lunes, abril 28, 2008

De un filme para melómanos...

You know what music is? God's little reminder that there's something else besides us in this universe; harmonic connection between all living beings, every where, even the stars.

Seven Readers!!

August Rush es ante todo un cuento de hadas. Es una fábula con una gran protagonista: la música. Si, es un sencillo y emocionante filme sobre el poder la música, sobre su presencia en nuestras vidas y sobre su capacidad transformadora. 
Pero regresemos al principio: cuento de hadas, y uno tiene que estar dispuesto a dejarse llevar por la fantasía para disfrutar al filme. Si se mira con un sentido extremadamente crítico, las fallas de la película son notorias: ciertos altibajos en el guión, algunos personajes sin definición y dimensión o incluso una pareja cuya falta de química es evidente, lo que hace poco creíble el hecho de que el recuerdo de una noche memorable dure por 11 años y 16 días; y aún más que ese recuerdo sea el motivo suficiente para mantenerse con esperanza.
Pero si uno se decide por disfrutar del viaje fílmico, la película de Kirsten Sheridan (hija por cierto del fabuloso director Irlandés Jim Sheridan, con quien por cierto co escribió el guión de una joyita “must see” llamada In America) resulta en una emotiva experiencia; una de esas que te mantienen emocionado desde un principio, a pesar de que el final, como en todas las historias de este tipo, es bastante predecible. 
¿Cuál es entonces la mayor virtud de August Rush? La revalorización del sonido, de ese ruido de fondo que nos rodea en las ciudades, en el campo, en el viento y que es realmente el soundtrack de nuestras vidas. Esa música que está a nuestro alrededor, que nos penetra y que nos recuerda que estamos vivos. Paradójicamente, a pesar de que el soporte principal del medio fílmico es la imagen, aquí es el sonido lo que vale la pena pues son las imágenes acompañadas de música las que son las más emotivas, las que realmente nos hacen valorar al producto filmado; especialmente por que están filmadas con gran respeto y devoción por la música y por lo que ésta es capaz de producir en quienes se deciden realmente a escucharla.



Existen otros dos elementos importantes que hacen del filme algo entrañable: Freddie Highmore y Robin Williams. El chico hace otra interpretación con dirección a las entrañas (recordadle en Finding Neverland) es evidente que la directora conoce perfectamente su capacidad para conectarse con la audiencia con su muy particular carisma, se adapta muy bien a su personaje y uno realmente cree que está ante un prodigio musical cuyo talento explota conforme el filme avanza. Y Williams es genial como The Wizard, el músico callejero que explota a una banda de chicos perdidos obligándolos a tocar música a cambio de dinero. Wizard es un personaje ambivalente, como lo es toda “Rock Star”, y Williams le dota de esa característica al personaje. Uno le ama y le odia, y su rol en la historia será importante para que Rush encuentre lo que busca. De Jonathan Rhys Meyers y Keri Russell puedo decir dos cosas: el primero sorprende por su capacidad como intérprete de rock – pop; y la segunda sigue genial en el papel de Felicity (solo que ahora es una Felicity mamá).
Por momentos August Rush tiene coqueteos con  Oliver Twist, pues su premisa es la misma que la del clásico: niños huérfanos que luchan desesperadamente por ser amados. Pero se despega de Twist con originalidad gracias a su música. La banda sonora de Mike Mancina, aderezada con canciones escritas por Rhys Meyers y composiciones de Elgar y Bach, resulta en un emotivo complemento a la historia. Mancina escribe con pasión y con soltura y la rapsodia que funge como final en el filme es realmente emotiva.
August Rush termina por traer a la fantasía a un estado de total credibilidad. Un filme hecho para los melómanos, para aquellos que escuchamos (no oímos) música, que le amamos y que creemos en su poder transformador. Un bello homenaje al sonido y a lo que puede hacer en nuestro espíritu y nuestras conciencias. Y es sobre todo una invitación a escuchar y a maravillarse con los ruidos, las notas y las piezas que nos rodean. Y es August, el personaje principal, quien al término del filme nos hace una de esas invitaciones vitales e indispensables en nuestros cínicos días: The music is all around you, all you have to do is listen...
Bonita…

Así las cosas hoy lunes….

Salud pues…….

4 comentarios:

Anónimo dijo...

tremenda movie
recien la vi

coincido con lo q escribiste

salu2 =)

Kix dijo...

Y hablando de música, tienes razón, sensei: Seven Ages of Rock es

LA NETÉ.

Abrazo.

Anónimo dijo...

Así que al final fue August Rush la ganadora del domingo!? Muy bien, una más para mi lista.

Besos fríiiioooosss de mañana.

Lata dijo...

Quiero verlaaa, hay tanto que ver y yo sin chance!!! quiero ir al cineeeee...