De Vueltas...

Seven Readers!!

Al salir de la sala de cine en la que vi Volver de Pedro Almodóvar, tenía clara una cosa: había estado una vez más en un universo familiar. Hablamos de un autor en toda la expresión de la palabra, un tipo que domina un estilo y que a través del mismo es capaz de representar una visión personal del mundo; y lo que hace grande a un autor es el hecho de ir reinventando cada vez ese mundo o ir descubriendo nuevas cuestiones que contar al interior del mismo. El riesgo que se corre es el de agotar esa visión y tornarse en algo repetitivo.
En Volver, identificamos al universo de Almodóvar. Su universo es femenino y todo lo que sucede en él, es siempre contado desde ese punto de vista (cuando un hombre cuenta las cosas, debe hacerlo desde el lado femenino, ahí tienen como ejemplo el personaje de Miguel Bosé en Tacones Lejanos) las mujeres son siempre las protagonistas y a pesar de su falibilidad humana, en el universo de Almodóvar son las únicas capaces de convertirse en un referente de carácter moral. Los hombres, son siempre mostrados como seres violentos y como un pretexto para que la mujer explote todas sus cualidades humanas (Esto solo varia, insisto, cuando el hombre es capaz de entrar en contacto con su lado femenino: Ahí están los personajes de Darío Grandinetti y Javier Cámara en Hable con Ella. Y existe también una excepción: el manipulador personaje de Gael García Bernal en La Mala Educación) Las redes emocionales tejidas entre las mujeres serán las que Almodóvar explote en su cine. Volver es de nuevo un gran ejemplo en ese sentido. Las redes son importantes, en cuanto a que sirven como el motor que mueve a la historia.
Si acaso tenemos coqueteos con un elemento diferente en el universo Almodovariano: un leve guiño al cine costumbrista. Lo manchego hace su aparición con cierta fuerza. Las leyendas urbanas, los modales, la solidaridad entre los habitantes de un pequeño pueblo, los entierros, la manera de saludarse y todo aquello que le es común a La Mancha, está presente. No se trata sin embargo de un cine etnográfico, aunque es evidente que la cinta está inserta en una región cuyos rasgos culturales son muy particulares y, en cierta medida, son representados por el cineasta.
Almodóvar tiene gran capacidad para escribir diálogos (también aparecen regionalismos interesantes, lo que le envuelve una vez en el costumbrismo) y esto se refleja en la cinta. Aquí, éstos cumplen cabalmente con la función de darle personalidad a los protagonistas del filme. Es tanta la importancia del diálogo, que cuando éste es filmado Almodóvar mantiene los planos (two shot) por largo tiempo, como si quisiera insistir en la importancia de la conversación entre dos personajes, y solo realizará intercortes para encuadrar a uno de los participantes del diálogo en un close up que buscará dos cosas: puntualizar los sentimientos que en ese momento se expresan y que el espectador se identifique con los mismos, esta es otra constante del estilo Almodóvar.

De las interpretaciones me parece que volvemos a ver una Penélope Cruz excepcional, soberbia, haciendo gala de un físico y de una belleza impresionantes. Es el eje de la cinta y tanto Almodóvar como ella así lo entienden y se empeñan por construir la historia alrededor de su personaje. Funciona, aunque este protagonismo sería imposible sin la solidez interpretativa de quienes interactúan con el personaje de Raimunda especialmente una maravillosa Carmen Maura, quien en plena madurez hace gala de una habilidad histriónica extraordinaria. Lola Dueñas, Blanca Portillo y Yohana Cobo complementan a un ensamble histriónico que logra un perfecto equilibrio (Como dato, el grupo de actrices recibió la Palma de Oro en Cannes en la categoría de mejor actriz, en la primera vez en la historia del festival que se le otorga a un conjunto de mujeres).
El único riesgo que la película corre, es que es un film de Almodóvar; es decir al ser un universo familiar y conocido para muchos éste puede dejar de ser sorprendente. Si el espectador es admirador del estilo y de esa visión del mundo, Volver representará una vuelta a casa. Pero si el espectador no es necesariamente un gran fan del universo Almodovariano, puede encontrarse ante algo que ya se ha visto antes, un cine que ha perdido su capacidad de sorprender. A veces, yo mismo me pregunto si no vimos con Todo Sobre Mi Madre y Hable Con Ella, el pináculo de ese universo fílmico. Tal vez así sea y Volver sea solamente una película más de Almodóvar.

Así las cosas en este jueves…

PS1..Antes de irse, Gil Díaz nos receta un aumentito a la leche Liconsa y a la Gasolina…bello, realmente bello…

PS2…Habrá que meditar seriamente sobre la renuncia de Cárdenas a la comisión de los festejos del bicentenario de la Independencia y los Cien años de la Revolución…

PS4…Sorpresa: ¡El megavolcho tiene una computadora¡…y ello es lo que puede estar afectando a su marcha…mi bolsillo sufre si hay que cambiar el cerebro electrónico del carrito…

Salud pues……