En el mundo de la cinefilia existe una raza muy devota a Quentin Tarantino. Le consideran un virtuoso, un innovador, uno de los grandes genios del séptimo arte. Para los más acérrimos fans de Tarantino el cine se divide en un antes y un después de lo hecho por el cineasta norteamericano. Yo tengo la impresión de que si piensan en esto, es porque no han hecho algo que si hizo Tarantino: ver mucho cine. En realidad, creo que Tarantino es un bastardo cinematográfico, es decir una mezcla de lo mejor y lo peor del cine norteamericano, alguien que ha creado un estilo con base en lo hecho por Scorsese, Ford, Spielberg, Peckipah o Hawks. Su gran virtud es precisamente esa: ser la mezcla de todos los anteriores, pero me parece que es una mezcla que se queda en la mera formalidad y que no profundiza en aspectos temáticos que vayan más allá del estilo, para crear un auténtico discurso cinematográfico.
No me mal interpreten: el tipo sabe lo que hace. Hay que ver una de las primeras escenas de su nueva película Inglorious Basterds para darse cuenta de que Tarantino ha aprendido la lección. Estamos en la campiña de la Francia Ocupada en 1941. Un hombre corta leña mientras su hija tiende la ropa. Una sábana completamente blanca cubre la mitad del encuadre: simboliza pureza. Una pureza que está a punto de ser violentada cuando detrás de la misma vemos a un convoy acercarse: el horror está en camino. Eso - mis bien informados Seven Readers - es cine clásico al máximo. Y en realidad quizá los Bastardos sin gloria sea la película más clásica de Quentin Tarantino. Un filme intimamente emparentado con Doce del Patíbulo o los Cañones de Navarone (lo que resulta evidente desde los títulos de entrada al filme), pero sin los dilemas morales que si presentaban las dos clásicas películas de Guerra. A Tarantino, la Segunda Guerra Mundial solo le sirve de pretexto para presentar a sus amorales personajes cuyas motivaciones son la venganza o el instinto violento inherente, de acuerdo con Tarantino, a todo ser humano. Es decir, esas obsesiones que le han convertido en un cineasta de culto.
Ingloriuos Basterds es un entonces un filme clásico de Tarantino: un Pastiche cinematográfico que se mueve entre el humor negro y la violencia extrema. La Segunda Guerra Mundial según Tarantino, contada con variaciones en su ritmo narrativo: largas y bien cuidadas secuencias en las conversaciones, con una cámara que se sitúa como un espectador de lo que ahí sucede, para luego convertirse en la trepidante narradora de la explosión de violencia que le sigue a la calma de la conversación: el sello particular del director.
Y con actuaciones de primer nivel. Brad Pitt se mete en el papel del teniente Aldo Reine el lider de los Bastardos (o los Basterds, como en el filme les llaman los Nazis) una compañía secreta del ejército norteamericano destinada a causar terror entre las patrullas de combate alemanas destacadas en Francia. Pitt es eficaz porque entiende que su personaje es una parodia de los galenes del cine hollywoodense filmado durante los años de la guerra, por ende a pesar de ser un tipo sin remordimientos y extremadamente violento, Reine es un tío que resulta sumamente simpático para el espectador. Es sin embargo Christhoper Waltz (seguramente nominado al Oscar como actor de reparto) quien termina por robarse el filme. Lo logra con versatilidad al hablar varios idiomas y al manejar sus cambios de humor con un timing realmente preciso, sin perder de vista que también tiene que ser una terrorífica parodia de un oficial de alto rango de la temible SS nazi. Y por supuesto está la femme fatale, o en este caso dos de ellas: la bellísima Mélanie Luarent y la elegante Diane Kruger que le dan un toque de sensualidad inherente a este tipo de filmes y por supuesto a la propia filmografía de Tarantino.
En resumen, Inglorious Basterds es un filme de Quentin Tarantino o lo que es lo mismo: un divertimiento inteligente. Estamos ante un hábil realizador que conoce sin duda todos los recovecos y las posibilidades del lenguaje cinematográfico, utilizándolos para crear películas técnicamente impecables, pero que no pasan de ser divertidas al extremo. Estamos ante un hombre que se mueve entre la línea que divide a los directores de los autores sin llegar al extremo de la autoría, porque la concepción del mundo de Tarantino carece de posturas éticas, de dilemas filosóficos o de una clara postura ante la vida. Su cine es muy vacuo en ese sentido y por ende dista mucho de todos aquellos directores a los que ha consumido al máximo para poder realizar sus filmes. En pocas palabras, es otro filme de un brillante director con muy poco que decir.
Así las cosas hoy martes....
Salud pues.......
4 comentarios:
David, no sea tan duro con Tarantino. Hacer "divertimiento inteligente" en esta época no es poca cosa.
¡Saludos!
Nota que no vale medio taco de maciza pero que me vino a la mente: en realidad es un escuadrón, una compañía son como ciento veinte pelados...
"un divertimiento inteligente" No la podría describir mejor. Me gusto la peli.
Saludos :D
Pues sí, lo soy. Soy una de esas fans from hell de Tarantino, y al ver esta movie no pude sino reiterarme como tal. Me encantó que es distinta a las otras movies, la vi mucho más profesional como bien dices, muy de cine clásico, yet sin perder el super original toque Tarantinesco. Se me fue como agua todo el tiempo que dura la movie y la vería muchas veces.
Sí!! En efecto Christhoper Waltz se lleva la movie de corbata. Qué bárbaro, qué buena actuación. Puedes odiarlo, reirte con él, temerle. Extraordinario.
Two thumbs up!
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