martes, mayo 27, 2008

De Highfidelity....

The making of a great compilation tape, like breaking up, is hard to do and takes ages longer than it might seem. You gotta kick off with a killer, to grab attention. Then you got to take it up a notch, but you don't wanna blow your wad, so then you got to cool it off a notch. There are a lot of rules. Anyway... I've started to make a tape... in my head... for Laura. Full of stuff she likes. Full of stuff that make her happy. For the first time I can sort of see how that is done. 

Seven Readers!!

¿Qué tan importante es la música en sus vidas? O déjenme replantearles la pregunta: ¿si tuviesen que hacer una lista de las cinco cosas más importantes en su vida, qué lugar ocuparía la música? En la mía, tal vez sería el primer lugar (tendría una seria disputa con el cine) pues no hay duda que tengo un soundtrack muy particular. Y en cierta medida todos lo tenemos, la cuestión es que algunos somos un tanto mas concientes de cuales son esas canciones que nos han acompañado en ciertos momentos buenos o malos. 
Lo curioso es que quizá conforme vamos poniéndonos más viejos, vamos adquiriendo esa conciencia musical. Entendemos entonces su importancia e incluso podemos llegar a obsesionarnos con la misma, al grado de tratar de ir consiguiendo todas esas canciones, álbumes, que han sido realmente parte importante de nuestras vidas. Y entonces, de la mano de esas listas…viene una introspección importante, y tal vez de una forma inconsciente comenzamos a autoanalizarnos, a pensar en lo que hemos sido, somos y tal vez, en lo que podemos llegar a ser aunque esto último nos aterre, nos llene de un pavor casi indescriptible.
High Fidelity es una película que toca todos estos temas. En realidad, más que una película por momentos para un estudio sobre un tío que se acerca peligrosamente a la crisis de la edad madura y que, con cierta inconsciencia, comienza a hacer un recuento de aquellas cosas que han sido importantes en su vida. Con base en el best seller de Nick Hornby, la historia está ambientada en la ciudad de Chicago, y ahí conocemos al dueño de Championship vinyl Rob Gordon. Un tipo cuya última novia, Laura, le ha abandonado recientemente enfrentándolo al hecho de que probablemente tenga que crecer. La película gira en torno a la pasión de Rob por la música y como ésta se manifesta en su ser para finalizar todo, para iniciar todo. Su mundo está marcado por los discos y su vida es una especie de “chart” musical, todo se remite a un Top Five: Top Five de canciones para una muerte, Top Five de trabajos soñados…etc. La película se convierte en un estudio interesante de un personaje singular: un hombre que no se atreve a tomar decisiones importantes, que en el fondo es una buena persona, pero que sus propios sueños e inseguridades le terminan por ir abrumando.
¿Qué viene primero, la miseria o la música? Se pregunta Rob al principio del filme, dirigiéndose siempre a la cámara (lo cual es un acierto: nos permite entender los qués y por qués de la manera de actuar y sobre de pensar del personaje). Lo que sigue es una divertida e inteligente instrospección en la que Rob trata de encontrar sus propias fallas y fobias con la esperanza de que el recuento le ayude. Es un recuento de 5 prototipos que quizá posean todos los hombres heterosexuales: el amor pre adolescente marcado por el primer beso, la urgencia adolescente de perder la virginidad, la mujer que está totalmente fuera de su propia liga, la mejor amiga y el amor verdadero al que está por perder, algo de lo que, evidentemente, no se da cuenta. 



El filme de Stephen Frears resulta en algo atemporal. A pesar de que retrata a un ex integrante de la generación X, muchos de sus problemas siguen estando presentes y vigentes. Frears parece hacer mucho hincapié en la universalidad de su propuesta. Para ello ambienta el filme en lugares comunes, siendo los únicos diferentes la tienda de discos en donde trabaja Rob y la parte de su casa en la que éste guarda su personal colección de vinilos, el objetivo es claro: son los únicos lugares en los que el personaje se siente seguro, sus refugios. 
La tienda en particular es su dominio, el cual comparte con otros “geeks” musicales. Pero no cualquier Geek, sino verdaderos Snobs musicales, tipos que, por ejemplo, llegan al grado de enfrentar a la pérdida de un ser querido que haciendo una lista de las cinco mejores canciones para un funeral. Sin embargo, amamos a estos personajes por que expresan un genuino amor y respeto por la música. Trabajan en algo sin mucho futuro por una razón: aman lo que hacen. Un genial Jack Black y un tímido Todd Louiso, representan a los extremos mismos del propio Rob: uno es el rockero extremo, el otro el melómano introspectivo. Uno es una canción de Maiden, el otro una de Art Garfunkel. El resto el reparto (Joan Cusack, Iben Hjejle, Lisa Bonet, Tim Robbins y Catherine Zeta – Jones) contribuyen con sus personajes a crear un mundo lleno de estereotipos que terminan siendo el reparto de una sinfonía personal: la de Rob Gordon.
Y aquí vale detenerse en John Cusack. El actor crea un espectacular diálogo que refleja a nuestros propios pensamientos. Uno comienza a preguntarse, conforme el filme avanza, si es éste quien dirige a lo que tienes en la mente, o son tus propias memorias las que construyen a la película. Cusack brilla como el tipo promedio que trata de mantenerse adolescente a pesar de que su voz interna le grita con insistencia que se convierta en un hombre.



Me aventuraré a decir algo: High Fidelity es la mejor comedia romántica que he visto en mi vida (probablemente en competencia con la gran Punch Drunk Love de P.T. Anderson) lo es por que se aleja de todos los convencionalismos y clichés del género. Y lo hace presentando el punto de vista del hombre, algo que en una película de este estilo es completamente extraño, lo que me lleva al segundo dicho aventurado: Chicas ¿quieren mirar un fiel retrato del tipo promedio? Miren High Fidelity. 
Pero lo más importante es que estamos ante una película hecha y escrita por gente con un genuino amor tanto por el cine, como por la música. Una película entretenida que nos lleva por ese espíritu libertario del rock y que al mismo tiempo evoca los gritos de una juventud que esta al margen de descubrir eso que llamamos realidad, esa compleja ruta por el auto descubrimiento lo que película hace mientras capta a una subcultura muy específica y una forma de vida que es ambivalente en términos de obsesiones y excentricidades. Una mirada divertida a la vida tal y como la conocemos; una buena historia rodeada de grandes canciones y actuaciones memorables. 
Un pequeño filme que habla acerca de esas pequeñas cosas que convierten a la vida en algo gigantesco y por ende....maravilloso.

ZAZ largo post…

Así las cosas hoy martes…

PS....Farewell Sydney Pollack....

Salud pues……..

3 comentarios:

Branch dijo...

El arte, la música te convierten en politeísta. ¡A todo le das vida, color!.

Lindo análisis, curiosa película, perfecta para éstos días. Saludines.

Rocker World Citizen dijo...

Yo creo que en el caso de los que somos melómanos, decir que la música nos apasiona es mentira. Nos puede apasionar algun deporte,un bar de cervezas bien frías, discutir algun tema, etc. pero la música es algo más que una pasión. Es algo con lo que se come, se vive, se duerme. Te acompaña en los mejores y peores momentos y muchas veces una canción te da la respuesta que no encontrabas y que tampoco nadie fue capaz de decirtela. Otros melómanos llevarán el ritmo en la sangre y gozaran con la salsa, los de conservatorio disfrutarán a su filarmonica. Yo creo que todas las músicas del mundo (y me refiero a las populares) tienen esa aportación atemporal que sazona nuestra existencia y nos hace ver el mundo de otra manera. Algun@s personas me dicen que eso me ha hecho pesimista, pero mas bien creo como dijo algún rocker por allá: "no soy pesimista, solo soy un optimista enterado".
Checaré la pelicula que mencionas, una vez vista te hago comentarios.
Saludos que ya va a empezar "seven ages of rock"

Anónimo dijo...

Esta pelicula me encanta. Y qué mejor snob que Jack Black, yo creo q ni trabajo le costó aprenderse el dialogo.
No puedo decidirme por un Top Five o un soundtrack pues ya ves qué larga esta mi lista en Last fm... Brindemos por el legado que nos dejó Sidney Pollack.
Luv ya much!.