martes, mayo 11, 2010

De The Hurt locker...

Seven Readers!!..

Una frase inicia con The Hurt Locker:

War is a Drug.


Y como toda droga causa adicción, pero a diferencia de cualquier otro tipo de drogas, esta es una adicción con altas, altísimas, posibilidades de conducir a quien se vuelve adicto a ella a un fatal desenlace. Estoy convencido de que quien no ha vivido una situación de guerra, no puede imaginarse lo que es estar en un territorio en conflicto bélico. Uno solo puede suponer los horrores de la guerra por los testimonios que de ellas se han escrito, fotografiado y/o filmado. Pero creo que aún así, no pueden describirse la sensación de estar bajo el riesgo constante que trae consigo la conciencia de que en el siguiente minuto tu vida puede desmoronarse.
El éxito de The Hurt Locker tiene que ver con todo lo anterior. Por un lado es un filme que trata de llevar al espectador a sentir - con base en los recursos del lenguaje cinematográfico - por un par de horas esa sensación de constante riesgo. Uno no puede evitar contagiarse de la descarga de adrenalina que sienten los personajes de la película, uno no puede evitar sentir con ellos la cercanía de la muerte y los efectos que tienen las explosiones que pudiesen llevar tu nombre con ellas. Y por otro lado, está la manera como los soldados se adaptan a la situación bélica: habrá quien se convierta en un adicto a la misma y habrá quien replantee su vida para tratar de jamás volver a pasar por una situación de alto riesgo como lo es la guerra.
La mirada de Kathryn Bigelow a la guerra en Irak es la mirada a una guerra que se juega con reglas diferentes. Con reglas en las que lo único que cuenta es causar todas las bajas posibles, sin importar los colores o el bando. Por ello se dejan todos los días bombas en cualquier punto de cualquier ciudad, para que todos vivan en el temor constante, para que sea el terror el que termine por decidir quien será el ganador de la batalla.





La película cuenta la historia de una unidad especializada en la detección de bombas, formada por tres elementos: un oficial de inteligencia, un especialista encargado de la protección del equipo y un sargento quien es el encargado de identificar el tipo de explosivo y desactivarlo. En la primera secuencia del filme vemos al equipo en plena acción: El sargento - y líder del equipo - se dispone a desactivar una bomba. Bromea con sus acompañantes, es evidente que entre ellos existe una solidaria camaradería. Se viste con un pesado traje que le hace parecer un astronauta en pleno desierto camina hacía el objetivo y de pronto logra ver a un hombre que cerca de ahí sostiene un teléfono celular, cuando alcanza a reaccionar es demasiado tarde: el celular se convierte en el gatillo que activa a la bomba, con el pesado traje el hombre voltea y comienza a correr: es demasiado tarde la bomba es detonada y todo lo que vemos es al Sargento caer con el visor del casco del traje bañado en sangre. Faltaban 38 días para regresar a casa.
Es ahí cuando comienza realmente la película. Los sobrevivientes del equipo de bombas El Sgt.JT Sanborn (Anthony Mackie) y el especialista Owen Eldrige (Brian Gerahty) reciben a su nuevo compañero: el Sargento William James (Jeremy Renner) quien - a diferencia de su predecesor - carece de habilidades de liderazgo y de camaradería. Es un solitario, un tipo que ha dejado de medir los riesgos de su trabajo demostrando que la muerte no le importa, o ha dejado de interesarle.
Ver a William James en acción, resulta en algo terrorífico e intoxicante. Es un tipo meticuloso, analítico, capaz de llegar hasta el último detalle con tal lograr su objetivo. Al verle trabajar, el espectador puede alcanzar tres conclusiones: estamos ante un genio o ante un psicópata...quizá ante ambos. Pero es un hombre completamente necesario en una misión como la que los norteamericanos tienen en Irak, el ejército le necesita, las posibles víctimas le necesitan, la guerra le necesita. Es quizá el último recurso para salvar vidas en el medio de una situación total y completamente insana, innecesaria, inhumana. James es un hombre que tiene la suerte - o la maldición - de ser extremadamente bueno en lo que hace, más que un trabajo es una vocacion. Pero también está ahí por la diversión que el trabajo le provoca, está ahí porque desactivar bombas es estimulante, es un adicto a la descarga de adrenalina que la actividad le produce.




Jeremy Renner hace sin duda el rol que le catapultará hacía mejores y nuevos horizontes fílmicos. En una primera instancia, parecería que el joven actor no tiene la capacidad para llevar sobre sus hombros el peso del filme, unos segundos después de su irrupción en pantalla esa percepción cambia. Estamos ante un actor con mucho carácter, con la capacidad de sorprender en cada una de sus escenas, con un timing perfecto a la hora de decir sus diálogos y con gran seguridad para mostrar el aplomo necesario que tiene un experto en el manejo de situaciones de alto riesgo como la que su personaje practica. El filme - quizá sin proponérselo del todo - gira a su alrededor y alcanza el éxito en gran medida gracias a la interpretación de Renner.
The Hurt Locker es la primera mirada seria a la guerra en Irak. Bigelow muestra las consecuencias que puede tener una situación como la que se vive todos los días en Bagdad, en la que uno no sabe si al salir a la calle, se regresará con vida. Es una guerra de artefactos escondidos en autos, calles o de hombres que son obligados a convertirse en bombas humanas. Al final, si bien la película no tiene la intención de llegar a ser un panegírico anti bélico, si muestra las enormes consecuencias que la guerra en su versión moderna tiene entre los combatientes. Habrá quien jamás quiera volver a pisar un campo de batalla y encontrar su trascendencia en otro tipo de actividades. Y habrá quien, como William James, haya quedado atrapado para siempre en lo que se ha convertido en la única forma de vida en la que es útil. Ese es quizá el poderoso legado de The Hurt Locker: que desafortunadamente existen en el planeta, seres humanos que solo funcionan cuando se encuentran haciendo la guerra. Quizá sea una parte intrínseca de nuestra propia naturaleza que aún no ha evolucionado hacía mejores horizontes.
Un logro.

Así las cosas hoy miércoles...

PS...Usaré una expresión que hace mucho no utilizaba en el blog: Estas y otras poperas reflexiones, esta noche a las 12 en LA RUTA DEL DESVELO a través de http://radioneox.com
Ahí les espero...

Salud pues......

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