Seven Readers!!
Una de las cosas más divertidas de la vida en una oficina, es como las pequeñas trivialidades se convierten en grandes cuestiones. Creo que esto sucede por que de alguna forma así se sale de la rutina en la que inevitablemente se entra en un centro de trabajo.
Hoy por lo pronto en el mío, la gran discusión ha girado en torno a un frigobar. La historia es que alguien solicitó uno con la idea de guardar ahí refrescos y cierta comida que permita sobrevivir a la jornada laboral sin morirse necesariamente de hambre.
Hace unas horas entregaron el mentado aparato. Inmediatamente comenzaron las llamadas telefónicas anunciando dos cosas: la primera fue la llegada del diminuto refrigerador (es la primera vez que en nuestra área se pone un frigobar), creando una conmoción que incluso ha superado a la provocada por el arribo de la cafetera eléctrica.
Secretarias, productores y locutores (as) formaron una pequeña comisión de bienvenida al frigobar. Le rodearon con admiración y casi puedo jurar que al menos a dos personas varias lagrimitas les rodaron por las mejillas. Todos le miraban embelesados, tal vez pensando en lo que ahí iban a poder almacenar, o quizá admirando su elegante puertecita color plata (solo en momentos así, es cuando realmente me arrepiento de no tener un celular con cámara).
Y ahí estábamos todos observando, cuando alguien lanzó uno de esos sablazos de pregunta: “¿Y dónde lo pondremos?” Las caras de felicidad fueron transformadas por severos rostros de preocupación. Especialmente cuando una de las secretarias advirtió: “Ese va a ser el problema, por que como no tiene llave….todos van a poder meter mano” ZAZ!!!....en eso las caras de felicidad se transformaron en rostros de desconfianza. Los que apenas hace unos minutos se amaban, ahora se miraban con ojos de: “Maldito…tú seguramente te tomarás el té que traigo desde mi casa”…
Rápidamente se formó un consejo de decisión, comandado por la Secretaria en Jefe…tenían una misión realmente compleja: decidir en donde se pondría el frigobar, para manternerlo lejos del alcance de los gorrones no invitados a participar en su uso. Las propuestas comenzaron a llegar. Algunos incluso hablaron de la necesidad de llevar el asunto ante las altas autoridades, con el objetivo de que el aparato sea reemplazado por uno que posea llave.
Fue en ese momento cuando se me ocurre abrir la boca y preguntar: “¿y quién tendrá la llave?” ZAZ…caí en cuenta de que ese asunto no había sido planteado. Si la llave se le daba a todos, pues el negocio no funcionaba …los robos de viandas podrían ocurrir sin ningún tipo de problema; y si la llave la controlaba una persona….¿qué pasaría si esa persona no está, cuando un solicitante sienta que el hambre le retuerce las entrañas? Me di cuenta de que había creado una tormenta en un vaso de agua, justo cuando la Secretaria en Jefe me fusiló con una mirada que hubiese puesto a temblar hasta al Caníbal de la Guerrero.
A esta hora del día, el asunto aún no termina. Se han hecho incluso una serie de consultas telefónicas entre el personal que labora por la tarde y noche y que, evidentemente, todavía no llega. La decisión de donde terminará por colocarse el frigobar, seguramente se llevará un buen tiempo más.
Lo paradójico del asunto, es que la coca cola que compré en la mañana, se ha calentado de nuevo…pues hasta este momento el uso del aparatejo se encuentra total y absolutamente restringido.
Cuando miro esto, es cuando aplaudo a los creadores de The office…
Aunque la realidad, siempre supera a la ficción…(o eso dice el cliché)...
Así las cosas hoy jueves…
Salud pues……
4 comentarios:
Ay… David, me hiciste reír con ganas, yo que creía que nada más acá en mi oficina (de gobierno) se daban esos problemitas... domésticos.
Saludos
jajajajajaja
Recordé a una amiguita le ocurrió que tomaron su comida, se la comieron y le dejaron los huesos en el recipiente ¿qué cosa?!!!!
Lo que tienen que hacer es poner una webcam enfrente para que todos puedan ver vía red quien abre la puerta y que saca.
Esa idea se me ocurrió leyendo a Orwell.
Un Abrazo.
Juar,Juar!! me recordaste cuando se compro por primera vez (hace 10 años) el micoondas de la oficina...jiji. Y el asunto de quien tendrìa derecho a usarlo y todo eso...jijiji
Emma
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