martes, abril 30, 2013

De Libros Para los Niños Que Somos....

Seven Readers!!...

Hoy es día del niño y más allá de cambiar el avatar del Facebook o Twitter  por una foto de la infancia, a mi me resulta más interesante recordar algunos aspectos de lo que fue mi niñez. ¿Y Saben? la mía fue fantástica y una de las cosas por las que fue así es porque siempre estuvo rodeada de libros. Mi padre - un gran lector - fue quien me motivó para hacer de la lectura un hábito. En aquellos días de tanto tiempo libre y pocas preocupaciones, descubrí que para viajar el mejor transporte es un libro. Y si, ya se que eso suena a cliché, pero me parece que es uno de los que nunca dejará de funcionar.
Con el tiempo los libros se fueron convirtiendo en lecturas más complejas, pero al final los buenos, los que se quedan para siempre con uno, mantienen una característica en común con los que nos emocionaron desde niños: son capaces de asombrarnos. Por eso, el lúdico acto de leer, es quizá el único que nos conecta directamente a los primeros años, a los años de las primeras aventuras, de los primeros errores.
He aquí algunos libros que aún me siguen asombrando, que me siguen conectando con el niño que alguna vez fui:

Colmillo Blanco 
de Jack London



El libro favorito de mi infancia. Las espectacular odisea de Colmillo Blanco - un impresionante animal cruza de perro con lobo - su lucha por sobrevivir en un circuito clandestino de peleas de perros y su descubrimiento de la bondad del hombre junto a Weedon Scott. Aún recuerdo el sufrimiento que pude sentir cuando Colmillo Blanco está a punto de morir en una brutal pelea de perros, la brillante y desgarradora descripción que hace London del momento agónico en el que el animal se debate entre la vida y la muerte es una de las narraciones más desgarradoras que he leído en mi vida.

...Colmillo Blanco no cejó hasta que no pudo más. Estaba rendido y no llegaba a comprender aún lo que le estaba pasando, pues no tenía precedente en ninguna de sus luchas. No era así como peleaban los otros perros. Con los otros no tenía más que morder y escaparse, y luego vuelta a empezar. Ahora estaba medio tendido en el suelo, casi sin aliento y esforzándose en recobrarlo. Cherokee, aferrados aún los dientes a su cuerpo, en el mismo sitio, procuraba tenderlo de lado. El caído se resistió y entretanto sentía que las quijadas que lo tenían apresado se aflojaban algo, como si fueran a soltarlo, para apretar más después de una especie de masticación. Y a cada uno de estos movimientos, los dientes penetraban más hondamente en la garganta. El método seguido por el perro de presa consistía en conservar lo que ya tenía y esperar una oportunidad para alcanzar más. Ese momento oportuno podía llegar cuando Colmillo Blanco permaneciera quieto. Mientras luchaba, Cherokee se contentaba con no soltar la presa...



La Vuelta al Mundo en 80 días
de Julio Verne



El primer libro con el grité de emoción. Y es que cuando Phileas Fogg cruza la puerta de su exclusivo club en Londres, uno - que ha viajado con él en una loca carrera contra el reloj - es ya parte de su extraordinaria y maravillosa aventura. 



Phileas Fogg, era inglés de pura cepa; pero quizás no había nacido en Londres. Jamás se le había visto en la Bolsa ni en el Banco, ni en ninguno de los despachos mercantiles de la City. Ni las dársenas ni los docks de Londres recibieron nunca un navío cuyo armador fuese Phileas Fogg. Este caballero no figuraba en ningún comité de administración. Su nombre nunca se había oído en un colegio de abogados, ni de en Gray's Inn. Nunca informó en la Audiencia del canciller, ni en el Banco de la Reina, ni en el Echequer, ni en los Tribunales Eclesiásticos. No era ni industrial, ni negociante, ni mercader, ni agricultor. No formaba parte ni del Instituto Real de la Gran Bretaña ni del Instituto de Londres, ni del Instituto de los Artistas, ni del Instituto Russel, ni del Instituto Literario del Oeste, ni del Instituto de Derecho, ni de ese Instituto de las Ciencias y las Artes Reunidas que está colocado bajo la protección de Su Graciosa Majestad. En fin, no pertenecía a ninguna de las numerosas Sociedades que pueblan la capital de Inglaterra, desde la Sociedad de la Armónica hasta la Sociedad Entomológica, fundada principalmente con el fin de destruir los insectos nocivos.
Phileas Fogg era miembro del Reform-Club, y nada más. 




Rebelión en Milagro
de John Nichols



Cuenta la leyenda que en el quinto trimestre de la Universidad yo llevaba la materia de diseño. La historia también dice que la maestra que impartía dicha asignatura, de apellido Castellanos, tenía una particular animadversión por mi persona, era entendible: ambos nos parecíamos bastante aburridos. En lugar de tomar sus clases yo me la pasaba leyendo alguna otra cosa más interesante y una de ellas fue esta fantástica novela de John Nichols ambientada en un pequeño pueblo de Nuevo México. La historia de un campesino llamado Joe Mondragón y su rebelión al decidirse a plantar frijoles en un campo sobre el cual se planeaba construir una zona turística, se convirtió en una de mis narraciones favoritas de aquellos años. La novela es rica en personajes entrañables y es una deliciosa fábula llena de realismo mágico. Al final, por algún tipo de milagro, yo pasé la materia de diseño, nunca volví a ver a aquella maestra y lo único que recuerdo de esos tres meses fue este bellísimo libro y a los fantasmas con los que conversaba el gran Amarante Córdova.
Tristemente, en uno de los cambios de departamento en el DF, el libro desapareció y hasta ahora no ha sucedido el milagro de encontrarle de nuevo. Lo que queda ahora en una repisa es la película que, con base en el libro, filmó Robert Redford.





Noticia de un Secuestro
de Gabriel García Márquez.



Es imposible pensar en el "Gabo" novelista sin antes hacerlo en el periodista. En ambas facetas el colombiano es uno de los grandes maestros, y quizá el libro en el que mejor ha combinado su grandeza narrativa con la periodística es Noticia de un Secuestro. Un alucinante y desgarrador relato situado en la turbulenta Colombia de finales de los 80 y principios de los noventa, que tiene como base la historia de Maruja Pachón y de otros ciudadanos colombianos que vivieron el infierno de ser secuestrado. El libro es un ejemplo de periodismo de investigación y de como construir la crónica de días terribles.


...La pandilla que lo acompañó en los últimos días lo sacó de la casa en un automóvil particular, y al cabo de muchas vueltas para despistar por los mejores barrios de Medellín lo dejaron con su equipaje a cuestas a media cuadra del periódico El Colombíano, con un comunicado en el cual los Extradítables hacían un reconocimiento a su lucha por la defensa de los derechos humanos en Colombia y en varios países de América Latina, y reiteraban la determinación de acogerse a la política de sometimiento sin más condiciones que las garantías judiciales de seguridad para ellos y sus familias - Periodista hasta el final, Hero Buss le dio su cámara al primer peatón que pasó y le pidió que le hiciera la foto de la liberación. 


La Guerra del Fin del Mundo.
Mario Vargas Llosa




Mario Vargas Llosa es un político lamentable, pero ello no le resta méritos a lo extraordinario que es como escritor. Leí La Guerra del Fin del Mundo cuando tenía unos 25 años y fue el primer libro que despertó en mi la idea de que algo estaba mal con aquello de creer en un ser supremo. La novela narra la historia de la Guerra de los Canudos - ocurrida en el nordeste de Brasil - y mezcla al fanatismo religioso con los intentos de dominar política y militarmente a una región, lo que genera finalmente una barbarie inimaginable.

...Cuando, siete meses después, el Consejero y sus seguidores regresaron -habían cambiado algunas caras, había aumentado el número, había entre ellos ahora un negro enorme y semidesnudo, pero su pobreza y la felicidad de sus ojos eran los de antes— volvieron a aparecer en Pombal, dentro de un remolino de polvo, el cilicio seguía en la cintura del Beatito, a la que había amoratado y, luego, abierto estrías y, más tarde, recubierto de costras parduzcas. No se lo había quitado un solo día y cada cierto tiempo volvía a ajustarse el alambre aflojado por el movimiento cotidiano del cuerpo. El padre Moraes había tratado de disuadirlo de que lo siguiera llevando, explicándole que una cierta dosis de dolor voluntario complacía a Dios, pero que, pasado cierto límite, aquel sacrificio podía volverse un morboso placer alentado por el Diablo y que él estaba en peligro de franquear en cualquier momento el límite. 

El Fútbol a Sol y Sombra
Eduardo Galeano 






Eduardo Galeano es un narrador extraordinario, con la enorme capacidad de convertir todo aquello que es cotidiano en una pieza literaria invaluable. Sus libros han retratado en más de una ocasión a la historia de la humanidad o a la realidad latinoamericana. Pero - uruguayo al fin y al cabo - es en este libro en el que retrata su enorme pasión por el fútbol convirtiendo al deporte en algo completamente entrañable. Un trabajo que logra que incluso el más ferviente detractor del balón termine reconociendo que el fútbol es algo más que 22 tipos corriendo tras un balón, pues por momentos puede ser un auténtica obra de arte.

...Y entonces el sol se va y el hincha se va. Caen las sombras sobre el estadio que se vacía. En las gradas de cemento arden, aquí y allá, algunas hogueras de fuego fugaz, mientras se van apagando las luces y las voces. El estadio se queda solo y también el hincha regresa a su soledad, yo que ha sido nosotros: el hincha se aleja, se dispersa, se pierde, y el domingo es melancólico como un miércoles de cenizas después de la muerte del carnaval.

Arcadia Todas Las Noches.
de Guillermo Cabrera Infante



Arrumbado en el enorme librero de la casa paterna yacía un libro de un escritor del que yo no había escuchado antes. Quizá lo que me llamó la atención fue su portada: Fred Astaire y Cyd Charise eran retratados en ella. Intuí que tal vez el libro tenía algo que ver con esa pasión tan mía que es el cine. No me equivoqué. A través de las páginas uno se va dando cuenta de que el cine puede llegar a ser material para hacer gran literatura. Cabrera nos cuenta sobre cinco enormes directores de la época dorada de Hollywood: Orson Welles, Howard Hawks, John Huston, Vincent Minelli y Alfred Hitchcok. Su prosa es tan deliciosa que uno termina por caer rendido ante el talento y la personalidad de estos monstruos del celuloide. Cerrando con la historia: bajé el libro de aquel estante y le hice mío. Creo que nadie le ha extrañado en casa y yo tengo un tesoro en mi baúl de libros como una Arcadia que se aparece de vez en cuando para recordarme que el cine es lo mejor del mundo.


Algunos pensarán que esto es excesivo, que ahí detrás, en la pantalla, no habrá más que una película bien hecha y divertida. A esos que no ven más allá de la pantalla puedo responderles con una frase inteligente de Paul Valéry, que dice que para Leonardo la pintura hacía las veces de la filosofía. Todavía puedo parafrasearla y decirles que lo mismo ocurre con Hawks y con Nicholas Ray y con Minelli: para ellos el cine hace las veces de literatura, del filosofar y de la poesía.


El Mundo y Sus Demonios
de Carl Sagan



Debo decir que siempre admiré a Carl Sagan como presentador de Televisión. Fui de esos niños que descubrieron lo maravilloso que es el universo a través de aquella serie llamada Cosmos (un ejemplo de que la televisión puede generar pensamiento crítico y de paso capacidad de asombro), pero nunca pensé que su escritura fuera no solamente divertida, sino capaz de generar esa catarsis tan personal que puede llegar a darse entre autor y lector. El Mundo y Sus Demonios no solamente es un trabajo que desenmascara a la pseudociencia y las creencias irracionales, sino que es por sobre todo una invitación a practicar el pensamiento crítico en cualquier contexto en el que nos desenvolvamos.


Sostengo que la ciencia es una herramienta absolutamente esencial para toda sociedad que tenga la esperanza de sobrevivir hasta el próximo siglo con sus valores fundamentales intactos... no sólo la ciencia abordada por sus practicantes, sino la ciencia entendida y abrazada por toda la comunidad humana. Y,  si eso no lo consiguen los científicos, ¿quién lo hará? 
...y son solo algunos. Al final, cuando sea más viejo, estoy seguro que habrá solo dos formas para seguir siendo niño: en una sala de cine y sentado, en un confortable sillón, con un libro entre las manos...

Así las cosas hoy martes...

Salud pues......

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