miércoles, agosto 02, 2006

De las Crónicas del DF (I)...

Seven Readers!!

La Ciudad de México siempre me ha parecido fascinante. Tal vez por ello, siempre que pongo un pie en ella, las manos comienzan a sudarme. Ayer, al aterrizar en la capital de la República, ésta volvió a ejercer nuevamente su poder sobre mí. El día era nublado, la contaminación estaba en su apogeo. Era el mediodía. El aeropuerto capitalino registraba un gran movimiento. Tomo un taxi, y desde que subo a él, me doy cuenta que la Ciudad se encuentra en otro ambiente, en otro clima. El taxista me advierte que para llegar al hotel en el que me hospedaré, podemos tardarnos más de lo debido, pues este se ubica a tan solo unos pasos de las calles de Reforma. De esas calles que han sido tomadas por los simpatizantes de Andrés Manuel López Obrador. Le pregunto al conductor que opina de ese cierre. No tiene una opinión clara, a pesar de que el votó por quien hoy encabeza el movimiento, le parece que la decisión de cerrar calles está afectando a mucha gente, que como él, depende del libre tránsito para ganarse la vida. Damos una vuelta de aproximadamente una hora, hasta llegar a la calle de Marsella, en la Colonia Juárez, que es donde se encuentra el hotel.
Por la noche decido salir a caminar un poco. El clima templado, envuelve a una noche particularmente agradable. Me detengo a comprar una dona en una tienda de conveniencia. Como mientras me acerco al Paseo de la Reforma, el ruido va “in crescendo” y el claxon de los automovilistas, se mezcla con el sonido de la música y un ambiente festivo. Llego a la Glorieta de Cuahutémoc y me encuentro con ellos. Ahí están, en carpas, en tiendas de campaña. Son los seguidores de López Obrador, son los campamentos que desde el domingo se encuentran instalados a lo largo del paseo de la Reforma. Camino un poco y me acerco a la glorieta. Sobre los leones que la adornan, juegan unos niños vigilados de cerca por sus papás. El ambiente es más de un “happening” que el de una manifestación de carácter político, aunque éste se hace presente muy pronto, pues de manera intempestiva al rodear la glorieta, unas cincuenta personas celebran un mitín. Tengo la impresión de que hay personas de todas las clases sociales. Un hombre que se identifica a si mismo como “trabajador del pueblo” dice que “él no le tiene miedo a una crisis económica” pues ha sido “pobre toda su vida” termina invitando a la gente a seguir en lucha. Cuando finaliza, una mujer toma el micrófono. Le anuncia a la concurrencia que a partir del siguiente día, comenzarán talleres de pintura para los niños e invita a la gente a que lleve a sus infantes al campamento. Camino un poco más sobre Reforma. Llego a la glorieta de Cristóbal Colón y me detengo justo abajo del imponente edificio del Fiesta Americana. Los turistas que pueden pagar las tarifas del hotel, caminan por entre las carpas que la gente ha instalado a las puertas del lugar. No parecen molestarles, algunos incluso se toman fotografías con los manifestantes. Al caminar un poco más sobre la glorieta, un grupo de gentes se encuentra sentada frente a una pantalla gigante. Han instalado un cine al aire libre. Se proyecta la cinta de animación mexicana “Una Película de Huevos” Niños y adultos ríen con la proyección, mientras saborean atole de chocolate, pan dulce y tortas que les han servido personas que trabajan en una cocina ambulante a tan solo unos pasos.
Regreso sobre el Paseo de la Reforma. Leo algunos de los carteles que se han colocado en las paredes de las carpas. No puedo evitar sonreír cuando leo uno que dice “mi rock es dudar” A su lado, carteles con la imagen de Felipe Calderón a la que acompaña la leyenda “no pasarás“ Una señora, al notar mi interés por las imágenes me regala un par de calcomanías que tienen la leyenda “yo también soy un peligro…Para el México corrupto e impune del que todos estamos hartos…”para que pegue en su auto joven” me dice con una sonrisa. Le agradezco y me guardo las calcomanías en la bolsa. Camino un poco más y llego a Insurgentes, la cual se encuentra abierta a la circulación. Me detengo a observar a la gente que transita junto a los campamentos. Cada vez que los semáforos cambian a verde y el tránsito vehicular comienza un lento movimiento, se deja oir el concierto de bocinas que insultan a los manifestantes. Una pareja de policías les miran divertidos, mientras saborean una torta que los mismos simpatizantes de López Obrador les han compartido. Es evidente que lo que unos realizan, es molesto para otros. Bocinas y música se mezclan en un concierto que suena a división, a un encono que comienza a lastimar a una ciudad en la que se crea una brecha que parece ir creciendo conforme pasan los minutos y que será sumamente complicada de cerrar.
Horas después, ya inmerso en la soledad del cuarto de hotel, el sonido de los helicópteros de la policía se escucha en el cielo de la Capital del País. A lo lejos, en un segundo plano, la sinfonía continúa. Tengo la impresión de que la ciudad suena diferente. Es un sonido que nunca había escuchado ni durante el tiempo que viví en esta mega urbe, ni en ninguna de las ocasiones en las que la he visitado posteriormente. Hoy la ciudad tiene otro sonido, otra imagen y será interesante estar aquí siendo testigo de como ese sonido va cambiando. Solo espero que al final, la sinfonía de la concordia sea la que perdure.
Así las cosas hoy miércoles...
PS1...estoy por ver Cars...
PS2...La altura me está matando...
PS3...la ciudad está fría...
Salud pues..

7 comentarios:

Kix dijo...

:-) Esta es una excelsa crónica, querido David!

La ciudad puede ser tan maravillosa o tan apocalíptica, que parece imposible que ambos adjetivos convivan diariamente...

Pereque dijo...

Se ve que está como niño en dulcería, David... Felicidades por haber iniciado con el pie derecho. De lo que dice Kix, seguro será por lo grande. - P.

Jorgito dijo...

Comparto tu opinión acerca del poder de esa ciudad, a mi también me encanta pero para pasear... no creo acabar sano de vivir ahí.

Y también comparto la opinión del taxista... pero que se le va a hacer, esperar.

Anónimo dijo...

Que buen crónica David!
En cuanto a la división, a mí hay veces que he sentido temor, pero en fin estoy como muchos otros a la espectativa y apoyando el Voto x Voto.
Saludos
Damaris

Pd.El sábado en casa de Clau te doy las fotos de las mantas.

Amiguiz dijo...

hola David, muchas felicidades, ojalá disfrutes de esa experiencia al máximo...

y sí, habrá que esperar... a mí me gustan los carteles que dicen "Disculpe las molestias que la reconstrucción de la democracia le ocasionen"... las viste?

Anónimo dijo...

Por favor quedate ahi entre los pseudointelectuales revoltosos (pro stalinistas, marxistas y leninistas) de la UNAM :D

David Moreno dijo...

KIX...si de acuerdo totalmente contigo...


Pereque: ajajajaj si algo hay de eso..

Jorgito: Yo vivì aquì, y la ciudad tiene su encanto en ese sentido...

IS:
Pefect! nos vemos el sàbado...o sea mañana...

Amguiz: Si...aunque lo del bloqueo me parece algo desproporcionado, el ingenio està que abunda..

Anòmimo (o sea Suppafly): Nel...no hay nada como ir a alborotar en Mèrida...en un mes estoy ahi..

Saludos a todos!!