema que parece tenerse es el llamar la atención de los papás para comer. Nada más. En realidad las diferencias entre los bebés del mundo las van marcando los diferentes contextos en los que se crece. Contextos de carácter cultural que van conformando el carácter y la personalidad, es decir que nos van convirtiendo en seres humanos únicos y diferentes. Pero durante el primer año de vida de todo ser humano esas diferencias practicamente son inexistentes y si se quiere conocer a la esencia primigenia de cualquier persona, en cualquier lugar del planeta, basta con mirar esos primeros 365 días de transitar por el mundo para mirar que en el fondo tal vez todos tenemos el mismo sueño: ser felices.
Bebés es un documental de Thomas Balmés en el que se muestra precisamente lo que acontece durante el primer año de vida de 4 pequeños ubicados en diferentes partes del mundo: Hattie nacida en una familia de clase media alta en San Francisco; Bayar quien nace en una familia ganadera en la desértica Mongolia; Mari la hija de dos jóvenes profesionales japoneses y Ponijao el hijo más pequeño de una mujer que vive en una pequeña aldea en Namibia. El director les sigue durante ese año para mostrar como van adquiriendo conciencia de si mismos, de sus padres y del mundo que les rodea. El filme es un viaje hacía esos momentos en los que la capacidad de asombro se convierte en una herramienta para ir aprendiendo las primeras habilidades que se tienen en la conformación del ser humano, esas primeras herramientas que nos permitirán enfrentarnos a un mundo que con el paso del tiempo, presentará nuevos retos y desafíos.
Balmés es lo suficientemente inteligente para evitar dos cosas en su película: los diálogos y una planificación sin pretensiones artísticas. Los primeros son reducidos a expresiones de los papás y a las primeras palabras de los bebés. La narrativa sonora se limita al sonido ambiental del contexto en el que se van desarrollando los cuatro protagonistas del documental y a la extraordinaria partitura de Bruno Coulais que funciona perfectamente para dar mayor sentido a ese ambiente, es una música incidental en el sentido más amplio del término. Es la cámara la que funciona como narrador omnisciente, pero no se trata solamente de ese ojo presente en todo momento sino que Balmés logra planos extraordinarios que tienen un gran sentido artístico y dramático (el plano final es quizá el mejor colofón que he visto en mucho tiempo en el cine) que le dan más fuerza al documental, que lo potencializan y le proveen de una fuerza artística que, me parece, pocas veces puede verse en un filme de este género cinematográfico.
Bebés es un documental sobre ese ser humano que aún no ha sido influenciado por opiniones, prejuicios y valores propios de cada cultura. Es una película sobre la universalidad del hombre: cada uno de nosotros en nuestro primer año aprendemos a gatear, a pararnos, a hablar, a caminar y ese proceso es practicamente el mismo en cualquier parte del planeta.
Y si, la tierra está llena de horror, de guerra, de violencia, de oscuridad, pero aún así existen cosas a las que vale la pena mirar; quizá el mayor logro de Bebés sea precisamente ese: regresarnos a esos días en los que todo era un descubrimiento, en el que el logro más sencillo representaba conquistar al mundo.
Un logro...
Así las cosas hoy lunes...
Salud pues.......
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