Existen personas que iluminan una habitación al momento de entrar en ésta. Eduardo Galeano es una de ellas. Cuando el Uruguayo entró al pequeño teatro del Restaurante Amaro de la Cd. Mérida para charlar con la prensa, todas las miradas se centraron en él. Es un tío con una personalidad imponente, seguro de si mismo y con la apariencia de estar siempre dispuesto a charlar sobre cualquier tema de carácter humano. Por que ante todo, Galeano es un tipo preocupado por el ser humano, pero no solamente por el individuo, sino por esa particularidad que tiene el homo sapiens de agruparse en comunidad. Galeano es un hombre comunitario, un el autor de las colectividades, su historia y los problemas que de ella derivan.
Por eso nos ha contado siempre historias que tienen con ver con lo comunitario, con la asociación humana, sus virtudes y sus problemas. Cuando habla de un personaje lo hace siempre en función de su relación con la comunidad, de su trascendencia histórica para con la misma. Y lo hace de una manera tan sencilla y contundente que deja al lector perplejo.
Pero en persona Eduardo Galeano me confirmó algo que yo sospechaba: es un gran conversador. Un hombre con una charla deliciosa, amena, llena de varias tonalidades de humor y al mismo tiempo contundente, directa y llena de frases que te generan las ganas de tener una memoria privilegiada y grabarlas todas para siempre en el arcón personal de los recuerdos.
A mí en lo particular se me quedó solamente una muy grabada: Los hijos de puta tienen una gran capacidad de resurrección. Estoy seguro que Eduardo Galeano tenía en mente a muchos personajes de la política latinomericana cuando la esgrimió. Yo pensé en los recientes cambios en la SEP mexicana, en el nuevo PRI o en los famosos Chuchos. Si la historia es cíclica, en el mundo los políticos son la máxima encarnación de esta sentencia.
Pero todo terminó. No pude preguntarle sobre fútbol. Don Eduardo dijo que aunque el tema le apasiona era momento de irse a dialogar con el público que le esperaba para la presentación de su libro. Lo único que pude hacer al final es tenderle la mano y pedirle un autógrafo. Cuando vió que le extendía el libro sobre el deporte que le genera identidad a todo un continente me dijo:
"A Argentina le metieron 6 en Bolivia - explicó después de preguntarme mi nombre, y mientras firmaba su trabajo - ¿Y sabés que dijo Maradona al final?"
Contesté que no.
"Maradona dijo: no perdimos por la Altura, perdimos por dos razones: por que jugamos mal y ellos fueron mejores"
Galeano me miró por unos segundos, volteó para ver a otras personas que le rodeaban y dijo: "Esa honestidad, ya no se encuentra en ninguna parte. A mí, me ha parecido lindo".
Después me sonrió, me dió una palmada en el brazo y luego la mano, y yo me quedé con un libro en las manos. Un libro que tiene la firma de uno de los representantes más grandes de las letras de nuestro continente. Un libro que dice: "A David, Eduardo 2009".
Tengo un nuevo tesoro entre mis manos. En él viene una frase de Antonio Gramsci refiriéndose al Fútbol al elogiarlo como "Este reino de la lealtad humana ejercida al aire libre".
Galeano al final del libro amplía más la frase del intelectual italiano de corte marxista. Dice:
"Hace ya muchos años que se juega al fútbol de diversas maneras, expresiones diversas de la personalidad de cada pueblo, y el rescate de esa diversidad, me parece hoy en día, más necesario que nunca. Estos son tiempos de uniformización obligatoria, en el fútbol y en todo lo demás. Nunca el mundo ha sido tan desigual en las oportunidades que ofrece y tan igualador en las costumbres que impone: en este mundo de fin de siglo, quien no muere de hambre, muere de aburrimiento".
Y esa es la genialidad de Galeano: es además un extraordinario retratista de la diversidad, es un hombre que toma un tema aparentemente intrascendente - como el deporte - y lo convierte en un motivo de reflexión social, filosófica, histórica y política. Un tipo congruente con su pensamiento, un autor que ha evolucionado con latinoamérica, que siempre está en la búsqueda de la comprensión de la diversidad del continente.
Un hombre universal, camina esta noche bajo el mismo cielo que nosotros.
A veces, muy pocas veces, uno puede sentirse afortunado. Hoy lo soy. Hoy escuché de viva voz a un gran latinoamericano pero sobre todo a un extraordinario ser humano. Hoy le dí la mano a Eduardo Galeano.
Así las cosas hoy lunes...
Salud pues.......
4 comentarios:
Hola David
Por increíble que parezca, yo tengo ese libro de Eduardo Galeano; me gusta como escribe sobre futbol y creo que disfruto leyendo sobre el tema (también leí completito el de Juan Villoro “Dios es redondo”). Eduardo Galeano y Gramsci son poderos ejemplos para refutar ese cliché según el cual “a las personas ‘inteligentes’ no les gusta el futbol, pues es cosa de tontos” (mientras en otros circulitos bluff, se escucha “yo odio el futbol, porque es cosa de nacos”)
“Todo cuanto sé con mayor certeza sobre la moral y las obligaciones de los hombres, se lo debo al fútbol” Albert Camus
Saludos
"Hoy escuché de viva voz a un gran latinoamericano pero sobre todo a un extraordinario ser humano. Hoy le dí la mano a Eduardo Galeano".
Qué gran frase.
Yo fui ayer al Carrillo Puerto pero ya no permitían la entrada: estba a reventar. Tuvo que ver la presentación desde el Peón Contreras, aunque tuve chance de conocerlo y estrecharle la mano también.
Saludos.
Me encanta el entusiasmo con el que narras lo sucedido mi querido Dave!! Cuando en verdad admiras a alguien y poderlo ver, tocar, platicar con él, es lo máximo.
yo=si=opino=que=l=pambol=es=un=deporte=
spurio=el=opio=de=mexico=y=un=divertimento
=para=pendejos=("con=sus=honrosas=
excepciones"=como=diria=el=pejedios)
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