El problema es simple: no había necesidad de hacer dos películas del último libro de Harry Potter: Las Reliquias de la Muerte.
Permítanme recalcar algo que este blog ha hecho a la largo de sus casi 7 años de vida: el cine y la literatura son dos lenguajes completamente diferentes e incluso las obras fílmicas que tienen como sustento a alguna de carácter literario, deben verse como algo completamente diferente. Entiendo la dificultad del asunto, pero los soportes para mirar un filme y para leer un libro son distintos en toda la extensión de la palabra por lo tanto jamás una película puede ser igual a un libro y viceversa. Esa idea de adaptar 100% el libro de Harry Potter a una película, me parece de lo más descabellada por ende estamos ante una película que pudo ser un excelente colofón pero que se convierte en un asunto completamente rebuscado al intentar ser copia exacta de lo que J.K Rowling escribió en el último libro de la serie sobre el ahora adolescente mago. Una sola película de tres horas hubiese resultado en algo suficiente, en algo mucho más de acorde al tipo de película que uno espera ver como parte del género al que pertenecen las de Harry Potter. Pero aquí se ha hecho una cinta exclusiva para aquellos que realmente están clavados en la historia de Potter y que de alguna manera u otra le han puesto rostro a lo que alguna vez leyeron gracias al filme.
En realidad el asunto es una pena porque por primera vez en 7 películas existen cosas realmente positivas en una película potteriana. Al sacar finalmente a los protagonistas de Hogwarts y romper con las líneas narrativas de los filmes anteriores (las cuales correspondían al año escolar en la escuela de magos) los protagonistas finalmente comienzan a adquirir dimensiones interesantes. La seguridad que les brindaba el castillo que fungía como escuela, la desaparición de su protector y el enfrentarse al mundo real; los convierte en fugitivos en la búsqueda por métodos para acabar con el malvado Voldemort, pero al mismo tiempo comienzan una interesante odisea por tratar de encontrarse a si mismos y cual es su lugar en el mundo. Son personajes perdidos y sin mucha esperanza de éxito, por ende el filme adquiere un tono obscuro, denso, que la brinda de una atmósfera de triste, sombría, compleja de la que uno infiere que tendrán mucha dificultad para salir.
Lo que sucede entonces es la enorme cantidad de detalles que el filme tiene hace que tenga vaivenes narrativos que son desesperantes provocando que por momentos la película pierda ritmo y por ende que uno como espectador termine preguntándose en que momento comienza la acción. La película se pierde entre una serie de diálogos y situaciones que bien pudieron haberse quedado en la sala de edición.
Y si, entiendo que la idea de dividir el guión escrito sobre el último libro de Harry Potter tenga que ver con asuntos monetarios (en realidad, todo lo referente al mago gira en torno al tema dólares) pero creo que hubiese valido la pena hacer una película que termine dignamente con la serie. Tal vez esa la veremos en la octava entrega de la trama, espero que así sea. Si tengo que hacer un símil del asunto diría si a Lucas le tomó dos precuelas para entregarnos The Revenge of the Sith, parece ser que a los creadores de Potter les ha tomado 7 filmes para quizá al último dejarnos con algo que realmente valga la pena. Ya veremos.
Así las cosas hoy domingo...
Salud pues......
No hay comentarios.:
Publicar un comentario