domingo, noviembre 01, 2009

De Sarah Brigthman en Chichén Itzá...

Seven Readers!!...

Una de las cosas que le fascina al Yucateco es el llamado "blof". Para muchos de nosotros es muy importante decir que se ha asistido o visto ciertas cosas aún cuando realmente no nos importen mucho. Y además hay que verse bien mientras se hace. Por ello cuando me detengo en el último Seven Eleven antes de tomar la carretera que me llevará hasta Chichén Itzá para el concierto deCursiva Sarah Brightman sonrío un poco: soy parte de una fila en la que le gente viste como si fuera a ir a una boda. ¿Dónde habrá quedado las recomendación de llevar ropa cómoda al concierto? Parece ser que nadie se enteró. Los vestidos de luces, las camisas caras y los zapatos de tacón sumamente alto son los que destacan. Y pienso: bienvenidos a un típico evento yucateco, un evento del Blof. Porqué este es un evento para blofear, lo harán las autoridades culturales ("hemos impulsado a Yucatán con un gran concierto a nivel mundial") y lo harán muchas personas, al grado que a la cena VIP se le niega el acceso a la prensa común: solo pasan las revistas de sociales, hay que mostrar a la gente "importante" que fue al concierto. "Yo fui a ver a Sarah Brightman en Chichén" será en Yucatán una frase con un gran valor simbólico...por lo menos por algunos días.

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Al llegar al poblado de Pisté una larga de fila automóviles nos detiene por unos cuarenta minutos. Avanzamos lentamente por la calle que lleva al centro del poblado. A un lado del camino, los habitantes del lugar han salido a las puertas de sus casas a ver pasar a la gente. Es su única relación con el evento. Miran divertidos a quienes han pagado entre 500 y 8000 pesos para estar en el concierto de la cantante inglesa. Según las autoridades, a la larga, ellos saldrán beneficiados de la "enorme difusión nacional y mundial" que tendrá la zona gracias a este evento. Pero mientras ello sucede, los habitantes del poblado solo miran a los autos que esta noche irrumpen violentando a la usual tranquilidad de una noche sabatina en Pisté. No parece importarles mucho, pues al día siguiente volverán a las actividades que les ocupan todos los días y olvidarán a esa fila de automóviles que se forma hoy frente a sus hogares.

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Una protesta de artesanos unos metros más adelante, es el único punto de contraste en el lugar. Piden el respeto al patrimonio nacional y la expropiación de los terrenos de Chichén Itzá (que pertenecen a un particular). Son pocos pero se hacen notar y su presencia nos recuerda que un concierto pertenece a un mundo de ensueño. Esta es la realidad.

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Chichén Itzá debe ser el lugar más incómodo del mundo para realizar un concierto. Lejos de un punto urbano, con un acceso complicado y lento, y sin los servicios necesarios para un evento de esta naturaleza. La pirámide luce esplendorosa y contrasta con la pobreza del escenario que han erigido a su lado para la realización del evento. Las sillas dispuestas en la explanada de la pirámide son incómodas y la visibilidad es nula si alguien se siente adelante de ti. El sonido es bastante malo y lo queCursiva debe ser un evento espectacular, se reduce a un concierto más, uno muy incómodo y con pocas posibilidades de ver a Sarah Brightman si se está fuera de las zonas con el boletaje más caro. Nula visibilidad, poco sonido. Las dos horas que dura el evento son una tortura para las piernas y el cuello. Que lejos estamos del Auditorio Nacional o del Foro Sol, lugares en los que se aprecia perfectamente el espectáculo aún se esté en los lugares más baratos. Pero luego de pensarlo un poco, me doy cuenta que hay poco que apreciar: unas cuarenta luces son las que encuentran en el escenario, las autoridades prometieron sobriedad por "respeto a la zona arqueológica" pero se han pasado: el show internacional que han prometido destaca por su pobreza visual.

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Pero Sarah parece estar ajena a todo esto. Apenas y saluda en español (lo que sin duda siempre será un buen detalle por parte de un cantante con otra lengua) y canta una serie de canciones que poco emocionan a la mayoría. Destroza sin piedad a la gran What a Wonderful World, que se hiciera grande bajo la interpretación de Louis Amstrong. Versiona Who Wants to Live Forever de Queen, la cual pierde su fuerza ante la melosa interpretación. Hace una versión de la tradicional Scarborough Fair (hecha famosa por Simon & Garfunkel) que provoca que alguien sentado junto aCursiva mí se pregunte: "¿Qué está cantando eh?". Eso sí, el respetable entero aplaude a rabiar cuando canta Hijo de La Luna y Pasión, los únicos temas que son relativamente coreados por algunas de las 6000 personas. Pero su voz se transforma cuando canta composiciones hechas para ella. Es espectacular su interpretación de The Phantom of the Opera y Time To Say Goodbye, es entonces cuando uno puede escuchar (pero no ver) a la gran intérprete que es.Cursiva Sarah se mantuvo lejana del público, nunca hizo un esfuerzo por conectarse con la audiencia pues parecía estar ensimismada en su propia interpretación y haciendo un concierto solamente para ella. Al final, parece haberlo disfrutado.

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En Yucatán no existe el Encore. O si lo hay, es solamente disfrutado por los fans más acérrimos. Dos o tres canciones antes de que termine un concierto, la gente comienza a abandonar la sala. La razón: hay que llegar rápido al auto para no quedar atrapado en el congestionamiento vial que puede producirse al termino de un evento multitudinario. Así que desde que varios presienten que está el recital está por llegar a su fin, comienzan a correr hacía la salida molestando a quienes si pretenden ver en que termina todo. Finalmente el escuchar no importa, el objetivo se ha cumplido: ver y ser vistos.

...Cursiva

A las cuatro de la mañana aparco al buen Gimli en la puerta de mi casa. Estoy completa y totalmente agotado después de cuatro horas de carretera. Las piernas me duelen por la manejada y por haberlas tenido que retraer durante los dos horas de concierto. Solo tengo en mente llegar a mi hamaca. Lo consigo.
Esta mañana al despertar leo en la prensa local que la Gobernadora ha anunciado a Elton John para el próximo año y a Paul McCartney para el 2011. Ambos los realizarán en Chichén Itzá. Me pregunto si doña Ivonne ha escuchado o visto un recital de este par de genios. Sino lo ha hecho, ojalá y alguien le preste pronto un DVD de un evento de estos señores. Se dará cuenta de algo: son conciertos de rock, extremadamente espectaculares y que requieren de un escenario que permita un desarrollo visual importante, son conciertos en los que la gente se pone de pie, baila, canta, grita y se emociona. Evidentemente Chichén Itzá no es el lugar para ello. El desastre de esta noche podría dejar esa lección, pero me parece que estamos ante la fábula del Rey que caminaba desnudo: aquí parece que la corte está empeñada en decirle a la gobernadora que Chichén es el mejor lugar del Estado para organizar conciertos. Ojalá y antes de Elton o el gran Paul, alguien se atreva a decirle lo contrario. Eso parece un sueño lejano, pero soñar finalmente no cuesta 8 000 pesos.

Así las cosas hoy domingo...

Salud pues......

PS...Este blog regresará con su top 25 personal en español, en la próxima entrega....

6 comentarios:

Pereque dijo...

Qué buena crónica. Y no nada más al yucateco le encanta el blof.

¿Y dónde está el INAH? ¿Alguien se ha puesto a calcular el daño arqueológico de un concierto de rock en Chichén?

¡Saludos!

Maik Civeira dijo...

Excelente crónica. La forma en la que lo estructuraste por apartados hizo la lectura más amena y puntual.

"Finalmente el escuchar no importa, el objetivo se ha cumplido: ver y ser vistos."

Tienes toda la razón.

¿Será que si le decimos a Paul sobre el daño que la causaría su concierto a un patrimonio cultural, cambie de opinión? John seguro no se prestaría a estas cosas.

La Red Creativa dijo...

Así, excelente crónica.

Saludos, David.

Raúl Pérez.

Rocker World Citizen dijo...

Excelente reseña. ¿sería el concierto de Yanni en la acrópolis el precursor de conciertos en zonas arqueológicas? ¿porqué si en Grecia se pueden, aquí no? este último sería el argumento de las autoridades para hacer esos incomodos conciertos en Chichen Itzá.
A Jean Michel Jarre no lo dejaron tocar en Teotihuacán en el eclipse de 1991 y definitivamente las zonas arqueológicas no son escenario ideal para buenos conciertos, pero sí son buenos escenarios para la demagogia barata que a la ivonne le sale que ni mandada a hacer.
En lugar de hacer en la ciudad un buen escenario para grandes eventos como la arena Monterrey o el auditorio nacional (con la debida proporcion) y poner a Mérida en la lista de urbes y no de ranchos grandes, siguen explotando a chichen con eventos que si bien son de artistas que valen la pena, el sitio y el entorno no. Además no hay nada peor que aguantar un concierto rodeado de ignorantes de la musica que se acudió a escuchar y nomas están para la foto para salir con cara de realizados en sociales del Didy (como pasó con Silvio y Serrat). Prefiero ver a los artistas en otra parte donde sea una misa negra rockera (o del genero que sea) para los presentes.
Saludos

Anónimo dijo...

Yo creo que a Sir Elton le vale tocar en Chichen, en Chapultepec o en la Portales mientras le paguen bien...Paul si supiera del daño potencial hecho a la zona arqueològica quizà si se negara a tocar...pero ya ven, ya veremos el escàndalo cuando luego de ver al gran Macca algùn pseudo fan decida firmar en grafitti una piramide: "strawberry fields 4eva" aunque la rola sea de Lennon!
Clau

Unknown dijo...

Una de las cosas que en verdad me gustaria hacer antes de morir es asistir a un concierto de Paul Mcartney...permitamosle a la gober que haga el intento por acercarnoslo un poco.....