miércoles, junio 11, 2014

De Aficionado e Informado...

Seven Readers!!!....


En unas horas más comenzará el Campeonato Mundial de Fútbol en Brasil. Para quienes gozamos de mirar al balompié se trata de un evento especial, con características únicas y que atrae poderosamente nuestra atención. Esperamos cuatro años para tener nuevamente la oportunidad de ver la que – después de los Juegos Olímpicos – es la máxima competición deportiva a nivel global.  Hay algo especial que rodea a la Copa del Mundo pues prácticamente durante todo el mes que dura el torneo en todos los países participantes la atmósfera se siente y se respira diferente. Por supuesto pueden echarle de ello la culpa a la mercadotecnia que rodea a la competición, pero más allá de ella es innegable que existe un sentimiento genuino en el aficionado al fútbol durante los días del mundial, el sentimiento generado por el hecho de estar frente a un evento irrepetible y por lo tanto emocionante.
En México el Mundial de Fútbol se vive de manera muy intensa. Y esa intensidad está quizá más presente que nunca. Alrededor del evento parecen haberse formado dos bandos: los que se aprestan a ver el Mundial poniendo toda su atención en lo que pase en el mismo,  y los que lo odian sobre todo porque lo ven como un evento enajenador de masas, particularmente porque en esta ocasión el  campeonato se jugará en días muy importantes para el país: los días en los que en el Congreso se discutirán reformas trascendentes para el futuro de la nación como lo son la energética y la de telecomunicaciones. En otras palabras: también somos aficionados a los radicalismos y las posturas en torno al mundial han caído en los terrenos de tal afición, pues mientras unos piden que les dejen ver en paz un evento por el que esperan durante cuatro años, otros hacen llamados a apagar la televisión y así no ser víctima de los intereses que buscan a toda costa apoderarse de las riquezas nacionales.



Por supuesto que el deporte puede tener un uso político. La historia está llena de momentos en los que los gobernantes han utilizado a las justas deportivas para vender su imagen o bien para generar distractores que eviten que el pueblo tome conciencia de actos de gobierno que son de suma importancia. Sin embargo también es cierto que vivimos en una era en la que la información sobre los acciones de políticos y gobernantes, así como las decisiones que toman, están al alcance prácticamente de quien quiera informarse respecto a las mismas. Por lo tanto me parece que las posturas que en México han surgido en torno al Campeonato Mundial de Fútbol son exageradas y que lo importante, como en muchas cosas en la vida, es encontrar un punto medio.
            No hay nada malo en dejarse llevar momentáneamente por la afición al Fútbol.  Como ya dije anteriormente un Mundial sucede una vez cada cuatro años, y para muchos representa una oportunidad única de disfrutar de su deporte favorito. Sin embargo tampoco podemos permitir que esta afición nos haga ir por la vida con los ojos solamente fijos en lo que se muestra desde Brasil en las pantallas de televisión. Tenemos la obligación de estar al tanto de lo que sucede en el Congreso porque ahí es en donde se decidirá el futuro de esta nación no en las canchas de Natal o Fortaleza. Y así como castigamos a un jugador dándole la espalda o retirándole nuestro apoyo cuando estamos seguros que le ha hecho daño a nuestro equipo, también tenemos la posibilidad de castigar con nuestros votos a quienes sintamos que han aprobado leyes que muy probablemente terminen por beneficiar a los mismos mexicanos de siempre.
            Pero tampoco es válido satanizar como “ignorantes” y “borregos” a quienes viven con intensidad a la Copa del Mundo. Existe cierto aire de arrogancia intelectual en quien por encima del hombro dice que el fútbol es “pan y circo para el pueblo”,  en quien se dice “a salvo” de las garras de la mercadotecnia o la televisión. No todos quienes disfrutan del fútbol son personas sin conciencia social o política y ejemplos en el mundo intelectual hay muchos, Juan Villoro y Eduardo Galeano son quizá de los más notorios. Tal vez en lugar de presumir que se está exento de la fiebre mundialista y que por ello se está realmente comprometido con el país, se debería tratar de entender y aprovechar al deporte en un sentido opuesto al que le han dado tradicionalmente los políticos. Es decir: ser más imaginativos y generar conciencia social a partir de un evento de gran impacto en la sociedad, voltearle la plana a la clase política y aprovechar la efervescencia y la unidad nacional que genera un juego de fútbol  como la analogía perfecta de lo que podemos lograr si somos capaces de unirnos en torno a causas que son realmente importantes para México.
            El Mundial está a unas  horas de empezar. Disfrutémoslo, vivámoslo intensamente, pero mantengamos también nuestra atención en lo que en unas horas también sucederá en la cancha política nacional. Seamos aficionados y seamos, sobre todo,  ciudadanos informados.
             
Así las cosas hoy miércoles...

Salud pues......

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