Enrique Maza es Periodista, Filósofo, Ensayista y Sacerdote Jesuita. Y es ante todo una de las plumas más lúcidas que existen actualmente en nuestro país. Su último libro "Rostros del Hombre: Los Caminos de la Libertad Frente A Los Absolutos" , es un tratado sobre el hombre como un ente histórico y sobre la moral que debería regirle. Es un libro filosófico, pero sumamente pragmático, escrito desde la perspectiva de un hombre preocupado por responder a una de las preguntas fundamentales de la existencia humana ¿Qué es el hombre?.
Maza analiza la posibilidad de una vida moral en el medio de un mundo contradictorio que confunde al eje de su análisis, es decir al hombre. Va a tratar de responder a estas contradicciones de la mano de la Biblia, pero no entendida como un texto litúrgico inamovible y dictado por una autoridad suprema, sino como una fuente de sabiduría que se "renueva y se enriquece de manera histórica". Trata a lo largo de su texto de marcar una diferencia entre los orígenes de quienes escribieron a la Biblia y la visión aristotélica de la misma impuesta por una Iglesia que, para Maza, está muy lejos de entender al hombre como un ser que evoluciona de manera histórica.
La principal aportación de los primeros capítulos del trabajo es esa: el hombre es un ser histórico, un ente dotado de libertad al que se le han tratado de imponer absolutos inamovibles. Es el libre albedrío el mayor tesoro que el hombre tiene y es con el buen uso del mismo, como el hombre va a labrarse un camino de libertad, de triunfo, con base - de acuerdo con Maza - de los tres elementos básicos de la Alianza: santidad, justicia y amor.
Dirá el autor:
El hombre es dueño del universo, de la naturaleza, del mundo, de la historia, de la vida, de su cuerpo y de su sexo.
Pero el aporte más significativo del libro de Enrique Maza, tiene que ver con la moral como respuesta a la crisis de identidad del hombre moderno. Maza no entiende a la moral como una serie de normas inamovibles dictadas por un absoluto eterno. Las leyes naturales simplemente no existen y son producto de la influencia aristotélica en el cristianismo.
El autor, con base en una serie de argumentos tomados del texto bíblico, concluye que la moral también es histórica y que cambia dependiendo de la geografía, la comunidad y de la historia misma.
Dice Maza respecto a la moral:
No es un código muerto para una vida estática que siempre se repite a sí misma, sino que se va precisando a lo largo de las circunstancias históricas. Y por eso cambia. Va cambiando. No es una moral fija, es una moral histórica. No es una moral eterna y abstracta derivada de la esencia misma de Dios y de una ley, llamada natural, que Dios graba de manera inmutable y universal en el corazón del hombre y que obliga siempre en la misma forma hasta la muerte, como se dice de la moral occidental y cristiana, sino al contrario es una moral que se forma y se reforma en la vida que fluye y que cambia y que va forjando al hombre, derivada de su Alianza con Dios.
Por ende, las reglas de comportamiento están "determinadas por la historia, por la sociedad y por el ambiente humano" y terminará con una sentencia:
Ni Jesucristo ni los apóstoles presentaron un sistema moral como el que hemos ido forjando en Occidente a lo largo de los siglos y que ya no funciona del todo entre los cristianos. Ha entrado en profunda transformación, a pesar de muchos esfuerzos en contrario...No hay ninguna moral - ni vivida ni pensada - que sea perfecta. Ni la moral actual de la Iglesia lo es. Lo bello del Antiguo Testamento es que muestra el desarrollo moral del hombre, la gradación de sus diferentes niveles y su progresión histórica. Su perfeccionamiento moral fue parcial y sucesivo.
El libro se convierte entonces en un vehículo filosófico que se aleja de las actuales concepciones que occidente tiene sobre lo moral. No existen leyes naturales y absolutas, aplicables en todos los tiempos y lugares. Para el autor estas leyes son abstractas, inaplicables. Los seres humanos son incapaces de conocer cualquier tipo de absoluto pues son seres históricos y relativos incluso en su capacidad de conocer.
Por lo tanto, la vida del hombre es de aprendizaje:
...Uno está aprendiendo. Se olvida uno de lo que debe hacer en cada momento y de los consejos que recibió, y no lo hace uno por desobediencia, sino por que todavía no se han asimilado ni convertido en hábito. Muchas de las cosas que nos han dicho que son pecado, son en realidad el aprendizaje de la vida. Por ejemplo, el aprendizaje del sexo, en uno de los períodos más importantes del crecimiento humano. Otro es el aprendizaje de la relación hombre - mujer. Nadie nace sabiendo, ni se aprende por obediencia. Y éste es otro ejemplo importante: la relación obediencia - libertad, sobre todo en el período de formación de la personalidad propia. Se comenten muchas tonterías en esos aprendizajes, pero no son pecados, son las consecuencias de aprender.
Entonces para el autor, el pecar no es una serie de acciones aisladas clasificadas como pecaminosas. Para él pecar es optar por el desamor como contenido de la vida. Desamor traducido en "soberbia, ambición, en injusticia, en falta de solidaridad, en endurecimiento del corazón".
Así Maza trae una óptica diferente para temas como el aborto, el divorcio, la eutanasia o lo que tradicional y limitadamente (quizá con una visión manipuladora) el cristianismo occidental ha considerado como pecado. Estos conceptos han evolucionado junto con la moral del hombre y por ende habrá que verlos de acuerdo al contexto en el que se desenvuelven. El hombre evoluciona y la moral va evolucionando con él. De acuerdo con Maza, esa es la idea Bíblica.
Rostros del Hombre es un libro escrito con pasión y con lucidez. Un libro que no pretende por ningún momento ser dogmático, sino que trata de aportar un poco de luz para entender al hombre como un ser en constante evolución. Lo hará a través de un lenguaje sencillo y en el que se manejan conceptos que cualquier lector puede comprender, pues estamos en continuo contacto con los mismos en nuestro andar cotidiano. Es una obra fundamental, en un tiempo en el que la lucha entre los supuestos absolutos y la libertad propia del ser humano están en constante pugna.
Así las cosas hoy miércoles...
Salud pues.......
3 comentarios:
Se ve muy interesante. Ya lo anoté para lectura pendiente. No parece muy en la línea de ataque al relativismo moral de su jefe Ratzinger. Eso me gusta.
Un Abrazo
Oye, suena muuy bien!!!!!
Gracias por la opción.
Besos
"El hombre es dueño del universo, de la naturaleza, del mundo, de la historia, de la vida, de su cuerpo y de su sexo."
¡Qué horror! Por eso jamás seré católico, el universo no es propiedad privada de ninguna especie.
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