El periodista emblema de Televisa, Carlos Loret de Mola, hizo una confesión en el título de su columna "Historias de Reportero" publicada el pasado Martes en El Universal: "Nos Agarró Desprevenidos". Con ello Loret resumía perfectamente lo que ha sucedido en las últimas horas en los principales medios de comunicación del país: no estaban listos para la irrupción de un movimiento estudiantil juvenil que ha venido a transformar el guión del proceso electoral 2012.
No solamente ellos. Tampoco la clase política, particularmente la representada en el "Nuevo PRI" esperaba que la juventud cambiaría el sentido de las campañas al irrumpir con alegría, fuerza y coraje a exigir el empoderamiento de la sociedad a partir de la información.
Y esa es la clave del movimiento: Información.
Los jóvenes más educados de la nación simplemente están hartos de que se les trate como seres incapaces de decidir por si mismos, de que alguien más pretenda pensar por ellos. Se han dado cuenta que durante años los medios de comunicación del país, particularmente la televisión, han tratado a la población mexicana como todo menos como un público inteligente. Ese es el motor de los reclamos del movimiento #YoSoy132: requieren información fidedigna, sin sesgos, plural. Pero también quieren ser partícipes de esa información, tener acceso a lo medios para expresar sus propias opiniones (y soluciones) en torno a la realidad nacional. Los jóvenes universitarios quieren ser reconocidos como partícipes de la transformación del país.
Las marchas de los últimos días tendrían que llevar a todos los medios de comunicación a replantear no solamente su política editorial, sino también a realizar algo a lo que sistemáticamente se han negado: el reconocimiento de los derechos de las audiencias. Veremos si los medios se ponen a la altura de las circunstancias o si continúan con la idea de que la única verdad es la que se lee a través de sus páginas o se mira en sus pantallas.
Las televisoras, las estaciones de radio concesionadas, tendrán una gran oportunidad para demostrar su voluntad de cambio el próximo 10 de junio si deciden transmitir el segundo debate entre los candidatos presidenciales en Cadena Nacional.
Veremos...
Tercer Grado...
Ayer sucedió algo inusual en el programa de Tercer Grado de Televisa: por primera vez alguien pudo callar a los periodistas del panel: Enrique Peña Nieto. El ex gobernador mexiquense manoteaba y pedía la palabra cada vez se le antojaba y los panelistas callaban. Por ejemplo Carlos Marín, usualmente un"aguerrido" crítico de sus compañeros, prácticamente solo tuvo dos intervenciones y en ambas fue "callado" por el candidato priista. Fue un trato muy diferente al que le dieron hace un par de semanas a Josefina Vázquez Mota (a quien prácticamente no dejaron hablar) y pueden apostar desde ahora que lo será al que le den al candidato del Movimiento Progresista Andrés Manuel López Obrador.
Si Televisa pretendía levantar las sospechas sobre el apoyo que - según dicen sus críticos - le ha brindado al candidato del PRI, fracasó miserablemente. Solamente Denise Maerker (quien confesó que el regreso del priismo al poder le aterra) y en menor medida Víctor Trujillo, hicieron algo por tratarse de salir del libreto al que si entraron los otros participantes del programa. Libreto que parecía exigir realizar preguntas "incómodas" para luego retraerse en el asiento y dejar que el candidato se explayara con su cantinflesca retórica.
El programa de anoche bien pudo llevar el título de "Enrique Peña Nieto: el arte de decir nada para deslindarse de todo". Fue la noche, de los compromisos de siempre, del respeto del candidato por todos y todas; 2 horas de un discurso cansado, aburrido y retórico. Escuchando a Peña Nieto resulta inexplicable como un personaje tan cuadrado, que ayer se definió a si mismo como un conservador (lo que dio al traste con la idea de un PRI nuevo y revolucionario) esté a la cabeza de las encuestas electorales, particularmente en un país en el que los jóvenes están hartos de los políticos que presentan una discursiva tan arcaica como la que esgrime el candidato tricolor.
Televisa y Peña Nieto podrán decir que entre ellos no existe un acuerdo para llevar al PRI de regreso a Los Pinos, pero es evidente que son entidades simbióticas: ambas sin la capacidad para renovarse, para ser diferentes, para adaptarse a los nuevos tiempos. Faltará ver si la sociedad mexicana decide que es preferible mantenerse en el ostracismo conservador representado por la cadena de televisión y el tricolor, o si decide evolucionar hacía horizontes de mayor apertura, libertad, pluralidad y veracidad.
Así las cosas hoy jueves...
Salud pues......
Y esa es la clave del movimiento: Información.
Los jóvenes más educados de la nación simplemente están hartos de que se les trate como seres incapaces de decidir por si mismos, de que alguien más pretenda pensar por ellos. Se han dado cuenta que durante años los medios de comunicación del país, particularmente la televisión, han tratado a la población mexicana como todo menos como un público inteligente. Ese es el motor de los reclamos del movimiento #YoSoy132: requieren información fidedigna, sin sesgos, plural. Pero también quieren ser partícipes de esa información, tener acceso a lo medios para expresar sus propias opiniones (y soluciones) en torno a la realidad nacional. Los jóvenes universitarios quieren ser reconocidos como partícipes de la transformación del país.
Las marchas de los últimos días tendrían que llevar a todos los medios de comunicación a replantear no solamente su política editorial, sino también a realizar algo a lo que sistemáticamente se han negado: el reconocimiento de los derechos de las audiencias. Veremos si los medios se ponen a la altura de las circunstancias o si continúan con la idea de que la única verdad es la que se lee a través de sus páginas o se mira en sus pantallas.
Las televisoras, las estaciones de radio concesionadas, tendrán una gran oportunidad para demostrar su voluntad de cambio el próximo 10 de junio si deciden transmitir el segundo debate entre los candidatos presidenciales en Cadena Nacional.
Veremos...
Tercer Grado...
Ayer sucedió algo inusual en el programa de Tercer Grado de Televisa: por primera vez alguien pudo callar a los periodistas del panel: Enrique Peña Nieto. El ex gobernador mexiquense manoteaba y pedía la palabra cada vez se le antojaba y los panelistas callaban. Por ejemplo Carlos Marín, usualmente un"aguerrido" crítico de sus compañeros, prácticamente solo tuvo dos intervenciones y en ambas fue "callado" por el candidato priista. Fue un trato muy diferente al que le dieron hace un par de semanas a Josefina Vázquez Mota (a quien prácticamente no dejaron hablar) y pueden apostar desde ahora que lo será al que le den al candidato del Movimiento Progresista Andrés Manuel López Obrador.
Si Televisa pretendía levantar las sospechas sobre el apoyo que - según dicen sus críticos - le ha brindado al candidato del PRI, fracasó miserablemente. Solamente Denise Maerker (quien confesó que el regreso del priismo al poder le aterra) y en menor medida Víctor Trujillo, hicieron algo por tratarse de salir del libreto al que si entraron los otros participantes del programa. Libreto que parecía exigir realizar preguntas "incómodas" para luego retraerse en el asiento y dejar que el candidato se explayara con su cantinflesca retórica.
El programa de anoche bien pudo llevar el título de "Enrique Peña Nieto: el arte de decir nada para deslindarse de todo". Fue la noche, de los compromisos de siempre, del respeto del candidato por todos y todas; 2 horas de un discurso cansado, aburrido y retórico. Escuchando a Peña Nieto resulta inexplicable como un personaje tan cuadrado, que ayer se definió a si mismo como un conservador (lo que dio al traste con la idea de un PRI nuevo y revolucionario) esté a la cabeza de las encuestas electorales, particularmente en un país en el que los jóvenes están hartos de los políticos que presentan una discursiva tan arcaica como la que esgrime el candidato tricolor.
Televisa y Peña Nieto podrán decir que entre ellos no existe un acuerdo para llevar al PRI de regreso a Los Pinos, pero es evidente que son entidades simbióticas: ambas sin la capacidad para renovarse, para ser diferentes, para adaptarse a los nuevos tiempos. Faltará ver si la sociedad mexicana decide que es preferible mantenerse en el ostracismo conservador representado por la cadena de televisión y el tricolor, o si decide evolucionar hacía horizontes de mayor apertura, libertad, pluralidad y veracidad.
Así las cosas hoy jueves...
Salud pues......
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