No recuerdo si alguna vez les platiqué que uno de mis personajes favoritos en toda la historia del cine y la literatura es Rob Gordon. Gordon es el personaje principal de la novela High Fidelity (del gran Nick Hornby) y de la extraordinaria película del mismo título dirigida por Stephen Frears. Me encanta Gordon porque comparto con él dos cosas: la obsesión por la música y por hacer listas de absolutamente todo.
Uno de los momentos más memorables tando del filme como de la novela es este, cuando Gordon hace una lista de las 5 peores rupturas que ha tenido en su vida:
El punto es que este personaje - que vive rodeado de discos y canciones - tiene esta tendencia: la de irle dando jerarquía a todas las cosas que le han sucedido en la vida. Hago lo mismo. Probablemente esta idea tenga que ver con el hecho de que tanto Gordon, como yo, nos hemos pasado años leyendo listas de popularidad como el BillBoard o la de las 100 mejores películas de la historia del cine. Entonces lo que hacemos es ir adaptando nuestra propia visión del mundo a una serie de jerarquías que van conformando a nuestra propia memoria personal. Y solemos entrar en conflicto con quien hace lo mismo, con quien se atreve a ir jerarquizando en categorías a cuestiones que para uno resultan tan importantes como lo son el cine y la música. Porque así como a muchos los definen el grado académico, los libros que han leído o los viajes o actividades que han hecho, a muchos entes raros que habitamos en este planeta nos terminan por definir las canciones que hemos escuchado o las películas que hemos visto.
Ayer miraba dos programas de televisión: uno era los 100 Artistas Más Grandiosos de VH1 y el otro fue uno que - de manera realmente sorpresiva pasó la TV local - sobre los 50 momentos más importantes de los Grammys. El primero presentó a los artistas del número 100 al 81. Una lista que incluyó a gente de contrastes como Steely Dan, Mariah Carey, Journey, Elvis Costello o Alicia Keys. El segundo presentó momentos con Barbra Streisand y Neil Diamond, Michael Jackson, Stevie Wonder, Joss Stone y Melissa Ethridge, Bruce Springsteen para terminar - sorprendentemente - con que el mejor "momento Grammy" de la historia fue la presentación de Green Day con American Idiot.
Y como generador de mis propias e insensatas listas, siempre tengo muchos conflictos con este tipo de programas. Suelo pelearme en secreto (¿a quién engaño? lo hago en voz alta) con la Televisión cada vez que aparece un nombre que me parece no debería estar en los listados o que tendría, según mi propio punto de vista (o mis propias listas), ocupar otro lugar en la pretensión de jerarquizar a artistas de acuerdo a criterios que evidentemente son total y absolutamente subjetivos.
Aún así el asunto de ir creando listas me parece tiene tres vertientes: es natural, divertido y completamente absurdo. Es natural porque es algo que hacemos todos aún sin darnos cuenta. Piensen por ejemplo en cuantas veces no han pensado en cual ha sido el mejor viaje de su vida o cual ha es su comida favorita, al hacerlo invariablemente harán una lista de los mismos, por ende - tal vez sin darnos cuenta - esto de generar jerarquías y categorías es parte de nuestra vida misma. Y eso resulta en algo realmente divertido, porque cada uno de los momentos o cosas listados generalmente traen consigo a recuerdos y/o situaciones en las que pudimos ser felices, a menos claro, que sean tan freaks como Rob Gordon y generen listas de los peores momentos de su vida lo cual - pensándolo bien - también puede traer consigo una buena dosis de ese humor negro que muchas veces es realmente necesario.
¿Pero no resulta acaso un absurdo absoluto el ir jerarquizando todos nuestros momentos y gustos? Si lo es, porque uno realmente debería ir por la vida haciendo de cada instante el mejor, el top 1, tal vez seríamos más felices y la nostalgia sea un sentimiento desconocido. Pero contradictoriamente hay absurdos que resultan necesarios y tengo la convicción que en mi caso - y quizá en alguno de ustedes, queridos seven readers - el generar listados personales es una necesidad, ridícula tal vez, pero necesidad al fin y al cabo. Porque cada lista representa un camino recorrido, una opinión sobre un tema, una nostalgia que ha sido desempolvada, en otras palabras las listas son tan similares a la vida que uno ha cargado consigo y al equipaje de sueños que en algún momento pretendimos llevar con nosotros en esta avenida de la existencia.
Número 12:
Oh Mamá, ella me ha besado de Pablito Ruiz...
Y hablando de listas, volvamos al Top 20 de las peores canciones en Español.
Pablito Ruiz no puede ser catalogado ni como artista, ni como cantante. En realidad me cuesta mucho trabajo catalogarlo de alguna manera. Creo que es de esos tíos a los que la televisión inventa para demostrarle al mundo que el 99% de sus televidentes tiene tendencias masoquistas, porque solo de esa manera puedo explicarme que alguien decida comprar o tener en su colección musical cualquier cosa que este poco agraciado personaje haya producido en su lamentable carrera artística.
Y una de esas cosas es Oh Mamá, ella me ha besado...
Una tonadita taladrante, una letra pobre y un grito desesperado a de un pre adolescente asustado por que una chica le ha besado (¿Quién siendo adolescente se asusta de eso?) componen a esta lamentable canción que llega a esta lista, demostrando que el tal Pablito debió dedicarse a otra cosa antes que ha cantante. Afortunadamente nuestro masoquismo no llegó a tanto y nos olvidamos de este personaje hace muchos años, aunque en un tiempo reciente buscó hacerse publicidad a costa de la sexualidad de Ricky Martin, para pasar nuevamente al olvido.
Así que aquí la tienen, la número 12 en la lista de las peores canciones en español, de Pablito Ruiz: Oh Mamá, ella me ha besado.
La peor línea:
Carajo, TODA la canción...ahí se las dejo...
Así las cosas hoy lunes....
Salud pues.......
1 comentario:
Espantoso tema del pablito. Yo la empataría con otro mozalbete de la època: Lorenzo antonio y su tema "inexperta y sensual", en donde uun experimentado y experto puber se aprovechara de una ingenua cuasi niña.
Salu2
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