De: The Last Stand..

Seven Readers!


Muchas cosas me traen absoluta felicidad en la vida. Pero ninguna como estar en el cine. Después de casi dos semanas de no pisar una sala, ayer me di cuenta nuevamente de lo emocionante que resulta la experiencia. Desde que entras, te sientas, conversas un rato, las luces se apagan y la magia comienza. No importa cuantos comerciales pasen, los cortos son el preámbulo a un acto que sigue siendo único. Tal vez el único en el que un grupo de extraños se reúnen para vivir juntos la misma experiencia. No importa que hoy en día se hagan muchas películas basura, o que las fórmulas ya cansadas se repitan constantemente en la busca del éxito comercial. Nada de ello es importante cuando la función está por comenzar; por que aunque en mi vida he visto cientos de filmes, todavía puedo sentir que algo revolotea en mi estómago cuando suena la fanfarria de la Fox o sale el viejo letrero de la Warner. Si, el cine me hace inmensa y honestamente feliz. Yo no entiendo por que se desviven con señalarle a la gente que la piratería es algo malo. Bastase con que a la gente se le enseñara y se le sensibilizara en torno a la experiencia cinematográfica para que muchos comprendan por que el “cine se ve mejor en el cine” (claro, ayudaría también que le bajasen los precios a los boletos, ya que si mucha gente consume piratería, es por que de otra manera no tendría acceso a ver muchas de las películas que están en cartelera) y entonces se dediquen a ser felices en una sala de cine. Nada como ello, ni siquiera mil victorias de la Selección. El cine sigue siendo mi fuente mayúscula de felicidad. Y ayer, una vez más (bendito miércoles de 2 x 1) fui de nuevo un aspirante a cinéfilo realmente feliz.

La última Batalla...

Conocí más o menos a fondo la historia de los X Men en la universidad. Lo hice por que una de mis mejores amigas, era (es) fanática de la saga planteada en los cómics. Disfruté leyendo algunos de los mejores episodios de la trama, y aunque llegué a sentir cierta admiración por alguno de los personajes (especialmente por Gambit, a quien nunca vimos en los filmes; tal vez por que le arrebataría protagonismo a Wolverine) nunca pudo sustituir a Spiderman como mi cómic favorito. Pero, siempre pensé que la complejidad temática de los X Men iba a en algún momento a proveerle a Hollywood de un buen argumento cinematográfico. Claro, es Hollywood, y si algo ha caracterizado a la industria norteamericana, es la capacidad que tiene para dar al traste con buenas historias. Afortunadamente la franquicia cinematográfica de los hombres X, tuvo la fortuna de encontrarse en sus dos primeras partes con un extraordinario director: Bryan Singer. Singer logró llevar a la pantalla la complejidad dramática del cómic, adaptándolo perfectamente al lenguaje del cine. Es por ello que las dos primeras partes de la trilogía (que espero que se quede en trilogía, una cuarta parte es posible, pero se corre el riesgo de que todo se vaya por el caño en pos del dinero) resultaron en películas realmente intensas y bien manejadas. Al renunciar Singer a la franquicia (está por estrenar Superman) la responsabilidad de llevar a cabo la conclusión de la misma recayó en Brett Rattner, un director cuya carrera está llena de altibajos (Dragón Rojo y Hombre de Familia, son dos ejemplos de ello) y que por lo tanto nos hacía dudar a muchos de que la película cumpliese con las expectativas que sin duda se generan alrededor de un Blockbuster veraniego como lo han sido las películas de los X Men. Rattner no es Singer, pero me parece que finalmente logra un trabajo correcto, que tal vez pueda decepcionar a quienes están muy clavados con la saga (especialmente por que toca por momentos uno de los puntos temáticos más adorados por los fans: la saga de Fénix Oscura) pero que cumplirá las expectativas de quien simplemente busca una película entretenida.

El éxito recae, en que Rattner evita la tentación de realizar un filme que tenga como cimiento a los efectos visuales, y una vez más privilegia a la historia por sobre los mismos. Y sobre todo, por que es conciente que tiene en sus manos a un extraordinario grupo de actores quienes se convierten en el punto más atractivo de toda la película. Ian MacKellen, Halle Berry, Famke Janssen y un extraordinario Hugh Jackman, proveen de actuaciones de gran nivel, que se sobreponen a subtramas inconclusas o que parecen estar filmadas a la carrera, como si el director tuviese mucha prisa por llegar a su momento climático. Aún así, la trama principal resulta creíble, por la intensidad dramática que plantea el guión y que es alcanzada por los actores principales del filme. Aunque están presentes los planteamientos morales que fueron realmente importantes en las dos primeras partes (el respeto a la diversidad, la tolerancia con el que es diferente, etc…) aquí no se sienten con la misma fuerza con la que fueron planteadas en las dos primeras partes de la trilogía. Aún así, la historia no es hueca y se transforma en una poderosa historia de amor que al final se siente convincente.
Tal vez The Last Stand, sea la menos profunda de la trilogía (curiosamente lo mismo le pasó a Star Wars, después de El Imperio Contraataca, El Regreso del Jedi resultó en una película poco profunda) pero puede llegar a ser la más divertida y palomera de la misma, lo que me parece es su única y mayor pretensión

Así las cosas hoy miércoles…

PS1…El Consejo Coordinador Empresarial está presentando un spot que invita a votar por Calderón. Muestra toda la estrechez mental de la derecha al decir que lo “distinto” es peligroso. Para ellos, la uniformidad en todos los sentidos, es lo único seguro. Esta es la sociedad a la que pretenden llegar quienes apoyan a FECAL: una sociedad uniforme, en la que la diversidad es peligrosa. Esto es lo que debemos evitar para el país…

Salud pues…