Seven Readers¡¡¡
Monterrey me ha parecido una ciudad desordenada, pero es tal vez en ese desorden en el que reside su mayor encanto. Desde mi llegada pude notar algo: es una ciudad con una enorme influencia norteamericana. Tiene muchas calles en las que el paisaje citadino se convierte en algo similar a Anaheim o Nashville, con hoteles de arquitectura norteamericana y cientos de franquicias ubicadas todas en cuadradas plazas comerciales que simplemente son el perímetro de amplios estacionamientos.
Su aeropuerto es realmente pequeño para el número de pasajeros que maneja anualmente. Al llegar la noche del sábado el movimiento era bastante tranquilo, así que relativamente rápido ya estaba en la puerta esperando a que mi hermano pasara por mí, lo que sucedió en unos cinco minutos.
Esa noche la ciudad era una locura. A lo largo de Avenidas como la Constitución, la gente aparcaba sus vehículos, se sentaba sobre ellos y miraban hacía el cielo. No, no buscaban inteligencia extraterrestre, sino que esperaban la clausura del Foro Internacional de las Culturas, dentro de la cual se incluía un espectáculo pirotécnico realmente impresionante. En vano tratamos de encontrar donde detenernos, pues las avenidas estaban realmente copadas por la multitud. Nunca pudimos encontrar lugar, así que decidimos cenar tacos en un lugar llamado el Sonorense. Mi hermano, luego me dio una vuelta por la zona de San Pedro, lugar donde según viven humildes personajes como Lorenzo Zambrano y Carlos Slim. Yo le llamé al tour: el paseo de la desigualdad.
Así terminó mi primera noche en Monterrey.
La mañana me sorprendió alrededor del medio día del domingo. Día de paseo obligado antes del concierto nocturno, y a pesar de que mi mente solamente estaba concentrada en el SET de canciones que escucharía esa noche, el hambre y las ganas de conocer, hicieron que aceptase la invitación para ir a dar un paseo por algunos de los sitios más populares de la cuidad.
Llegamos así al mirador del Obispado, en cuya punta se yergue majestuosa una impresionante bandera nacional.
La vista de la ciudad es realmente impresionante…y supongo que debe ser mejor sin la capa de smog que ese día cubría al valle. Desde arriba, reafirmé mi idea de lo desordenada que es la ciudad. Aún así, es uno de esos sitios que ejercen un magnetismo particular en el visitante. Tal vez eso también resida en la amabilidad de su gente. Los regios son realmente gente muy agradable y sonriente. Y las regias…las regias…mmmm…las regias…mmmm…mmmmm….las regias…
Al bajar del asta del obispado, el amigo que servía como guía (mi bro tuvo un compromiso y nos vería después) señaló lo que fue uno de los highlights del viaje: la casa de Cepillín. Desafortunadamente no pudimos detenernos, por lo que no hay registro histórico de dicho hallazgo, pero ya tengo una razón para regresar a Mty: una foto en ese recinto.
Después una vuelta por la Macro Plaza. Bellísimo lugar. Tal vez uno de los centros históricos más hermosos y espectaculares que he conocido, después del D.F. (oh si…lo lamento, muy superior al meridano). A un lado de la bellísima y espectacular plaza, se encuentra el legado del gobierno de Natividad González: El river walk regio.
Se trata de un hermoso paseo junto a un río (nunca me quedó claro si es artificial o se aprovecharon de una vertiente natural) que trata de imitar a uno similar que se encuentra en San Antonio. En realidad, les ha quedado hermoso, lleno de espectaculares fuentes y con una arquitectura vanguardista. Es un lugar de primer mundo en un país del tercero, pero hay algo que no te deja olvidar que se trata de un lugar mexicano: varias botellas de plástico surcando el agua.
Después de caminar por el lugar, finalmente mi bro, mi cuñada y mi sobrina, nos alcanzaron en la macro plaza. Yo les comenté que River Walk era realmente fantástico y que se me hacía increíble que a alguien como Natividad se le haya ocurrido tal sitio. Para sorpresa mía, el mismísimo natividad pasaría junto a mí unos minutos más tarde. ¿La razón? Estaría ahí para encender el árbol navideño de la capital regia.
Populismo norteño de primer nivel. El buen Nati se aventó un discurso de paz y amor, y luego encabezó un aburridísimo conteo que daría paso al encendido del morado abeto regio. Una lluvia de fuegos artificiales vino después del encendido.
Miramos nuestro reloj y el momento había llegado: era hora de partir a la Arena Monterrey. Mi corazón dio un brinco, en unos minutos más estaría escuchando al gran Billy Joel
.Pero la reseña del concierto…mañana…
Así las cosas hoy lunes…
Salud pues…
3 comentarios:
Ah que Don David... como que mmmm las regias, ja,ja,ja...
Yo amo mi ciudad y me encanta volver y ver como crece desmesuradamente y perderme entre sus calles, para mi el barrio antiguo es lo más hermoso... y de San Pedro te diré que disto mucho de ser millonaria y nunca vi a Carlos Slim :)...
Un beso!
Yo fui a MTY hace como dos semanas y me apantalló. Los viaductos y los edificios modernos le dan un aire muy agringado, pero te adentras cinco cuadras en el centro y ves que se parece a los otros centros del país y no te cabe la menor duda de que sigue siendo México.
(Además, sólo en México es posible encontrarte tres "Tosticentros" por cuadra... me quedé con las ganas de Tostitos preparados, chale, qué corriente soy)
Creo que las exposiciones del Parque Fundidora y una de Budas chinos en el MUNE sobrevivieron al Fórum. Deberías ir.
¡Saludos y suerte!
PDs:
* ¿Tu hermano vive en Monterrey?
* ¿Cómo va Tasha?
Esperemos pues a mañana!
Y me uno a la pregunta de pereque ¿Cómo está Tasha?
Saludos
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