La anécdota le ha dado la vuelta al mundo y ha sido comentada como pocas otras en redes sociales: el flamante aspirante priista a la Presidencia de México Enrique Peña Nieto, se atreve a presentarse en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara para presentar un trabajo - cuya autoría le es atribuida a él - titulado "México, La Gran Esperanza". Todo iba bien hasta que le preguntaron cuáles eran los tres libros que le habían marcado tanto en su vida personal como en su la política. Y entonces el desastre: Peña Nieto nunca pudo articular una respuesta, empezó con la Biblia y terminó confundiendo al autor de "La Silla del Águila" para luego enredarse en una explicación completamente incoherente.
Si por casualidad ustedes no han visto el vídeo que registra al bochornoso momento, se los pongo aquí:
La pifia de Peña Nieto demostró dos cosas: por un lado que es un personaje incapaz de reaccionar a situaciones no controladas, a preguntas incómodas. Ya lo había demostrado en la entrevista que le hizo Jorge Ramos hace algunos años en Univisión, cuando balbuceó al no recordar las causas de la muerte de su primera esposa. El resbalón la FIL reafirma esa nula capacidad de reacción, lo que hace aún más evidente que se trata de un personaje mediaticamente construido, con una personalidad generada por los asesores de imagen y que responde solamente a un guión previamente escrito. Pero su verdadero rostro aparece precisamente en situaciones como la de Guadalajara: es un hombre con poco talento para enarbolar un discurso coherente en una situación que se ha salido de las manos de sus asesores. Como consecuencia de lo anterior, puede inferirse que Peña Nieto no es un hombre intelectualmente preparado para ser Presidente del País. Una persona con la suficiente preparación intelectual podría adaptarse rápidamente a lo no previsto y me parece que esa es una de las principales cualidades que debe tener quien pretende convertirse en gobernante, pues las condiciones de una comunidad o un país son cambiantes y dependen en muchas ocasiones de factores que plantean escenarios inesperados. ¿Cómo confiarle entonces el país a alguien que no puede reaccionar ante una simple pregunta porque no está preparado para enfrentar a circunstancias que están fuera de un guión previamente establecido?.
Lamentablemente en un país en el que los lectores escasean, el traspié de Peña Nieto no pasará de ser un un asunto meramente anecdótico, algo que se quedará en el Círculo Rojo o en las redes sociales. Para los mexicanos la lectura no es importante, por ende no visualizan la importancia de tener a un gobernante que tenga como hábito y como parte fundamental de su formación al acto de leer. Ya hemos votado antes por un iletrado como Fox, ¿por qué no habríamos de hacerlo ahora por uno que además está guapo y tiene la "imagen perfecta de un Presidente"?. En cualquier otro país un candidato que hubiese cometido una pifia como la de Peña Nieto sería fuertemente cuestionado, destrozado. No en México. No en un país que el fin de Semana estaba orgulloso porque una vez más se había superado la meta de recaudación en el Teletón. Es muy probable que el grueso de la población mexicana ignore lo que pasó el fin de semana en la FIL de la Guadalajara (la televisión seguramente mandará la nota a segmentos escondidos dentro de sus espacios informativos) es más: es casi puedo asegurar que esos mexicanos no tienen ni idea de lo que es la FIL. El PRI siempre ha sustentado su éxito electoral en la falta de interés que los mexicanos tienen por el conocimiento, es decir, su base más fuerte de votantes recae en segmentos de la población poco educados, por ende, es muy posible que lo sucedido con Peña Nieto el fin de semana pasado, no les preocupe.
Pero también es un hecho que cada vez somos más los mexicanos a los que nos preocupa que alguien como Enrique Peña Nieto pueda llegar a ser Presidente del país. No solamente porque ya hemos pagado las consecuencias de tener a personajes poco capaces de ser gobernantes dirigiendo a los destinos de la nación, sino porque es cada vez más evidente que Peña Nieto parece ser solamente el instrumento por el tendrán acceso al poder personajes intelectualmente más capaces, pero listos para servir a sus propios intereses, eso es realmente aterrador.
En el país necesitamos de líderes con una formación intelectual sólida, lectores, educados y dispuestos a poner esa preparación al servicio de la población, particularmente de la más necesitada. Valdría la pena entonces en insistir para que lo acontecido en la FIL con Enrique Peña Nieto no se quede solamente en una anécdota de redes sociales; es importante exponer que puede significar para México tener a alguien con las características de Peña Nieto en la presidencia de la República, más aún ante la compleja situación que se vive hoy en el país y ante la enorme cantidad de variables que presenta un contexto internacional cada vez más inestable y lleno de virajes completamente inesperados.
Así las cosas hoy lunes...
Salud pues......
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