viernes, agosto 25, 2006

De las Crónicas del DF (X)...

Seven Readers!!

Ah, los días pasan y el regreso al terruño se acerca. Será bueno, primero y antes que nada: ver a la mía wife a la que extraño terriblemente, segundo regresar a mi hamaca, a mi tv por cable y en general a mi casa. Aunque, siempre que se deja el DF, se siente cierta nostalgia por las cosas que se dejan. Entro practicamente a mi última semana aquí en la Ciudad y siento que no he hecho aún muchas cosas. Claro, en realidad el Diplomado que he venido a tomar me ha mantenido muy ocupado, y he aprendido muchas cosas nuevas e interesantes. Eso siempre será positivo sin duda alguna.
Amigas...
Ayer he comido con dos grandes amigas a las que tenía muchos años de no ver. Fue una reunión realmente agradable y que he disfrutado mucho. Para contarles, tendremos que hacer un flashback a unos 20 años atrás.
En esa época, todos mis veranos los pasaba en un lugar al que le guardo el mayor de los cariños del mundo: El Campamento Porvenir. Ubicado en las playas yucatecas a una hora de Mérida aproximadamente. Desde los 9 hasta los 19 años, pasé ahí mis veranos, vacaciones de Semana Santa y los días feriados del Carnaval. Lo organizaba la Iglesia Presbiteriana a la cual siempre ha pertenecido mi familia, y por lo tanto era como una especie de obligación familiar el ir a ese lugar. Al paso de los años, me doy cuenta que nunca aprendí nada de religión en el campamento y que realmente eso no era en si lo importante. Lo que valía la pena, era la gente con la que convivías. A algunos de los Auténticos amigos, a los que se han quedado con el paso de los años, los conocí en esa época y en ese lugar. Tal vez Porvenir podía proveer de eso: de una magia especial que hacía que la gente se conectáse de por vida.
Todos los veranos, esperábamos con ansia la llegada del Campamento, por que eso significaba que llegarían amigos de otras partes del país a los que volveríamos a ver. De entre esas amistades, tal vez la más especial fue la que hicimos con las chicas de un coro, que todos los años llegaba al lugar a pasarse una semana: las chicas del Coro de Tlalnepantla. Por supuesto, que tanto para ellas como para nosotros el encontrarnos y luego el reencontrarnos era emocionante, especialmente por que durante todo un año nos habíamos escrito cartas (de papel...mi generación creo que ) en las que anticipábamos el momento. Así con algunas de ellas, nació una amistad que se ha mantenido al paso de los años y que, con varios intermedios, se ha mantenido.
Total, que ayer me he reúnido con SAMZ y Marce. Dos personas a las que le tengo un gran cariño. Hemos recordado por espacio de dos horas, aquellos días de adolescencia en los que fuimos realmente felices y en los que nació esta amistad que hasta la fecha perdura. Espero verlas antes de que me regrese a Mérida y poder seguir recordando esos viejos tiempos.
Reflexionando, hay algo que me queda claro: todo eso fue posible gracias a ese lugar, a Porvenir. Un lugar que aún está ahí, y en el que quiero que sean esparcidas la mitad de mis cenizas cuando me toqué despedirme del planeta (la otra mitad, quiero que sea en el Colegio Americano...pero esa es otra historia) Alguna vez regresaré. Uno de mis sueños es organizar un campamento del recuerdo, en el que podamos reunir a la mayor cantidad de gente que vivió esos días. Tal vez, si el tiempo y la vida lo permiten, pueda cumplir eso que he imaginado tantas veces...
Así las cosas en este viernes...

4 comentarios:

Kix dijo...

Yo en alguna ocasión llegué a ir a un retiro espiritual porque una amiga de la secu nos invitó.

Y nunca jamás regresé.

Que te sea leve el fin, my friend!

La Eternidad por fin comienza... dijo...

Además del maravilloso lugar, siempre he creído en ese destino que hace que las personas se crucen en los caminos, y definitivamente tocaba que te cruzaras en el nuestro, en aquella época y ahora, después de tantos años, gracias por aquel entonces y gracias por el hoy, nos encanta ver al mismo David...bueno remasterizado. Un abrazo amigo.

Sólo Soy Un Ojo dijo...

Yo creo que si mis clases de catequismo las hubieran tomado en el puerto, nunca las hubiera abandonado, pero en cambio las tomaba en un convento y eso espanta a cualquier niña o niño.

Saludos hasta el Df.

David Moreno dijo...

Kix: Yo sí, pero creo que lo espiritual funcionaba de otra manera...por lo menos en mi caso...

Marce:
Jajajaja....eso de remasterizado me ha encantado....thank you...

Jadsia:
No, no no meláncolico...alegre diría yo...A ver, soy de Mérida, luego me fuí a estudiar al DF, regresé a Mérida, pero siempre me he sentido ligado al DF...parte de mí sigue aquí. Y siempre, siempre regreso al DF...

Ros:
ZAz...eso si estuvo grave...saludos hasta Mérida..