De 3:10 to Yuma....

Seven Readers!!


Tengo cierta debilidad por el Western. Es un género cinematográfico que me ha atrapado desde niño, cuando solía ver los filmes de John Wayne en la televisión y emocionarme sobre todo con las escenas que incluían balazos, persecusiones a caballo o duelos en las calles de un pueblo. Wayne fue de mis primeros ídolos del celuloide.
Con el paso de los años, y con el poco o mucho estudio que sobre cine he hecho, he revalorado más al género, comprendiendo mejor sus virtudes y sus aportaciones al cine mundial. Muchos de los mejores directores de la historia filmaron Westerns. Ahí están los monstruosos Jhon Ford y Howard Hawks, o el gran Sam Peckipah como buenos ejemplos de esto.
Me parece que el éxito del Western, recae cuando presenta dilemas morales importantes. Casi todos tienen que ver con alguna forma de redención. En Río Bravo (1959) Dean Martin interpretaba a Dude, un hombre al que Jhon Wayne, su superior pero también su amigo, le ayuda a reencontrarse con la vida, en el medio de un ambiente más que hostil. En Shane (1953) , un pistolero a sueldo tiene la posibilidad de rehacer su vida al ayudar a una familia de rancheros en contra de un despiadado terrateniente, ganándose la admiración del hijo varón de la familia. Y por supuesto está la magnífica Unforgiven (1992) en la que cómo todos ustedes recordaran, el pistolero William “Bill” Munny, quien tratará de redimirse a sí mismo, asesinando a un Sheriff que es peor que, en términos morales, es peor que cualquier asesino a sueldo; es decir un antihéroe que se transforma en la referencia moral del filme.
He citado estas tres cintas, por que me parecen relevantes para hacer una revisión de 3:10 to Yuma (a la que en español le han puesto el horripilante título e inexplicable título de 3:10 Misión Peligrosa) ya que es una película que tiene enormes influencias de las mencionadas anteriormente (claro, sin olvidar de que se trata de un remake de un filme realizado en 1957 por Delmer Daves y protagonizado por Glen Ford y Van Heflin), sin que ello demerite su propio brillo. El director James Mangold retoma varias temáticas de estas tres películas, para presentarlas en una historia cuyo mayor mérito es el poseer un clasicismo desbordante, remitiéndonos a lo mejor del Western.
La película cuenta la historia del legendario ladrón y asesino Ben Wade (Rusell Crowe), quien lleva a cabo el robo de una diligencia (Otra marga genérica dentro del Western, especialmente desde la maravillosa Stagecoah, del gran Ford, de 1939) que llevaba la nómina de una compañía de trenes que se encontraba en expansión. Durante el violento robo, Wade y su banda despachan a todos los defensores del carruaje, con excepción de Byron McElroy (Peter Fonda). Un ranchero envuelto en líos de tierras, encuentra al sobreviviente, y junto con sus dos hijos le llevan al pueblo más cercano para que sea curado. Por varias razones, el ranchero Dan Evans (Christian Bale) coadyuva en la captura de Wade. La compañía de trenes ofrece entonces dinero a quienes ayuden a McElroy a llevar a Wade por una travesía de tres días hasta el poblado de Contention, para ahí depositarlo en el vagón de prisioneros que le llevaría hasta la prisión federal de Yuma. Evans ve entonces la posibilidad de salir de sus problemas económicos y se ofrece como voluntario para la travesía. Pero tendrá otro fin: tratar de ganarse el respeto de su hijo Will (Logan Lerman), quien admira tremendamente al peligroso Wade. La travesía se convertirá entonces en una lucha personal para Evans, una lucha por ganarse el respeto de su hijo, por el patrimonio de su familia y por su propia vida, todo en el contexto de una perscusión de la banda de Wade que tratará de liberarlo antes de que pueda abordar el tren.

Mangold construirá entonces un filme planificado a la manera tradicional del Western: el Wide Shot para situarnos en lo árido y complicado del medio ambiente, el close up para llevarnos al interior de los personajes, el plano americano, principalmente en las escenas de confrontación entre pistoleros, etc. Un filme rodado con varios cambios de ritmo: trepidante por momentos, pero intenso y reflexivo por otros, especialmente cuando se trata de rodar a los diálogos entre personajes. Mangold rueda con mucho cuidado estas escenas, preocupado por brindarles el contexto adecuado, y sobre todo por que en ellas se encierra el subtexto moral del filme. El encontronazo entre Wade y Evans, traerá consigo cambios importantes en la personalidad de ambos. En cierta forma los dos son anti héroes, que a través de su encuentro generaran una extraña y complicada simbiosis que arrojará un desenlace sorpresivo y contundente.
Gran parte del éxito del filme recae en la capacidad histriónica de sus protagonistas. Crowe hace tal vez su mejor interpretación desde The Insider. Su Ben Wade es irónico, sádico, divertido y lleno de una moralidad dudosa que le convierte en un personaje más que atractivo. Christian Bale construye un personaje que navega entre el honor, los altos principios y cierta dosis de cobardía. Es un tipo común arrastrado por las circunstancias hacía una aventura en la que normalmente no se hubiese involucrado. Es destacable la actuación de Ben Forster como el amoral Charlie Prince, el teniente de la banda de Wade, ya que su clásica villanía servirá para marcar una diferencia con el supuesto malvado del filme y para la reflexión que se hace, a través de los personajes, de las dualidades naturales del ser humano, plasmadas en los personajes de Wade y Evans.
3:10 to Yuma, es un admirable Western. Una revitalización del género y una grata sorpresa, especialmente por que es producto del mismo director de Kate & Leopold o Girl, Interrupted. Mangold sorprende por el gran manejo que hace del canon genérico, pero también por su renovación y su actualización en términos temáticos.
Estamos, desde mi punto de vista, ante una posible candidata al premio de la Academia en Febrero próximo.
Un gran logro.

Así las cosas hoy lunes…

Salud pues……