Cuando decidan ver The Wrestler, traten de poner atención en lo siguiente: Cada vez que el personaje de Randy "The Ram" Robinson habla con una persona ajena a su mundo, la cámara le toma en Picada. Sólo hay una vez que la cámara le toma en contrapicada: al final de la película, cuando el luchador está por asestar uno de sus últimos golpes a su adversario. Esto tiene una poderosa razón de ser: la contrapicada implica siempre la superioridad del personaje al que se tiene en lo alto del plano. En este caso, Darren Aronofsky la utliza para remarcar el hecho de que sólo es en el cuadrilátero donde The Ram puede aspirar a ser superior, a ser reconocido. El ring es su mundo, no encaja fuera del universo que le rodea. Al salir del mismo, The Ram es un patético perdedor. Alguien desesperado por recibir una parte del mundo exterior, por encajar en el mismo, pero carente completamente de posibilidades para lograrlo. Es un incapacitado social y emocional. Estancando en los ochenta y en su fama de aquellos días. Su destino está marcado por el ring y por lo que éste le ha producido: dolor, reconocimiento, fortuna y un camino directo hacía el abismo.
Y sin embargo, uno como espectador mantiene siempre la esperanza de que la vida de The Ram pueda cambiar. La película crea un catártico vínculo entre el personaje y la audiencia. Uno sufre por The Ram, uno piensa que el destino del luchador va a transformarse. Uno tiene fe. Pero la fe muere avasallada por la realidad. Por que The Ram está perdido en la mala suerte provocada por un mundo que no es el suyo. El está consciente. El intenta salir. No lo logra. Nunca sabrá como hacerlo, por que el pasado es su presente. Por que ha sido rebasado por sus propios demonios. Por que es un hombre de otro siglo en uno nuevo.
Es un luchador, un guerrero, un tipo de llaves y candados, de lucha extrema, de llevar grapas clavadas a su espalda. Ese es su mundo. Tiene una hija, si, pero ella es un accidente al que hay que intentar amar. Quiere a una mujer junto a él, pero el problema es que la Stripper a la que ha escogido vive una situación similar: su cuerpo le falla en el trabajo. Está al borde del retiro. Por ende se siente incapaz de relacionarse con cualquiera que le ofrezca amor incondicional. Y eso es quizá lo único que The Ram puede ofrecer. Por que en el fondo, lo que él busca es lo que cualquier ser humano del planeta: amar y ser amado. Pero existen seres que nacen para nunca tener éxito en esa búsqueda: The Ram, es uno de ellos.
Y Claro: ahí está Mickey Rourke. ¿Cuánto de Rourke hay en The Ram? Es probable que mucho. Lo cierto es que en pocas ocasiones un personaje ha sido interpretado con tal honestidad en la pantalla. Rourke despide coraje en varios momentos de su actuación, pero al mismo tiempo genera una inmediata empatía (o ¿lástima?) por su personaje con sus logrados momentos dramáticos (especialmente en una escena junto a su hija, interpretada magistralmente por Evan Rachel Wood) y por la manera como logró involucrarse en un tipo prendado del mundo de la lucha libre profesional, un hombre capaz de enfrentar a la vida solamente cuando el cuadrilátero lo requiere. Marissa Tomei (bellísima en el filme) tiene al único personaje que tal vez puede brindarle una salida a The Ram. Cassidy parece también haber llegado al final de su carrera. Pero a diferencia del luchador, ella ha planeado un futuro, ama a su hijo y todo lo hace por él. Y he ahí el por que no puede ser parte del mundo de The Ram: en él no caben los ganadores, los que no arreglan la lucha antes subir al cuadrilátero, aquellos a los que la vida les plantea una esperanza real.
The Wrestler es uno de esos pequeños grandes filmes que remueve las entrañas. Es el mejor trabajo hasta la fecha de Darren Aronofsky. Es una película dura, real, difícil y poderosa. La épica de un hombre atado a un destino miserable, marcado por esa enfermedad conocida como soledad, pero irremediablemente honesto, por lo tanto: hermoso. Por que la verdad puede ser dura, pero nunca será triste: simplemente - parafraseando a Serrat - No tiene remedio. Y lo verdadero lleva a la belleza de manera implícita, aunque a veces lo bello termine por golpearte profundamente en el corazón.
Una obra maestra....
Así las cosas hoy martes...
Salud pues.......
2 comentarios:
David
Tanto como obra maestra, no me lo parece; pero si es buena. Sobre todo, vale por la actuación de este hombre Rourke. Tu te preguntas cuánto de él, hay en el film. Bueno, yo le decía a un amigo: "ésta es como la metáfora de su vida".
Y sabes qué? La película me gustó, pero lo que realmente me fascinó fue el rolón de Springsteen. Me acordé de la sobrevalorada, chantajista y sensiblera Philadelphia, cuya mayor gracia -al menos para mi- es justamente la rola que canta el Bruce.
Saludos
Wow.... mi buen Dave, neta, siempre al leer tus resumenes de las movies, dan unas ganas increibles de verlas. Eres un maestrazo en esto eh.
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