lunes, agosto 08, 2011

De Super 8...

Seven Readers!!...

J.J. Abrams es un narrador extraordinario. Un tipo con una capacidad sorprendente para contarnos historias a través de la lente de una cámara. Sabe como emplazarla, como ir montando las escenas, como dirigir a sus actores para lograr los objetivos narrativos que él se ha planteado al momento de iniciar el rodaje de sus filmes o series de Televisión, y esa narrativa logra generar en el espectador verdaderos efectos de sentido, verdaderas emociones. Es complicado pensar, entre la nueva generación de directores hollywoodenses, en alguien como Abrams (quizá Peter Jackson) con la capacidad de emocionar tanto a un auditorio, con el talento para lograr que el público se identifique con sus historias y se involucre con las mismas. Super 8, su más reciente proyecto, es una muestra de todo lo anterior. Es una historia fantástica sobre un grupo de niños aficionados al cine que tienen un encuentro con un ser de otro mundo, al mismo tiempo que tienen que resolver sus problemas personales y enfrentarse a la pérdida de seres queridos, a las brechas generacionales y a mantener los lazos de amistad para poder sobrevivir en una situación extraordinaria y – por momentos - completamente ajena a su comprensión.





Super 8 parece es una película de los 80 contada para la generación del Internet. Tiene lazos evidentes con The Goonies o Stand by Me, es decir: presenta a un grupo de desvalidos chicos que de pronto se encontrarán con una misión que se llenará de peligros y de aventuras, pero con un ingrediente muy particular: son chicos que tienen una gran devoción por el cine. Una cinta que mira con cierto romanticismo a una época tal vez más inocente: 1979. La irrupción de un brutal accidente en un tren quedará registrada en una cámara de Super 8. La película mostrará un secreto que estaba escondido en el interior del ferrocarril y que detonará una serie de situaciones de alto riesgo. En la trama aparecerán entonces la Fuerza Área de los Estados Unidos para tratar de impedir a toda costa que el secreto se conozca y los padres de los niños – particularmente un policía y un alcohólico – cuyos lazos con sus hijos se reforzarán a partir de las tragedias previamente vividas y del terrible y desconocido riesgo al que se enfrentan.




Abrams cuenta con sorprendente habilidad la historia. Va utilizando todos los recursos narrativos del cine para ir poco a poco develando el misterio que envuelve al accidente del tren, y al mismo tiempo logra un sorprendente desarrollo de sus personajes al plantear con inteligencia sus problemas y motivos, y al irlos construyendo en un arco dramático perfectamente equilibrado. Con esto Abrams consigue que el grupo de inadaptados (que incluye a un chico con tendencias pirómanas, a una huérfana de madre y con padre alcohólico, a un nerd inseguro, a un chico asustadizo y a un chico que acaba de perder de su madre y cuyo padre – un alguacil del pueblo – no tiene la capacidad emocional para demostrarle al niño lo mucho que le ama) evolucione perfectamente a lo largo de la trama y – lo más importante – que el público sienta una perfecta empatía por un grupo de personajes que termina siendo entrañable.

Super 8 es un filme inteligente y emocionante, una película que ha sido filmada con gran amor y con el deseo de narrar una fábula de ciencia ficción que active las neuronas de la nostalgia en aquellos que crecimos con ese tipo de cine en los 80, pero que al mismo tiempo pueda emocionar a las nuevas generaciones de cinéfilos con una historia perfectamente contada y dirigida, llevándolos a otra manera de entender al cine: con el privilegio de la historia por sobre cualquier otro elemento cinematográfico.

En esta temporada de verano, llena Blockbusters y películas de efectos especiales, Super 8 se constituye como una muestra de cómo producir y dirigir una película ideal para esta época del año: un filme ligero en su superficie, pero con un fondo profundamente emocional, inteligente y original, pues más allá de los lazos que pueda tejer con películas similares, logra crear a su propia mitología; la cual tiene mucho que ver con el séptimo arte y con esas ganas que desde niños, tienen gente como Abrams (o el propio Spielberg, productor del filme) de llevar a la imaginación a lugares y situaciones a los que solamente se puede se acceder a través de la lente de una cámara.

Lo mejor del verano, un auténtico logro.

Así las cosas hoy lunes…

PS…También he visto Capitán América y me ha sorprendido gratamente. Llena de secuencias muy bien filmadas y de personajes bien definidos, el filme es una muestra de que las películas de Super Héroes gozan de buena salud. Tiene todos los ingredientes necesarios para ser un éxito: una buena historia, un villano increíble (Red Skull interpretado por el gran Hugo Weaving), un héroe típico y un romance. Cumple perfectamente con su objetivo: introducir al personaje a nuevas audiencias y allanar aún más el camino para el que será el estreno más esperado del verano del próximo año: The Avengers

Salud pues……

2 comentarios:

Tiendas Muebles dijo...

A mi super8 me parece un quiero y no puedo. Un intento de aproximarse al espíritu de películas ochenteras del estilo ET o los Goonies, pero se queda en eso, en un intento.
La historia está manida hasta más no poder y los personajes de los niños son arquetípicos hasta la nausea: el gordo listillo, el pequeñajo cabroncete, el prota que acaba de sufrir una desgracia y la chica guapa.
Entretenida es, pero desde luego, cualquier comparación con las ya mencionadas ET, los Goonies o Cuenta Conmigo, por ejemplo, es un auténtico insulto.

Chat gratis dijo...

Una pelicula como las de los 80, la verdad es que me parecio fantastico el trabajo del guion, y el papel de los niños.
A mi me gusto mucho, hace sentir el cine desde dentro y la ilusion por el mismo, mezclado con la ciencia ficcion.