Emilio Azcárraga Jean seguramente está rodeado de gente brillante que le recomienda que estrategias seguir ante las crecientes críticas a Televisa y a todo el emporio de medios de comunicación que le rodea. Es muy probable que movimientos como #YoSoy132 hayan puesto a pensar seriamente a los estrategas de la empresa en tácticas para contrarrestar los comentarios que cuestionaban cada vez con más fuerza, el manejo de la información que la cadena televisiva realiza en sus espacios. Es evidente que las manifestaciones en su contra hicieron ruido en el consorcio y había que hacer algo para revertir las acusaciones en su contra y la creciente andanada de voces que luchaba por la democratización de los medios.
Y es ahí cuando aparece la genialidad de los asesores del junior Azcárraga. Alguna mente brillante habrá sugerido abrir un espacio a los jóvenes universitarios para que pueda expresar con libertad sus ideas. Es muy posible que después de que tal sugerencia fue realizada, alguna voz se haya alzado en contra de tal apertura, pues seguramente se corría el peligro de desnudar desde adentro a la televisora. Pero tampoco "contaban con la astucia" del asesor quien sugirió el perfil de los participantes del programa: chavos con poco que decir, envueltos en la pose, dispuestos a hablar por si mismos y sin mayor capacidad para desarrollar coherentemente ideas sobre lo que sucede en el espectro político - social del país. La idea entonces tomaba tintes maquiavélicos y brillantes: se abría el espacio en pos de la democratización de los medios, pero al mismo tiempo se exhibía a quienes pedían esa apertura y al hacerlo se daba al traste con la credibilidad de movimientos críticos hacía Televisa. El asesor seguramente recibió un jugoso bono y los televidentes fueron testigos del nacimiento de Sin Filtro.
El representante máximo del término "hipster" fungió como una especie de moderador, mientras que un émulo de Carlos Loret de Mola (quien había antes vociferado en contra de la empresa en manifestaciones del movimiento estudiantil), una versión "wanna be" de Luis Videgaray, una chica con la capacidad de crítica de Adela Micha, otra con la de Atala Sarmiento, un tipo que seguramente estaba pensando en el "after" del programa y un muchacho de chaleco, discutieron los "temas más importantes" de la realidad nacional, fueron brutalmente exhibidos por la empresa a la que agradecieron por la "bonditud" de sus directivos y por la apertura a "nuevas ideas".
Eso si, Sin Filtro inauguró un nuevo género televisivo: "el programa sin producción", pues fue evidente que no hubo un trabajo previo de producción (el término "escaleta" brilló por su ausencia) y lo que antes se conocía como estructura televisiva fue reemplazada por una discusión sin sentido, sin rumbo, sin dirección.
Sin Filtro merecerá seguramente un amplio análisis en las escuelas de Comunicación y Periodismo. Clases enteras se dedicarán a estudiarlo minuciosamente...como un claro ejemplo de todo aquello que jamás debe hacerse en un programa televisivo de opinión. Han sentado un nuevo precedente, un nuevo paradigma televisivo en el que se han alcanzado nuevos estándares de estupidez televisiva.
Y mientras tanto, Azcárraga ha de sonreír placidamente. No necesitó de mucho para quitarse de encima a la molesta opinión pública que pedía apertura a la sociedad civil en sus canales televisivos, tampoco representó mayor problema el mostrar a su audiencia lo que para él es el "verdadero" rostro de la juventud "crítica" del país, sin gastar mucho dinero, pensando en que antes necesitaba de todo un evento llamado Espacio para hacerlo, hasta barato le salió el asunto. Chapultepec 18 debe ser hoy una auténtica isla de felicidad y tranquilidad pues los filtros para un programa como éste son absolutamente innecesarios.
Así las cosas hoy miércoles...
Salud pues......
Y es ahí cuando aparece la genialidad de los asesores del junior Azcárraga. Alguna mente brillante habrá sugerido abrir un espacio a los jóvenes universitarios para que pueda expresar con libertad sus ideas. Es muy posible que después de que tal sugerencia fue realizada, alguna voz se haya alzado en contra de tal apertura, pues seguramente se corría el peligro de desnudar desde adentro a la televisora. Pero tampoco "contaban con la astucia" del asesor quien sugirió el perfil de los participantes del programa: chavos con poco que decir, envueltos en la pose, dispuestos a hablar por si mismos y sin mayor capacidad para desarrollar coherentemente ideas sobre lo que sucede en el espectro político - social del país. La idea entonces tomaba tintes maquiavélicos y brillantes: se abría el espacio en pos de la democratización de los medios, pero al mismo tiempo se exhibía a quienes pedían esa apertura y al hacerlo se daba al traste con la credibilidad de movimientos críticos hacía Televisa. El asesor seguramente recibió un jugoso bono y los televidentes fueron testigos del nacimiento de Sin Filtro.
El representante máximo del término "hipster" fungió como una especie de moderador, mientras que un émulo de Carlos Loret de Mola (quien había antes vociferado en contra de la empresa en manifestaciones del movimiento estudiantil), una versión "wanna be" de Luis Videgaray, una chica con la capacidad de crítica de Adela Micha, otra con la de Atala Sarmiento, un tipo que seguramente estaba pensando en el "after" del programa y un muchacho de chaleco, discutieron los "temas más importantes" de la realidad nacional, fueron brutalmente exhibidos por la empresa a la que agradecieron por la "bonditud" de sus directivos y por la apertura a "nuevas ideas".
Eso si, Sin Filtro inauguró un nuevo género televisivo: "el programa sin producción", pues fue evidente que no hubo un trabajo previo de producción (el término "escaleta" brilló por su ausencia) y lo que antes se conocía como estructura televisiva fue reemplazada por una discusión sin sentido, sin rumbo, sin dirección.
Sin Filtro merecerá seguramente un amplio análisis en las escuelas de Comunicación y Periodismo. Clases enteras se dedicarán a estudiarlo minuciosamente...como un claro ejemplo de todo aquello que jamás debe hacerse en un programa televisivo de opinión. Han sentado un nuevo precedente, un nuevo paradigma televisivo en el que se han alcanzado nuevos estándares de estupidez televisiva.
Y mientras tanto, Azcárraga ha de sonreír placidamente. No necesitó de mucho para quitarse de encima a la molesta opinión pública que pedía apertura a la sociedad civil en sus canales televisivos, tampoco representó mayor problema el mostrar a su audiencia lo que para él es el "verdadero" rostro de la juventud "crítica" del país, sin gastar mucho dinero, pensando en que antes necesitaba de todo un evento llamado Espacio para hacerlo, hasta barato le salió el asunto. Chapultepec 18 debe ser hoy una auténtica isla de felicidad y tranquilidad pues los filtros para un programa como éste son absolutamente innecesarios.
Así las cosas hoy miércoles...
Salud pues......
1 comentario:
Querido Dave , no quise ni ver el programa, pero tanto tu reflexión como la de más analistas, coinciden en que es hasta ofensivo.
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