domingo, febrero 17, 2008

De Despedidas...

Seven Readers!!

Tengo muchos primos y no tengo nada en común con la mayoría. Casi todos llevan vidas muy diferentes a la mía y sus gustos o aficiones son completamente ajenos a los míos. De hecho, la mayoría de mis primos me parecen total y absolutamente aburridos. 
Pero siempre existen excepciones y tengo cuatro primos a los que casi nunca veo, pero que cuando lo hago pareciera que el tiempo no ha pasado entre nosotros. Podemos platicar horas y horas, recordar anécdotas de la infancia, hablar de deportes o de cualquier otra cosa. Son mi verdadera familia (aparte de mis mejores amigos que también son familia) y la única con la que me interesa tener contacto por el resto de mis días.
Mi prima Nydia era de uno de esos primos. Mi prima se fue a otra galaxia el fin de semana.
Yo soy el mayor de tres hermanos y siempre quise saber lo que sería tener un hermano o hermana mayor. En más de un sentido mi prima fue esa hermana. 
A ella siempre le admiré, le admiré por su sentido del humor, por su inteligencia y por su belleza. Al ser seis años mayor que yo, fue en una época de mi vida mi modelo a seguir. Fue la primera persona que conocí que dejó a sus padres para ir a estudiar a la universidad. La primera que podía hablar de series de televisión o películas recordando exactamente al director o a los actores. La primera persona que me hizo entender la importancia de acumular conocimento y cultura. 
Cuando recuerdo algunos de los momentos más importantes de mi vida, ella está presente. Ella estuvo conmigo cuando escuché por primera vez a Silvio Rodríguez. Ella fue la persona que me sirvió mi primer vaso de tequila o quien por primera vez me llevó al cine en un horario nocturno. Fue también con quien entré por primera vez a una discoteca (oh....aquella memorable noche...yo con quince años y en Garesta Club, rodeado de universitarias) y quien me dijo las palabras exactas que debía decirle a la primera chica a la que decidí jurarle amor eterno.
Nunca olvidaré aquellas tardes en las que nos tirábamos en la hamaca y mirábamos películas por horas: Siete Novias para Siete Hermanos, Mujercitas (cuando ella quería llorar y yo reía por que me parecía rídiculo poner una película para derramar lágrimas) o algunos clásicos de los ochenta como Some Kind of Wonderful o The Breakfast Club. O esas noches de jueves en las que poníamos Canta Canta de XETU y nos torcíamos de la risa burlándonos de los participantes del mentado programa. 
Nydia sabía reir, vivía la vida con pasión. Era brillante, quizá una de las personas más brillantes que he conocido. Alguien que siempre supo lo que quería y nunca dudó en hacer todo lo que estuviese a su alcance para obtenerlo. Supo caerse y levantarse muchas veces y fue siempre una extraordinaria conversadora.
Tuvo la mala fortuna de contraer una terrible enfermedad genética, hereditaria, que le fue consumiendo el cuerpo poco a poco. Pero a pesar de ello siempre mantuvo una lucidez maravillosa. Las últimas veces que le ví pude ver en sus ojos ese brillo que siempre le caracterizó, aun cuando su capacidad de movimiento practicamente se había perdido y vivía atada a un tanque de oxígeno. 
Hace apenas tres semanas platiqué con ella por última vez, pues vino a Mérida a tratar de despejarse un poco y de olvidar la situación por la que atravesaba. Charlamos de películas, de series de televisión y reímos juntos recordando un par de anécdotas de nuestra infancia. Recordamos aquellas tardes en las que escuchábamos a Rick Springfield y a Chicago en los viejos discos de Vinyl. Y le despedí con un beso. No le volvería a ver. Le prometí ir a verla a la ciudad de en la que vivía y no pude cumplir con esa promesa. Le prometí un maratón de películas ochenteras y nunca hallé el tiempo para mirarlas a su lado.
El jueves se fue del planeta.
El funeral fue impresionante, con mucha gente que fue tocada de alguna forma u otra por mi prima. Yo nunca lloro en los funerales, las lágrimas simplemente no me salen. En esos momentos prefiero siempre recordar las cosas felices que viví con la persona, especialmente si es alguien tan cercano como en éste caso. Y en ese momento llegué a una conclusión: haber conocido a Nydia fue una de las cosas más maravillosas que me han pasado y que me pasarán en la vida. Soy afortunado por haber coincidido con ella, con una personalidad tan fantástica, con una inteligencia privilegiada y con un sentido del humor único y maravilloso.

McCartney dice: 
On the day that I die I'd like bells to be rung 
And songs that were sung to be hung out like blankets 
That lovers have played on 
And laid on while listening to songs that were sung...

Hoy he tocado varias de las canciones que escuché por primera vez junto a mi prima. Hoy he sido feliz de nuevo. Son las canciones que alguna vez fueron cantadas por ambos, en días felices, días extraordinarios y que siempre...siempre se quedarán impregnados en lo único que me llevaré cuando a mi me toque dejar a este planeta: la memoria.
Y mi memoria sabe que parte del mejor tiempo de mi vida, lo tuve junto a ella...

Farewell sweetheart....nos miraremos pronto...here's to you....






Another turning point;
a fork stuck in the road.

Time grabs you by the wrist;
directs you where to go.

So make the best of this test
and don't ask why.

It's not a question
but a lesson learned in time.

It's something unpredictable
but in the end it's right.
I hope you have the time of your life...

Así las cosas....

Salud pues.......


1 comentario:

Unknown dijo...

Una abrazote David. Conocer, querer y ser querido por personas como tu prima, hacen que valga la pena esta vida.