"Cuando calienta el sol aquí en la Playa, siento tu cuerpo vibrar cerca de mí" se escuchó en el despertador. Kike lo tomó, lo miró y pensó que no había mejor manera de despertarse que escuchando a Luis Miguel. "Puta Madre - pensó - este cabrón sigue siendo un chingón". Miró la hora: las doce del día , le pareció que era bastante temprano. Aún tenía algunos recuerdos oscuros de la juerga que se había puesto durante la noche anterior. "¡Carajo, que buenas fiestas hace el cabrón de Palazuelos!" dijo en voz alta, para luego percatarse que tenía que cuidar las formas pues la Gaviota aún no había despertado.
Hundido en sus profundas cavilaciones, Kike adquirió cierta conciencia de que debía hacer algo importante pero la mitad de su memoria estaba nublada por la resaca producida la noche anterior (la otra mitad se había caracterizado por mantenerse perennemente escondida). Kike realizó un esfuerzo notable para tratar de recordar cual era esa actividad. Incluso pensó en despertar a la Gaviota para preguntarle pero tembló un poquito al pensar en lo mal humorada que se pondría, pues odiaba ser despertada antes del medio día. El esfuerzo hizo que algunas gotas de sudor se sintieran en su frente, sabía que ese era un día de singular importancia y se maldijo a si mismo por no poder recordar. Cuando estaba al borde de la desesperación, el teléfono timbró con fuerza. Kike se apresuró a contestarlo, tomó el aparato y corrió a encerrarse en el baño para no despertar a la Gaviota que apenas y se movió de manera instintiva cuando el sonido del aparato inundó a la habitación.
Kike contestó, en la otra línea se escuchó la seria voz del Doctor: "Kike, ¿ya estás listo?". Kike tuvo miedo de preguntar para que tendría que alistarse pero no tuvo más remedio: "¿Doc, que tenemos que hacer hoy?". Cerró los ojos en la espera de la respuesta pero un silencio se apoderó del otro lado del altavoz. Kike pudo escuchar como el Doctor trataba de controlar su furia respirando profundamente. Unos segundos después contestó con la rabia contenida: "Kike, hoy te hacen Presidente Electo". "¡A huevo!" - exclamó emocionado - "Carajo Doc eres un tolete para recordar. No te preocupes en un rato estoy listo".
Colgó el teléfono justo cuando la Gaviota entraba al baño. "¡Buenos días, mi amor!", la mujer le respondió con una mueca y Kike hizo mofa de la misma a sus espaldas. En realidad ella era lo que menos le importaba pues en un rato más le iban a nombrar Presidente y con ello tendría la oportunidad de hacer lo que más le gustaba en la vida: viajar en helicóptero. Kike dio algunos brinquitos al pensar que unas horas más estaría volando en uno de aquellos formidables aparatos. Pensó que toda la joda que traía consigo el ser político, todos las horas perdidas saludando a la prole, todos los aburridos discursos que tenía que aguantar... todo eso valía la pena por el hecho de trasladarse en helicóptero de manera constante, pues lo que Kike siempre anheló era ser piloto de helicópteros. Desafortunadamente Kike no tenía capacidad decisión y hacía lo que el tío Arturo y su excelso padrino Carlos le decían. Incluso lo habían obligado a hacer cosas aburridas como estudiar derecho (Kike nunca entendió como sin ir más que par de días a la escuela se había graduado con honores), ser diputado, gobernador y ahora presidente Él había aceptado por dos razones: porque no tendría que hacer prácticamente nada (ellos prometieron encargarse de todo) y porque podía volar en helicóptero. Era, desde la brevedad de su punto de vista, un buen negocio. Así que Kike se bañó, se perfumó y se puso un elegante traje. Tardó dos horas en acomodarse el peinado, pero tres botes vacíos de gel después quedó satisfecho. Se miró entonces al espejo y pensó que la prole tendría un presidente guapo. "Soy el puto amo" dijo Kike y se encaminó a donde una aburrida Gaviota le esperaba. Juntos abordaron una camioneta blindada y en el trayecto se dijeron pocas palabras. Kike solamente pensaba en el aparato volador que le llevaría a una sala llena de viejitos rolleros y extremadamente aburridos.
Colgó el teléfono justo cuando la Gaviota entraba al baño. "¡Buenos días, mi amor!", la mujer le respondió con una mueca y Kike hizo mofa de la misma a sus espaldas. En realidad ella era lo que menos le importaba pues en un rato más le iban a nombrar Presidente y con ello tendría la oportunidad de hacer lo que más le gustaba en la vida: viajar en helicóptero. Kike dio algunos brinquitos al pensar que unas horas más estaría volando en uno de aquellos formidables aparatos. Pensó que toda la joda que traía consigo el ser político, todos las horas perdidas saludando a la prole, todos los aburridos discursos que tenía que aguantar... todo eso valía la pena por el hecho de trasladarse en helicóptero de manera constante, pues lo que Kike siempre anheló era ser piloto de helicópteros. Desafortunadamente Kike no tenía capacidad decisión y hacía lo que el tío Arturo y su excelso padrino Carlos le decían. Incluso lo habían obligado a hacer cosas aburridas como estudiar derecho (Kike nunca entendió como sin ir más que par de días a la escuela se había graduado con honores), ser diputado, gobernador y ahora presidente Él había aceptado por dos razones: porque no tendría que hacer prácticamente nada (ellos prometieron encargarse de todo) y porque podía volar en helicóptero. Era, desde la brevedad de su punto de vista, un buen negocio. Así que Kike se bañó, se perfumó y se puso un elegante traje. Tardó dos horas en acomodarse el peinado, pero tres botes vacíos de gel después quedó satisfecho. Se miró entonces al espejo y pensó que la prole tendría un presidente guapo. "Soy el puto amo" dijo Kike y se encaminó a donde una aburrida Gaviota le esperaba. Juntos abordaron una camioneta blindada y en el trayecto se dijeron pocas palabras. Kike solamente pensaba en el aparato volador que le llevaría a una sala llena de viejitos rolleros y extremadamente aburridos.
"¡Carajo Kike, pon atención!", gritó un desesperado Doctor. "Perdón, perdón" - balbuceó Kike quien se había pasado los primeros cinco minutos del vuelo con la nariz pegada a la ventanilla del aparato. El Doctor suspiró pensando en lo que tenía que aguantar para poder entrar al negocio del presupuesto federal , se acomodó los lentes y prosiguió: "A ver Kike, entonces vas a llegar a saludar a todos los magistrados de mano y te sentarás a escuchar lo que digan sin parpadear, tienes que simular perfectamente que estás entendiendo todo, ya lo hemos practicado muchas veces. Recuerda que detrás de ti estarán Don Beltroni y Don Gamboini y no querrás hacerles pasar un mal rato, ¿verdad?" Kike sintió un breve escalofrío al enterarse de que ambos personajes estarían ahí. Lo menos que quería es tener que vérselas con aquellos dos siniestros y atemorizantes hombres que parecían villanos de telenovela de su gran amiga Carla Estrada, por lo tanto trató de poner más atención. El Doctor continuó con su explicación: "Cada magistrado, son siete ¿eh Kike?, va a hablar un rato. Después te van a llamar. Tu vas a Saludar al de barba blanca quien te va a entregar tu diploma de presidente electo. Luego vas a leer este discurso que te entrego ahora". "¡No mames Doc" - interrumpió Kike con cara de fastidio - "¿tengo que hacerlo". El Doctor respondió vehemente: "Si, ya te lo expliqué varias veces, tienes que hacerlo". Kike hizo un puchero. Detestaba leer, odiaba las páginas llenas de letritas y desearía tener a alguien que le dibujara los discursos en lugar de escribírselos. Revisó las hojas que le entregó el Doctor y trató de aprenderse una frase que le pareció contundente: "Nuestro país tiene mares, playas y litorales", aburrido decidió que ya tenía suficiente con la lectura. La Gaviota bostezó con evidente hastío.
En ese momento el helicóptero giró y voló sobre el edificio del Tribunal Electoral. Abajo pudo verse a un grupo de personas que apenas vieron el aparato comenzaron a hacerle señales. Kike se mostró emocionado: "¡mira doc, no mames, prole apoyándome!". "No, Kike, no son personas acarreadas por el partido, son personas que están en tu contra" - respondió un harto Doctor. "Ahhh...son los del 1 - 2 -3, ¿no?" El Doctor se prestaba a darle un zape pero fue interrumpido por la voz del piloto que anunciaba que estaban próximos a aterrizar. Kike hizo una exclamación de felicidad y apoyó la nariz de nuevo contra la ventanilla. Le fascinaba ver el descenso de su grandioso aparato volador.
Cuando descendieron Kike se despidió con tristeza del helicóptero y susurrando le dijo a la nave: "ahora vengo". Mecanicamente tuvo la intención de ir a saludar a la prole que se encontraba en las afueras del recinto pero un firme jalón de la manga se lo impidió. El Doctor acompañó esa acción con una fustigadora mirada. Kike se prometió a si mismo que trataría de portarse bien, miró que la Gaviota saludaba a todo el mundo con esa sonrisa aprendida en La Dueña y pensó en enviarle algún regalo a Emilito por haberle elegido a tan buena esposa. Saludó a los viejitos (maestros o magistrados, no pudo recordar lo exactamente lo que eran) que le esperaban y juntos entraron al salón. Ahí vio a varias caras que le parecían conocidas y se preguntó porque el tío Arturo y el Padrino Carlos se habían negado a ir a tan importante evento. Kike tuvo sonrisas para todos, pero se cuadró con seriedad cuando llegó a donde se encontraban Don Beltroni y Don Gamboini. Luego se sentó junto a La Gaviota y esperó a que todo comenzará.
Los viejitos, y una señora que le recordó a su solterona prima Eduviges, comenzaron a hablar. A Kike le costó mucho trabajo parecer atento. Se llevó la mano a la barbilla para simular que prestaba atención (cosa que le habían enseñado en el CEA) y luchó con todas sus fuerzas para no regresar corriendo a su adorado helicóptero. Finalmente todos los maestros (¿o magistrados?, ¿o cómo?) terminaron de fijar algo que llamaron "posturas" (Kike los observó con mucha atención para ver como estaban sentados) y el de las barbas blancas le llamó para que subiera al estrado. Kike se animó un poco pues le gustaba ser el centro de atención. Se puso de pie y recordó las instrucciones del Doctor. Saludó al maestro de las barbas blancas y éste le entregó un diploma. A Kike el papel le pareció tan bonito que volteó para que los fotógrafos ahí reunidos pudieran mirarlo. Una nube de flashes casi lo cegaron, pero él adoraba esas luces. Luego lo invitaron a que leyera su discurso. Kike se paró frente al atril y trató de leer sin titubear. Se inspiró, como siempre lo hacía cuando tenía que hablar en público, en aquel niño de cuarto año de primaria que ganó un concurso de oratoria en su estado cuando él la hizo de gobernador. Kike trató de imitarlo y al término de su intervención se sintió muy satisfecho, estaba seguro que lo había hecho muy bien pues hasta se pararon a aplaudirlo. Incluso el Doctor, Don Beltroni y Don Gamboini, parecían contentos. Kike reprimió un gritito de felicidad.
Entre aplausos bajó de la tarima, le dio un beso en la mejilla a la Gaviota y el Doctor le brindó un par de palmadas en la espalda mientras le decía al oído: "viene tu primer besamanos". Kike sintió asquito al pensar en que toda ese gente le iba a dar besos en las manos, pero se tranquilizó al ver que simplemente hacían fila para saludarlo. Comenzó a impacientarse y cuando recibió la última felicitación resopló aliviado. Era el momento de regresar a su adorado helicóptero. Tuvo que aguantar unos minutos más y finalmente volteó a ver al Doctor quien bajó la mirada en señal aprobatoria. Feliz, Kike se apresuró para llegar al aparato, se sentó orgulloso en asiento del copiloto y le ordenó al Capitán de la nave que despegara. Casi se olvida del Doctor y de la Gaviota quienes con mucho trabajo alcanzaron a llegar antes de que levantaran vuelo.
"¡Yeii!" Exclamó Kike cuando el helicóptero se elevó por los aires y le pregunto al doctor: "Oye Doc, y ¿qué pedo ahora que ya soy presidente podré volar más en helicóptero?" El Doctor sonrió condescendiente y le contestó: "No solo eso Kike, te han comprado un avión nuevo". Kike volteó con cara de asombro: "¡No pinches mames Doc!, ¿un avión?, ¿solo por ser presidente?, ¿quién chingados pagó por esa madre?". El Doctor sonrió y le dijo con malicia: "La prole, Kike, la prole". "¡Pinche Prole chingona!, ¡si saben que ya tienen a un presi bien bonito!" dijo Kike mientras soltaba una sonora carcajada. Enseguida tomó su "smart phone" y marcó un número: "¿Diamante Negro?, que pedo cabrón...ya, ya tengo mi diploma y está bien chingón. ¿Qué crees wey?, tendré un avión nuevo cabrón...si wey, nuevecito...¿Cómo quien lo pagó?, ¡la prole, wey, la pinche prole!...oye, revén hoy en mi casa, llámale al Rulo y al Rulli y a los demás, que tenemos que celebrar cabrón...si a huevo, todos los gastos pendejos corren por mi cuenta...no wey...que por mi cuenta: ¡la prole paga!...órale cabrón ahí nos vemos"...Kike colgó y le ordenó al piloto que pisara el acelerador. La Gaviota bostezó con total indiferencia.
Así las cosas hoy viernes...
Salud pues......
Cuando descendieron Kike se despidió con tristeza del helicóptero y susurrando le dijo a la nave: "ahora vengo". Mecanicamente tuvo la intención de ir a saludar a la prole que se encontraba en las afueras del recinto pero un firme jalón de la manga se lo impidió. El Doctor acompañó esa acción con una fustigadora mirada. Kike se prometió a si mismo que trataría de portarse bien, miró que la Gaviota saludaba a todo el mundo con esa sonrisa aprendida en La Dueña y pensó en enviarle algún regalo a Emilito por haberle elegido a tan buena esposa. Saludó a los viejitos (maestros o magistrados, no pudo recordar lo exactamente lo que eran) que le esperaban y juntos entraron al salón. Ahí vio a varias caras que le parecían conocidas y se preguntó porque el tío Arturo y el Padrino Carlos se habían negado a ir a tan importante evento. Kike tuvo sonrisas para todos, pero se cuadró con seriedad cuando llegó a donde se encontraban Don Beltroni y Don Gamboini. Luego se sentó junto a La Gaviota y esperó a que todo comenzará.
Los viejitos, y una señora que le recordó a su solterona prima Eduviges, comenzaron a hablar. A Kike le costó mucho trabajo parecer atento. Se llevó la mano a la barbilla para simular que prestaba atención (cosa que le habían enseñado en el CEA) y luchó con todas sus fuerzas para no regresar corriendo a su adorado helicóptero. Finalmente todos los maestros (¿o magistrados?, ¿o cómo?) terminaron de fijar algo que llamaron "posturas" (Kike los observó con mucha atención para ver como estaban sentados) y el de las barbas blancas le llamó para que subiera al estrado. Kike se animó un poco pues le gustaba ser el centro de atención. Se puso de pie y recordó las instrucciones del Doctor. Saludó al maestro de las barbas blancas y éste le entregó un diploma. A Kike el papel le pareció tan bonito que volteó para que los fotógrafos ahí reunidos pudieran mirarlo. Una nube de flashes casi lo cegaron, pero él adoraba esas luces. Luego lo invitaron a que leyera su discurso. Kike se paró frente al atril y trató de leer sin titubear. Se inspiró, como siempre lo hacía cuando tenía que hablar en público, en aquel niño de cuarto año de primaria que ganó un concurso de oratoria en su estado cuando él la hizo de gobernador. Kike trató de imitarlo y al término de su intervención se sintió muy satisfecho, estaba seguro que lo había hecho muy bien pues hasta se pararon a aplaudirlo. Incluso el Doctor, Don Beltroni y Don Gamboini, parecían contentos. Kike reprimió un gritito de felicidad.
Entre aplausos bajó de la tarima, le dio un beso en la mejilla a la Gaviota y el Doctor le brindó un par de palmadas en la espalda mientras le decía al oído: "viene tu primer besamanos". Kike sintió asquito al pensar en que toda ese gente le iba a dar besos en las manos, pero se tranquilizó al ver que simplemente hacían fila para saludarlo. Comenzó a impacientarse y cuando recibió la última felicitación resopló aliviado. Era el momento de regresar a su adorado helicóptero. Tuvo que aguantar unos minutos más y finalmente volteó a ver al Doctor quien bajó la mirada en señal aprobatoria. Feliz, Kike se apresuró para llegar al aparato, se sentó orgulloso en asiento del copiloto y le ordenó al Capitán de la nave que despegara. Casi se olvida del Doctor y de la Gaviota quienes con mucho trabajo alcanzaron a llegar antes de que levantaran vuelo.
"¡Yeii!" Exclamó Kike cuando el helicóptero se elevó por los aires y le pregunto al doctor: "Oye Doc, y ¿qué pedo ahora que ya soy presidente podré volar más en helicóptero?" El Doctor sonrió condescendiente y le contestó: "No solo eso Kike, te han comprado un avión nuevo". Kike volteó con cara de asombro: "¡No pinches mames Doc!, ¿un avión?, ¿solo por ser presidente?, ¿quién chingados pagó por esa madre?". El Doctor sonrió y le dijo con malicia: "La prole, Kike, la prole". "¡Pinche Prole chingona!, ¡si saben que ya tienen a un presi bien bonito!" dijo Kike mientras soltaba una sonora carcajada. Enseguida tomó su "smart phone" y marcó un número: "¿Diamante Negro?, que pedo cabrón...ya, ya tengo mi diploma y está bien chingón. ¿Qué crees wey?, tendré un avión nuevo cabrón...si wey, nuevecito...¿Cómo quien lo pagó?, ¡la prole, wey, la pinche prole!...oye, revén hoy en mi casa, llámale al Rulo y al Rulli y a los demás, que tenemos que celebrar cabrón...si a huevo, todos los gastos pendejos corren por mi cuenta...no wey...que por mi cuenta: ¡la prole paga!...órale cabrón ahí nos vemos"...Kike colgó y le ordenó al piloto que pisara el acelerador. La Gaviota bostezó con total indiferencia.
Así las cosas hoy viernes...
Salud pues......
1 comentario:
Uno no sabe si reir o llorar con esta ¿sátira? ¿crónica?, aún no estoy seguro en cual de las categorías entra este texto...
Saludos :D
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