Instead of telling our young people to plan ahead, we should tell them to plan to be surprised....
A veces uno entra a una sala de cine sin muchas expectativas de lo que está por ver. Esto puede suceder por varias razones: es la única sala en la que hay boletos, todo lo demás parece ser basura o simplemente uno decide arriesgarse a ver algo que ni por mucho tiene ese aroma tan particular que suelen despedir algunas películas de índole sumamente comercial. Sea por lo que sea la elección tal vez no es la que uno tenía en mente, y lo que sucede entonces es que nos encontramos o con un auténtico bodrío o con algo inesperado, con algo que termina por complacernos y tocarnos de esa manera tan particular que tienen de hacerlo los productos sencillos, bien hechos y filmados con honestidad y con un amor muy particular por la historia que se está contando.
Dan in The Real life es uno de esos filmes que quizá nadie desearía ver, que está al final de la lista de nuestras opciones cinematográficas y sin embargo resulta en un filme entrañable, hermoso y sencillo, carente de grandes recovecos argumentativos y cuya solidez se encuentra en su historia y en sus honestas y bien logradas actuaciones.
Dan Burns es un hombre de edad madura, viudo y con tres hijas adolescentes. Se dedica a escribir una columna en un periódico en la que aconseja a la gente acerca de la "vida real", es decir sobre las relaciones de familia, los amigos y por supuesto las de índole sentimental. Lo paradojico, es que, a pesar de dar estos consejos su vida real es un completo desastre: es un tipo solitario, desesperado e incapaz de comprender a sus hijas.
La película inicia cuando Dan y sus hijas inician un viaje anual en el que se reunirán con los padres y hermanos del personaje principal, quienes se encuentran preocupados por la situación emocional de Dan. Todo parece ir de manera normal, hasta que Dan se encontrará en un librería con una hermosa mujer. Después de tener una fantástica conversación con ella, se encontrará con se trata de la nueva novia de uno de sus hermanos. Dan tendrá que luchar por ocultar sus sentimientos, mientras trata de comprender a sus hijas y de soportar la presión de su familia.
Si, quizá hasta este punto ustedes estén pensando en que esta historia la han visto ya varias veces o por lo menos han pensando en un par de cintas similares. Pero a pesar de eso, estamos ante una película refrescante. El director Peter Hedges deja fluir con naturalidad a la historia, y lo hace con el sustento de un magnífico reparto y un guión escrito con asombrosa sinceridad y sencillez. Y es quizá en lo sencillo en lo que uno encuentra una gran universalidad. Los problemas por los que atraviesa Dan tienen esa característica y es por eso que se genera gran empatía entre el personaje y los espectadores.
Para ello contribuye mucho la actuación de Steve Carrell, un actor cuyo registro de interpretación no deja de sorprenderme. Aquí es un tipo contenido, reprimido y cuya gesticulación refleja a un personaje lleno de temores, ansiedades y necesidades. Alguien con la disposición para entablar una relación, pero sin la valentía necesaria para hacerlo. Carrell pasa con asombrosa facilidad del drama a la comedia, y es evidente el cariño y devoción que en este filme siente por la historia. Y claro, en un filme de esta naturaleza la contraparte tiene que ser radiante, hermosa y que ilumine la pantalla cada vez que la cámara le retrata. Y aquí está Juliette Binoche. La maravillosa actriz francesa logra hacer un extraordinario complemento al personaje de Carrell: Marie, es segura, alegre y con gran capacidad para relacionarse con quienes le rodean. Es evidente que desde un principio se siente atraída por el retraído personaje que en una mañana le abrió su mente y corazón, y no deja de preguntarse a lo largo del filme cuales fueron las razones por la que se ha creado entre ellos una conexión especial. Ambos personajes son antagonistas y al mismo tiempo se van complementando, se van conectando de manera significativa hasta que su relación se transforma en una lucha constante en la que está en juego la lealtad filial de Dan hacía su hermano y, por otra parte, la necesidad de saber si se ha topado con su complemento ideal.
Ambientada en un hermoso y otoñal Rhode Island; y matizada con la música del talentoso noruego Sondre Lerche; Dan En la Vida Real es un filme intimista, simple y sobre todo extremadamente humano. Una pequeña, jovial y calurosa película sobre la edad madura, sus problemas y depresiones, y sobre la necesidad que se tiene - en todas las edades - de amar y ser amado.
Una joyita.
Así las cosas hoy domingo...
PS...este blog extrañaba mucho escribir sobre cine....
Salud pues......
3 comentarios:
Oh... suena muy bien... chale... y ya la quitaron.
David
Agradable, sencilla, cero pretenciosa. Y la quitaron a la semana, creo, mientras bodrios como "Locura de amor en Las Vegas" o nefastas y estúpidas comedias como "No te metas con Zohan", hacían su agosto en cartelera.
Siempe que ocurre esto, me acuerdo de lo que dice el crítico Carlos Bonfil:
"el público mexicano, mayoritariamente pareciera estar anestesiado por el peor cine hollywoodense. Tanto, que cuando algo bueno -aún siedo de hollywood-llega las pantallas, ni lo mira; de otras propuestas cinematográficas, simplemente ni se entera".
Un saludo
"Que tal. Encontré esta página, y está buenísima. Les recomiendo a todos que la vean, lo bueno es que la actualizan diario:
yavienen.blogspot.com"
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