Escribo el siguiente post desde la perspectiva de un ciudadano mexicano. No me considero politólogo, ni mucho menos un intelectual estudioso de la política nacional. Soy simplemente uno más de los millones de mexicanos que tienen que trabajar muchas horas para poder tener un sueldo que más o menos alcance para vivir. Y desde esa perspectiva, tengo que decir que hemos tenido un sexenio lamentable y que no puedo más que sentir cierto alivio de que se termine. Seis años que han transcurrido entre miles de muertos, gasolinazos, desempleo, salarios raquíticos, "catarritos" económicos"y un largo etcétera. Se va Felipe Calderón y uno tiene la impresión de que lo hará por donde entró: por la puerta trasera.
Hace unos días hice un ejercicio: tratar de buscarle puntos positivos a la segunda (y quizá última) administración panista. Después de varias horas simplemente renuncié. No hubo una gran obra pública, tampoco reformas que realmente se traduzcan en beneficio de la población, los ricos se hicieron más ricos y los pobres más pobres; y quienes nos encontramos en el rubro de la clase media vimos decrecer enormemente nuestro poder adquisitivo. Quizá se salva el manejo de crisis provocada por la epidemia de la Influenza A1H1N1, la cual fue manejada con gran profesionalismo y oportunidad por el Dr. José Córdoba Villalobos, entonces Secretario de Salud. De hecho salvo por decesos o enfermedades, es difícil recordar a otro integrante del gabinete que se haya destacado por haber realizado una labor destacada. Las Secretarías de Estado fueron un reflejo del gobierno federal: grises y sin grandes logros.
La aventura panista en Los Pinos, termina de una manera triste y con un país ensangrentado, sin esperanza y que se aventuró a cambiar sus votos por espejitos y tarjetas de tiendas comerciales y así regresar a la silla presidencial al malo conocido, al simpático truhán que por 70 años propició el atraso, fomentó la corrupción y no tuvo empacho en masacrar a quien se oponía a él: el PRI.
Calderón será recordado como el Presidente de los 100 mil muertos. El pequeño michoacano que llegó a Los Pinos tras la elección más cuestionada en la historia del país y que buscó la legitimidad con la metralleta en la mano. El Presidente que causó la tragedia humanitaria más grande en la historia reciente de México y que nunca tuvo (ni tendrá) el valor para hacer una autocrítica y reconocer que la estrategia utilizada para luchar en contra del crimen organizado fue equivocada, el hombre cuya obstinación no le permitió realizar un viraje y aceptar que había sido rebasado por sus propios errores. El ex gobernante que difícilmente podrá regresar a México una vez que abandone la residencia oficial para buscar en el exilio universitario un decoroso refugio que le permita terminar con sus días en paz, algo que muchos mexicanos muertos por causas de la guerra emprendida por el presidente ya no tendrán la oportunidad de hacer.
Se terminan 12 años de un panismo que con Fox llevó a la Presidencia a grados de frivolidad nunca antes vistos y que con Calderón terminó por mostrarse como incapaz de frenar a la corrupción, de reducir las brechas de desigualdad y de rescatar de la tragedia a millones de mexicanos que se encuentran en situación de pobreza extrema. Han sido 12 años de una pesadilla para los ciudadanos de éste país. Lo lamentable es que todo parece indicar que no despertaremos hacía una mejor realidad, sino que todo indica que cuando lo hagamos volveremos en el tiempo a 1988, a esos años en los que el voraz salinismo se apoderó del país. Los dos sexenios panistas fueron simplemente un sangriento impasse detenido en el tiempo.
Se va hoy Felipe Calderón de Los Pinos. Se despidió con un spot televisivo que parece ser una muestra más de que el poder causa ceguera. Lleno de frases sentimentales y con la visión de un hombre que interpreta al repudio como un acto de reconocimiento y de un profundo cariño. Se va Felipe Calderón y lo único que como ciudadano mexicano puedo decirle es un poco cordial "hasta nunca".
El país vive hoy su historia más triste.
Así las cosas hoy viernes...
Salud Pues......
Hace unos días hice un ejercicio: tratar de buscarle puntos positivos a la segunda (y quizá última) administración panista. Después de varias horas simplemente renuncié. No hubo una gran obra pública, tampoco reformas que realmente se traduzcan en beneficio de la población, los ricos se hicieron más ricos y los pobres más pobres; y quienes nos encontramos en el rubro de la clase media vimos decrecer enormemente nuestro poder adquisitivo. Quizá se salva el manejo de crisis provocada por la epidemia de la Influenza A1H1N1, la cual fue manejada con gran profesionalismo y oportunidad por el Dr. José Córdoba Villalobos, entonces Secretario de Salud. De hecho salvo por decesos o enfermedades, es difícil recordar a otro integrante del gabinete que se haya destacado por haber realizado una labor destacada. Las Secretarías de Estado fueron un reflejo del gobierno federal: grises y sin grandes logros.
La aventura panista en Los Pinos, termina de una manera triste y con un país ensangrentado, sin esperanza y que se aventuró a cambiar sus votos por espejitos y tarjetas de tiendas comerciales y así regresar a la silla presidencial al malo conocido, al simpático truhán que por 70 años propició el atraso, fomentó la corrupción y no tuvo empacho en masacrar a quien se oponía a él: el PRI.
Calderón será recordado como el Presidente de los 100 mil muertos. El pequeño michoacano que llegó a Los Pinos tras la elección más cuestionada en la historia del país y que buscó la legitimidad con la metralleta en la mano. El Presidente que causó la tragedia humanitaria más grande en la historia reciente de México y que nunca tuvo (ni tendrá) el valor para hacer una autocrítica y reconocer que la estrategia utilizada para luchar en contra del crimen organizado fue equivocada, el hombre cuya obstinación no le permitió realizar un viraje y aceptar que había sido rebasado por sus propios errores. El ex gobernante que difícilmente podrá regresar a México una vez que abandone la residencia oficial para buscar en el exilio universitario un decoroso refugio que le permita terminar con sus días en paz, algo que muchos mexicanos muertos por causas de la guerra emprendida por el presidente ya no tendrán la oportunidad de hacer.
Se terminan 12 años de un panismo que con Fox llevó a la Presidencia a grados de frivolidad nunca antes vistos y que con Calderón terminó por mostrarse como incapaz de frenar a la corrupción, de reducir las brechas de desigualdad y de rescatar de la tragedia a millones de mexicanos que se encuentran en situación de pobreza extrema. Han sido 12 años de una pesadilla para los ciudadanos de éste país. Lo lamentable es que todo parece indicar que no despertaremos hacía una mejor realidad, sino que todo indica que cuando lo hagamos volveremos en el tiempo a 1988, a esos años en los que el voraz salinismo se apoderó del país. Los dos sexenios panistas fueron simplemente un sangriento impasse detenido en el tiempo.
Se va hoy Felipe Calderón de Los Pinos. Se despidió con un spot televisivo que parece ser una muestra más de que el poder causa ceguera. Lleno de frases sentimentales y con la visión de un hombre que interpreta al repudio como un acto de reconocimiento y de un profundo cariño. Se va Felipe Calderón y lo único que como ciudadano mexicano puedo decirle es un poco cordial "hasta nunca".
El país vive hoy su historia más triste.
Así las cosas hoy viernes...
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