lunes, enero 21, 2013

De Cloud Atlas...

Seven Readers!!...

Una sinfonía es una pieza musical dividida en partes. Cada de una de ellas tiene diferentes variaciones, el compositor las une de tal manera que a pesar de sus diferencias se vayan sintiendo como parte de una sola obra, lo que es aún más evidente cuando los encargados de interpretar la pieza se van acercando al clímax de la misma y el sentido unitario de todos esos fragmentos es aún más evidente. Creo que nunca he visto una película que se acerque más a la definición de Sinfonía que Cloud Atlas. Una pieza audiovisual cuya narrativa fragmentada me hizo pensar en las grandes obras sinfónicas de todos los tiempos.
Y como toda sinfonía la película tiene motivos que son los que van detonar a las diversas historias que la conforman: La revolución como constante, la producción literaria o audiovisual como un testimonio de la misma y el poder del amor para ser el factor de cambio. Estos tres ejes temáticos estarán siempre presentes en cada de una de las historias y serán precisamente las que ayudarán a tejer a toda la obra: la revolución está presente en el abogado esclavista cuyo encuentro fortuito con un esclavo le llevará a replantearse toda su concepción del mundo; está en la "fabricante" hecha simplemente para servir a un mundo lleno de consumo y cuyo despertar a la realidad también será revolucionario; la producción literaria está presente en las cartas que un joven compositor le envía a su amante para contarle sobre su ascenso y caída; está en el libro que contará la historia de un viejo publicista y en la película que sobre el mismo generará una revolución en el futuro; está en el mensaje que verá uno de los últimos sobrevivientes de la tierra y que terminará con casi todo su sistema de creencias. Y evidentemente está el poder del amor, que mueve a todos y a cada uno de los personajes para elegir su destino, el cimiento principal de Cloud Atlas es: el amor es el sentimiento más revolucionario que existe, aquel que genera cambio, que genera evolución.



Lana y Andy Wachowsky y Tom Tykwer construyen una obra que aprovecha uno de los elementos fundamentales del lenguaje cinematográfico para ir tejiendo su historia: el montaje. El trabajo de Alexander Berner tiene una enorme virtud: el uso del montaje paralelo en un sentido extremadamente clásico, pero - quizá de manera paradójica - es precisamente el apego a los cánones primigenios del montaje lo que la convierte en un producto completamente alejado de las actuales tendencias que surgen de los cuartos de edición de la mayoría de los productos del cine comercial. El uso de objetos como puertas o los rostros de los personajes como elementos de transición de un tiempo a otro es extraordinario. A eso hay que añadir los excepcionales trabajos de dirección de arte, vestuario y maquillaje. Y por supuesto los enormes trabajos actores de Tom Hanks, Jim Sturgess, Jim Broadbent, Doona Bae y James D'Arcy, talentos que entienden perfectamente el desarrollo dramático de sus personajes, la evolución que los mismos sufren en las diferentes etapas que la película abarca.




Es posible que siendo extremadamente quisquilloso uno pueda encontrar ciertos desniveles en términos tanto dramáticos como narrativos en algunas de las historias presentadas en Cloud Atlas. Pero a pesar de eso es innegable que estamos ante un trabajo cuyo mayor mérito es que uno no puede permanecer indiferente ante ella. Para muchos quizá se trate de un filme en extremo pretencioso, para otros tal vez se esté ante una película que aprovecha como pocas los elementos del lenguaje cinematográfico para construir una gran obra. Creo que me encuentro entre el segundo grupo. Cloud Atlas es un filme que enaltece las funciones narrativas, artísticas y de reflexión que posee el cine. Es un viaje asombroso por el pasado, el presente y lo que imaginamos como el futuro. Pocas películas pueden ofrecer una travesía similar. Al final me quedo con el espíritu revolucionario del filme plasmado en esa utópica pero hermosa idea  de que la revolución solo se obtiene si se hace a través del arte y con el triunfo del amor como su primordial y último objetivo.

Un logro...

Así las cosas hoy lunes...

Salud pues......






2 comentarios:

Anónimo dijo...

Esta bien, pero es LANA Wachowsky, no se llama más Larry. Si te quedan dudas busca su video recibiendo premio de derechos humanos de la asociación LGTB

David Moreno dijo...

Cierto...my mistare, corrijo ahora...